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Últimas palabras de Benedicto XVI: “Señor, te quiero”; y por escrito: “Pido perdón”

El papa emérito Ratzinger, fallecido el sábado, dedica en su última carta a defender la “razón de la fe” frente a la ciencia>

El cuerpo de San Francisco Javier en la capilla de la Universidad de Deusto
Primera imagen del papa emérito fallecido, Benedicto XVI, cuyos restos fueron expuestos en la capilla del monasterio vaticano donde vivió desde su renuncia Primera imagen del papa emérito fallecido, Benedicto XVI, cuyos restos fueron expuestos en la capilla del monasterio vaticano donde vivió desde su renuncia (The corpse of Pope Emeritus Benedict XVI exhibited in the chapel of the Mater Ecclesiae monastery/EFE)

Las últimas palabras de Benedicto XVI antes de fallecer, este sábado a las 9.34 de la mañana, fueron: “Signore, ti amo" (Señor, te quiero", en italiano). Así lo ha contado el mismo secretario personal de Benedicto, Georg Gänswein, que ha explicado que las pronunció alrededor de las 3 de la mañana, unas horas antes de morir, ante la presencia de un enfermero que se lo dijo a él mismo poco después.

"Fueron sus últimas palabras comprensibles, porque después ya no pudo expresarse", ha asegurado Gänswein a los medios del Vaticano.

El papa emérito murió a los 95 años de edad en el Monasterio Mater Ecclesiae, en los jardines del Vaticano, donde ha vivido desde su renuncia histórica en el 2013 y donde este domingo reposan sus restos mortales antes de que sean trasladados el lunes por la mañana a la Basílica de San Pedro para la capilla ardiente.

La primera persona que acudió al Monasterio después de su muerte fue el papa Francisco, según ha confirmado el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni. Jorge Mario Bergoglio, que había dado instrucciones de que fuera informado inmediatamente de su situación, recibió la llamada de Gänswein, el leal secretario personal de Benedicto XVI, para avisarle de su deceso.

Entonces, en apenas diez minutos, el papa jesuita se desplazó hasta Mater Ecclesiae para rezar junto a su cuerpo y darle una bendición final.

Ratzinger dejó escrita una breve carta de dos folios antes de morir donde repasa brevemente su trayectoria y agradece a sus padres haberle dado la vida y los recursos para llevar adelante su carrera.

En la misiva, pide perdón “de corazón” a todos aquellos a los que haya podido perjudicar con sus decisiones o palabras.

En su último escrito, Ratzinger vuelve a expresarse en su forma más conservadora para atacar a la ciencia. “Manteneos firmes en la fe, no os dejéis confundir”, pide a sus seguidores. “A menudo parece que la ciencia ―las ciencias naturales, por un lado, y la investigación histórica, por otro― es capaz de ofrecer resultados inconfundibles frente a la fe católica”, comienza.

Benedicto XVI prosigue en su misiva, asegura que ha visto “transformaciones de las ciencias naturales desde los tiempos lejanos” y ha podido “constatar cómo, al contrario, se han desvanecido aparentes certezas contra la fe, demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones filosóficas sólo aparentemente vinculadas a la ciencia”.

En sus 60 años de teólogo, Ratzinger asegura haber visto “desmoronarse tesis que parecían irreductibles, demostrando que eran solo hipótesis”. Entre ellas, habla de la generación liberal, con referentes como los protestantes alemanes Adolf von Harnack y Adolf Jülicher; la existencialista, como Rudolf Bultmann; o la “generación marxista”.

“He visto y veo cómo del barullo de las hipótesis ha emergido y emerge nuevamente la razón de la fe. Jesucristo es verdaderamente la vía, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es de verdad su cuerpo”, defiende Benedicto XVI en el texto.

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