Presiones sindicales, pugnas contractuales y discordia entre el personal médico y administrativo han descarrilado al IMSS-Bienestar, en perjuicio de millones de pacientes, en especial los más pobres, quienes carecen de seguridad social.
Múltiples pancartas con mensajes de protesta y amagues de suspender la atención, colocadas en fachadas y salas de espera de centros de salud, fueron la llamada de atención para profundizar en el tema.
Crónica recorrió diversas unidades y entrevistó ahí a médicos, enfermeras, administrativos y laboratoristas. Se respiró divisionismo, y resistencia de los sindicalizados a respaldar este proyecto de la 4T.
Los centros de salud, por su número a nivel nacional: casi 12 mil, son la base de la nueva institución, dirigida a partir de octubre por Alejandro Svarch.
Durante las visitas se encontraron las mismas escenas opuestas: mientras en un piso los usuarios formaban filas para ingresar a consulta y parte del personal hacía malabares para atenderlos, en otro, los trabajadores sindicalizados se encerraban en oficinas para bromear o ver películas, o se entretenían jugando con su celular, incluso en los asientos destinados a los enfermos.
La parálisis de actividades fue bautizada como “asamblea permanente”.
El trabajo recaía tanto en los recién incorporados a la dependencia -contratados este año- como en quienes durante mucho tiempo laboraron por honorarios o de manera eventual y en meses pasados fueron transferidos al IMSS-Bienestar.
¡ME VOY A LA FARMACIA! “Pensamos que no había servicio, por todas las pancartas colgadas. Adentro, había un relajo, porque sólo algunos médicos estaban trabajando, otros no, aunque los vimos paseándose por los pasillos. Había que esperar mucho y mi hijo tenía fiebre, mejor decidí llevarlo a un consultorio de farmacia”, fue el testimonio de doña Modesta García, a las afueras del Centro de Salud de San Mateo Xalpa, en Xochimilco, uno de los 229 centros en la Ciudad de México.
Una de las metas del gobierno federal entrante ha sido fortalecer al IMSS-Bienestar, como eslabón prioritario en el plan de unificar el sistema nacional de salud pública (con un expediente clínico electrónico). Se ha prometido completar el equipamiento, implementar tecnología en procedimientos de atención, garantizar disponibilidad de medicamentos gratuitos y conformar equipos multidisciplinarios para atención en zonas de alta demanda y difícil acceso, en una estrategia llamada “Médicas y Médicos del Bienestar”.
Sin embargo, los planes se han perturbado por conflictos administrativos y gremiales.
Hasta ahora 22 estados de la República y la CDMX conforman la institución. Yucatán se encuentra en vías de incorporación.
¿Cuál es el sentir de los distintos bandos en los centros de salud?...
¿DERECHOS? “Nosotros no podemos decir nada”, comentó a este reportero la doctora Marisol Germán, directora del Centro de Salud de San Andrés Tomatlán, en Iztapalapa.
-¿Por qué las protestas, por qué parte de la plantilla paralizada? -se le insistió.
-Tenemos indicaciones de no ventilar los problemas internos en medios.
-Hay pacientes afectados…
-Sí, pero son órdenes de arriba.
-¿Ordenes de la dirección del IMSS-Bienestar?
-Es que tenemos diferentes autoridades. Mejor vaya a la Jurisdicción Sanitaria.
En el pasillo del primer piso, hombres y mujeres vestidos de blanco iban y venían con materiales y muestras, la mayoría eran jóvenes. Algunos se detenían a sacar copias y corrían a los consultorios. Eran pasantes y recién contratados, se supo después.
-¿Por qué la unidad está trabajando a medias? -se le preguntó a uno de ellos.
-Nosotros estamos cumpliendo con la gente. ¿Por qué algunos no hacen nada? Pregúntele a los que están sentados abajo, son los sindicalizados en asamblea, nosotros pintamos raya.
En la planta baja, grupos de médicos se arremolinaban en las esquinas para platicar sin prisa; enfermeras y enfermeros se divertían en su celular, en las sillas aledañas a consultorios. Otros se aglutinaban en oficinas para pasar el rato.
-Estamos en asamblea porque el gobierno no ha cubierto los sueldos que nos corresponden y atrasó los estímulos. Vamos en contra del IMSS-Bienestar, porque están pisoteando nuestros derechos -dijo uno de los enfermeros.
-¿Por qué dice que están pisoteando sus derechos?
-Nos tienen que dar dos dotaciones de uniformes al año, y apenas se están poniendo al corriente con los atrasados. Nos dieron la primera parte del aguinaldo para el Buen Fin, nos tenían que dar 20 días y sólo nos depositaron 16. Nos están robando lo correspondiente a los meses de enero y febrero, porque éramos de Servicios de Salud, y ahora rige otro sistema. Se supone que sólo es una transición y el presupuesto fue otorgado previamente.
“Yo metí una licencia sin goce de sueldo, a la cual tengo derecho. Cuando me reincorporé al trabajo avisé para que me reactivaran de nuevo en el sistema. Ya tengo varios meses que volví, y no me han pagado”, se quejó otro laboratorista.
“Tramité una beca para un curso, porque se supone que la capacitación es importante. Hago todos los trámites, entregó todo y se supone que me tenían que dar el aval en un mes. Ya estoy en pleno curso y no me han dado respuesta”, fue el reproche de un médico.
“Yo gestioné la licencia prejubilatoria, son 90 días para solventar todos los pendientes, entregar los insumos que tengo bajo resguardo, presentar informes y demás. Lo hice con un mes de anticipación y es hora que no está mi autorización”, justificó una trabajadora administrativa.
“Por antigüedad y formación me correspondía una plaza que quedó vacante, ya la tenía contemplada y aprobada el sindicato, pero entran estos y dicen que no hay movimientos, todo se paró. Eso es vulnerar los derechos laborales”, condenó otro administrativo.
“Me han retenido un estímulo por 20 años de servicio. No me lo quieren pagar, no se hacen responsables por el historial anterior. Todo es a destiempo, se retrasaron hasta con la ayuda del Día de las Madres”, recriminó una enfermera.
VERSIONES. Este reportero logró acercarse a uno de los cuartos donde se reunían los representantes sindicales. Uno de ellos, radiólogo de profesión, accedió a la charla con la condición de omitir su nombre, “porque nos quieren cortar la cabeza”.
“El gobierno siempre maneja una versión a su favor: ´tenemos suficientes medicamentos, personal e insumos´, pero la realidad es diferente. A nosotros nos tiran y nos acusan de flojos, de no querer atender, cuando no contamos con lo necesario para trabajar. Eso es culpa de una transición al IMSS-Bienestar que se ha dado muy mal”, expresó.
“Todos saben que el INSABI fue un caos, un fracaso total. Ahora crean este Organismo Público Descentralizado y dicen que todos debemos entrarle. ¿Cómo? No tienen plantillas completas, les falta personal para procesos administrativos. ¿Acaso carecen de recursos, de capacidad y conocimiento? Si vamos a ser transferidos, será con todos nuestros derechos: prestaciones, antigüedad, estímulos, sindicato. Hemos solicitado constancias laborales que lo garanticen, y las han negado”.
-¿Las asambleas y mantas son una medida de presión?
-Son una vía para que se reconozcan todas nuestras condiciones laborales. No nos vamos a prestar a contrataciones como las de los nuevos, que son paupérrimas y rasuradas. No les quieren dar ni el apoyo para los niños menores de 12 años en Día de Reyes, o se los están condicionando a que haya presupuesto.
-Los perjudicados son los pacientes…
-Claro que la atención se ve mermada, claro que no está funcionando el nuevo modelo, pero tampoco podemos ignorar el malestar de los trabajadores. Que cumplan con todo, y habrá mejoría.
-¿Las asambleas son una especie de huelga o una negación del servicio?
-No, aquí estamos.
-¿Se ha contemplado cerrar los centros de salud?
-Tampoco. No vamos a cerrar, pero tampoco vamos a ceder en nuestros derechos. Si se cayó un niño y viene herido, si viene un adulto mayor descompensado, si viene una embarazada con dolores, siempre habrá otros compañeros que los atenderán.
Y con esos otros compañeros vamos, los absortos entre papeles, vacunas y recetas; los compañeros del trajín…