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Greenpeace México plantea serias dudas sobre el megaproyecto y su afectación a la Selva Maya, comunidades locales y el medio ambiente

Tren Maya: cuestionan su impacto ambiental y social

Presidenta, Claudia Sheinbaum, durante la inauguración de los tramos 6 y 7 del Tren Maya
Inauguración de los tramos 6 y 7 del Tren Maya La presidenta participa en la inauguración de los tramos 6 y 7 del Tren Maya, un megaproyecto que genera controversias sobre su impacto ambiental y social (SEGOB)

El reciente avance del Tren Maya ha generado numerosas críticas por parte de Greenpeace México, que cuestiona la viabilidad de un megaproyecto que se presenta como sostenible pero cuya ejecución está teniendo efectos devastadores sobre la Selva Maya. Según la organización, más de 10 millones de árboles han sido talados, lo que equivale a 7,000 hectáreas de selva. Esta cifra, que se puede imaginar como 9,500 campos de fútbol juntos, subraya la magnitud del daño ambiental.

Aunque el proyecto afirma contribuir al desarrollo de las comunidades indígenas, las denuncias sobre consultas irregulares y la falta de consenso informado sobre el impacto del Tren Maya han encendido la alarma. Las comunidades locales siguen cuestionando los beneficios reales del proyecto, ya que muchas de las promesas de empleo se ven eclipsadas por las condiciones precarias de los trabajadores y la destrucción de sus territorios. Greenpeace señala que, si bien el Tren Maya busca promover el turismo masivo, este tipo de desarrollo solo fomenta la sobreexplotación de los recursos naturales y el desplazamiento de personas en busca de inversiones turísticas.

Además, la militarización de la región está limitando el acceso a la información pública y plantea dudas sobre la transparencia del proyecto. La organización también denuncia que más de la mitad de los recursos públicos destinados a mitigar el cambio climático han sido redirigidos al Tren Maya, lo que podría dificultar el cumplimiento de los compromisos ambientales de México.

La crítica también se extiende a los efectos de la expansión del turismo masivo, especialmente el auge de plataformas como Airbnb, que impulsa el cambio de uso de suelo y la privatización de tierras. Greenpeace advierte que la deforestación en la región, con una tasa alarmante de 190 hectáreas diarias, sigue sin control.

La organización hace un llamado urgente a que comunidades, ciudadanos y expertos se sienten a discutir un plan más equitativo que permita proteger la Selva Maya de la destrucción y garantizar que los beneficios del proyecto sean reales y accesibles para todos.

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