Del 26 al 30 de agosto de este año, representantes de Earthworks, en colaboración con CEMDA (Centro Mexicano de Derecho Ambiental) y Conexiones Climáticas, llevaron a cabo una visita a comunidades en Campeche y Tabasco, zonas afectadas por la expansión de la infraestructura de petróleo y gas. Durante esta expedición, se documentó una alarmante situación de contaminación del aire vinculada a instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) y otras compañías.
Las imágenes obtenidas mediante la cámara de detección de gas FLIR evidencian emisiones constantes de metano y otros contaminantes, derivados principalmente de mecheros en instalaciones de procesamiento y distribución de gas, como las de Atasta, Cactus y el terminal de separación en Dos Bocas. La investigación también señala un fenómeno de quema ineficiente, donde el metano es parcialmente oxidado a dióxido de carbono, resultando en emisiones significativas a la atmósfera.
El metano, un potente gas de efecto invernadero, es 86 veces más efectivo que el dióxido de carbono en el calentamiento global a corto plazo. Las emisiones derivadas de esta actividad industrial no solo agravan la crisis climática, sino que también presentan serios riesgos para la salud de las comunidades cercanas. Residentes han reportado síntomas como dolores de cabeza, náuseas, y problemas respiratorios, así como fuertes olores a gases de hidrocarburos.
Además, la situación es preocupante debido a los planes de expansión de instalaciones de petróleo y gas en el Golfo de México, que ya representa alrededor del 90% de la producción de petróleo y gas en el país. El nuevo gasoducto Puerta al Sureste, operado por TC Energy en asociación con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), promete mover 1.3 billones de pies cúbicos de gas al día una vez inaugurado en 2025. Esto podría intensificar aún más la contaminación en una región que alberga uno de los ecosistemas más ricos del mundo.
Organizaciones como Greenpeace han advertido sobre el impacto ambiental de proyectos como el gasoducto Sur de Texas-Tuxpan, que afecta a los arrecifes de coral en Veracruz. Mientras tanto, el gobierno mexicano ha promovido una inversión de 20 billones de dólares en infraestructura relacionada con combustibles fósiles, a pesar de las evidencias que sugieren que esta dependencia es insostenible y perjudicial para el medio ambiente y la salud pública.
Los datos de Environmental Defense Fund (EDF) revelan que ciertas instalaciones en el Golfo han emitido hasta diez veces más metano de lo que reporta el gobierno, suficiente para abastecer anualmente a la mitad de la población mexicana. Esto resulta irónico, dado que México se comprometió a reducir sus emisiones de metano en un 30% para 2030.
Los miembros de las comunidades afectadas están alzando la voz, demandando justicia y un cambio en el modelo económico que los convierte en zonas de sacrificio. Conexiones Climáticas y CEMDA están trabajando para empoderar a estas comunidades, proporcionando apoyo legal y ayudando a cambiar la narrativa en torno a la expansión de la infraestructura fósil.
Patricia Rodríguez, termógrafa de Earthworks, enfatizó la necesidad urgente de reducir las emisiones y lograr justicia para las poblaciones afectadas. Mientras tanto, el director de CEMDA, Carlos Asunsolo, instó a las autoridades a actuar con prontitud para mitigar las emisiones de metano, destacando que este es un momento crítico para reparar el daño causado por la industria de combustibles fósiles.
La situación en el Golfo de México es un claro recordatorio de la necesidad de una transición energética justa y del respeto por la salud y el bienestar de las comunidades vulnerables que están en la línea de fuego de la expansión de la infraestructura de petróleo y gas.