El gobierno de México ha informado sobre la captura de Omar Félix Loaiza, alias El Pelón, un importante líder de la facción La Chapiza, vinculada al cártel de Sinaloa. La detención, que se realizó el pasado jueves en un operativo coordinado, representa un golpe significativo al crimen organizado en la región noroeste del país.
El arresto fue ejecutado gracias a la colaboración entre varias instituciones de seguridad federal, incluyendo la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA), la Secretaría de Marina (SEMAR), la Fiscalía General de la República (FGR) y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). Según las autoridades, Loaiza fue arrestado en la colonia Las Quintas, en Culiacán, Sinaloa, tras un proceso de inteligencia y seguimiento.
Loaiza, quien también es conocido como El 8, era considerado uno de los principales responsables de la violencia y el tráfico ilícito en Sinaloa, Sonora y Baja California. Se le atribuyen varios delitos, entre ellos, homicidios, secuestros, extorsiones y el tráfico de drogas, armas y personas, especialmente hacia los Estados Unidos. Además, su facción estaba profundamente involucrada en la producción y distribución de fentanilo, un narcótico cuyo flujo hacia Arizona ha generado gran preocupación en ambos países.
Una pieza clave en la estructura del cártel de Sinaloa
El Pelón era uno de los principales operadores dentro del cártel de Los Chapitos, liderado por los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán. Esta organización continúa siendo una de las más poderosas en el narcotráfico, con una red de operativos y sicarios que han mantenido su influencia en diversas regiones de México y fuera del país. En su papel como líder de La Chapiza, Loaiza coordina actividades criminales transfronterizas, enfrentándose a otras facciones del crimen organizado que luchan por el control de las rutas de tráfico.
La captura de El Pelón es considerada un paso importante en la estrategia del gobierno mexicano para frenar la violencia generada por las organizaciones criminales que operan en el país. A pesar de los recientes esfuerzos, el cártel de Los Chapitos sigue siendo una de las principales amenazas para la seguridad tanto en México como en Estados Unidos. La captura de sus líderes y colaboradores clave forma parte de un proceso continuo para desmantelar estas estructuras y reducir los niveles de violencia que afectan a las comunidades en diversas regiones del país.