A pocos días de las elecciones en Estados Unidos, la frontera sur de México enfrenta una crisis migratoria sin precedentes. En Tapachula, Chiapas, las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) están colapsadas por la llegada de miles de migrantes, en su mayoría de Centroamérica, Venezuela, Cuba, y Nicaragua. Estos migrantes, que escapan de la violencia y la pobreza en sus países, buscan adelantar sus citas de asilo a través de la aplicación CBP One para ingresar a Estados Unidos. Sin embargo, la situación se complica por la inseguridad y el caos en las rutas migratorias de México.
Incremento de la presión migratoria en Tapachula
César Augusto Cañaveral Pérez, quien coordina la Pastoral de Movilidad Humana en Tapachula, explica que la saturación de la aplicación CBP One ha aumentado considerablemente el flujo migratorio en la región. “Por la solicitud de esta aplicación, está sobrepoblado… está creciendo más de un 80 % la población alojada”, comenta, agregando que la demanda ha transformado a Tapachula en el epicentro de trámites migratorios que antes se realizaban en Estados Unidos. Cañaveral Pérez también alerta sobre el incremento en los casos de violencia y extorsión, debido a la presencia de grupos criminales que controlan la ruta migratoria, especialmente en la carretera federal 200.
Violencia en las rutas migratorias
Esta carretera, una de las más transitadas por las caravanas de migrantes que cruzan desde Guatemala, se ha convertido en un escenario de riesgo. Los migrantes frecuentemente denuncian secuestros, asaltos, y extorsiones.
En el trayecto, los migrantes enfrentan peligros constantes. A mediados de octubre, un grupo de motociclistas intentó secuestrar a varios migrantes cerca de Pijijiapan, lo que obligó a Protección Civil y otras autoridades a intervenir. Aunque brindaron asistencia médica y refugio temporal, el apoyo es insuficiente frente a la magnitud de la crisis.
Un grito de protesta en la frontera
Más de 45 mil migrantes permanecen atrapados en Tapachula, donde la falta de citas de CBP One complica sus posibilidades de avanzar. Como acto de protesta, dos caravanas partirán el próximo 5 de noviembre, coincidiendo con la jornada electoral en Estados Unidos. Estas caravanas, que se dirigirán hacia el norte, representan la cuarta y quinta movilización en dos meses, anticipándose a ser uno de los mayores desplazamientos de migrantes en la historia reciente de la frontera sur.
Cada día, entre 600 y 700 personas de distintas nacionalidades, incluyendo familias africanas y niños, cruzan hacia Chiapas con la esperanza de llegar a Estados Unidos antes de fin de año.
Nuevas tácticas del crimen organizado
La presencia del crimen organizado añade otro nivel de peligro para los migrantes. Al cruzar el río Suchiate, algunos grupos criminales han implementado un sistema de “sellos” para controlar a los migrantes secuestrados, marcándolos para identificar su “autoridad”. Este fenómeno obliga a muchos a apresurar su salida de Tapachula, a pesar de los riesgos.
En paralelo, el Comité Internacional de Rescate (IRC) reporta un incremento alarmante en las detenciones de migrantes en México. Solo entre enero y julio de 2024, el país registró más de 700 mil detenciones, un aumento del 193 % en comparación con el año anterior. El flujo masivo de personas escapando de la pobreza y la violencia sigue bajo la observación de la comunidad internacional, que considera la situación como una grave crisis humanitaria en desarrollo en la frontera sur mexicana.
(Con información de EFE)