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Durante la conferencia matutina de este 30 de diciembre, la presidenta, Claudia Sheinbaum, abordó el tema de la grafología, en medio del creciente debate público sobre su uso en el ámbito judicial y mediático. La pregunta que motivó su respuesta se centró en el empleo de peritos grafológicos en el Poder Judicial, y la polémica en torno a la validez de la formación de estos expertos.
Sheinbaum comenzó por diferenciar dos usos principales de la grafología: el primero, relacionado con la autenticidad de firmas, y el segundo, con la interpretación de la personalidad de los individuos a partir de sus firmas. En su opinión, la primera aplicación, destinada a verificar si una firma es falsa o auténtica, cuenta con bases sólidas y una formación profesional adecuada. Sin embargo, la interpretación de la personalidad a través de las firmas, según Sheinbaum, carece de una base científica robusta. De hecho, la mandataria lo comparó con los horóscopos, que aunque carecen de respaldo científico, son parte de la cultura popular y la tradición.
En este sentido, Sheinbaum defendió la libertad creativa, señalando que no todo debe ser objeto de censura. La mandataria destacó la importancia de que las personas estén bien informadas sobre el origen y la validez de las actividades que realizan, en este caso, el análisis grafológico. Asimismo, señaló que en casos donde estas prácticas pudieran influir en la salud de las personas, como en el uso de medicamentos o tratamientos no aprobados, es esencial contar con regulaciones claras, como las que existen en la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios), para evitar riesgos.
“El cuidado debe centrarse en aquellas actividades que puedan tener un impacto negativo en la salud, pero la creatividad no debe ser sancionada”, afirmó Sheinbaum. La mandataria enfatizó que, si bien las personas deben estar alertas ante prácticas que puedan poner en riesgo su bienestar, el fomento de la creatividad y la libertad de expresión no deben ser sometidos a censura excesiva.
Este tema sigue siendo de relevancia en el debate público, con crecientes cuestionamientos sobre el uso de la grafología en ámbitos tan serios como el judicial.