Control de autobuses, taxis y mototaxis, secuestros masivos de migrantes que son llevados por “polleros” por rutas bajo control de grupos del crimen organizado agravan la crisis del tráfico de personas desde Chiapas hasta Sonora, en una disputa entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación buscan controlar este ilícito negocio que centra sus principales delitos en cinco estados: Chiapas y Oaxaca en el sur y Chihuahua, Tamaulipas y Sonora en el norte del país.
Información del Gobierno Federal, de organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes, de la organización InSight Crime, así como de investigadores del Colegio de la Frontera Norte revelan que mientras se acerca el día para el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, aumenta la presión entre grupos de migrantes que tratan de cruzar a Estados Unidos para solicitar asilo o refugio.
Grupos de migrantes que avanzan a cuenta gotas relataron a InSight Crime, organización internacional dedicada al estudio y a la investigación de amenazas para la seguridad nacional y ciudadana, así como a activistas defensores de los derechos humanos, que choferes de estas unidades desvían sus rutas y los llevan hacia retenes controlados por hombres armados a lo largo de trayectos desde Chiapas y hasta Sonora.
Algunos de los afectados señalan que en los citados retenes son interrogados por sujetos armados que los extorsionan y en muchos de los casos los secuestran para pedir rescate a sus familias.
Un migrante mexicano que decidió buscar el sueño americano al ser perseguido por una célula criminal tras negarse a pagar una extorsión, señaló que estos dos grupos del narco se disputan a los migrantes y el control de las distintas rutas que suelen estar abandonadas por las autoridades y sin vigilancia federal y que suelen ser corredores utilizados para evitar a la Guardia Nacional y a personal del Instituto Nacional de Migración (INM).
Este mexicano que pidió el anonimato, señala que si los “polleros” o “coyotes” asignados por alguno de estos cárteles se desvían de la ruta y entran a territorio del grupo adversario, éstos los secuestran y toman el control de estas personas a las que exigen cuotas más elevadas a las acordadas por el otro cártel para cruzarlos a Estados Unidos.
EXPLOSIVOS
La disputa por arrebatarse a grupos de migrantes entre estos dos grupos del narco los ha llevado a recurrir a colocar explosivos en carreteras o ponchallantas para detener caravanas de vehículos que transitan por zonas inhóspitas.
Casos de este tipo se han registrado en Sonora, donde de acuerdo con un investigador en la frontera norte y que pidió el anonimato por cuestiones de seguridad, subrayó que hace tiempo los migrantes podían llegar con relativa facilidad a los municipios de Altar y Caborca, en el norte del estado, pero ahora estas regiones han sido tomadas como puntos de asalto por traficantes de personas.
Si alguno de estos grupos criminales no cuenta con células criminales establecidas en la región, colocan a un pequeño grupo de “halcones” (vigilantes) que alertarán a grupos con hombres armados para detener a los vehículos para retenerlos y secuestrarlos para pedir rescate.
Asimismo, habitantes de comunidades en zonas desérticas de los municipios de Altar y Sásabe, en Sonora, relatan que hay puntos en la zona que son paso obligado de migrantes y que ahora son sitios con alta presencia del narco, donde estos grupos criminales han llegado a colocar trampas explosivas o “ponchallantas” para detener la marcha de quienes tratan de llegar a la frontera con Arizona, en EU.
DE SUR A NORTE
Un informe de la organización Alto al Secuestro refiere que la travesía para llegar al vecino país es un peregrinar de miles de kilómetros llenos de peligros para los migrantes, quienes deben enfrentarse tanto a las inclemencias del tiempo como a posibles secuestros del narco.
La ONG resalta que a lo largo de las rutas migratorias, las personas que intentan llegar a EU se exponen a constantes amenazas de extorsiones y privaciones de la libertad desde que salen de Chiapas y a su paso por Oaxaca, estados donde operan grupos de trata de personas y tráfico de migrantes que trabajan para los dos más grandes cárteles del país.
De acuerdo con información de esta ONG, los estados donde mayor riesgo corren los migrantes al ser blancos seguros del narco son Chiapas y Oaxaca en el sur del país, así como Tamaulipas, Chihuahua y Sonora en el norte.
Aunque se han documentado casos de extorsiones o secuestros de grupos pequeños de migrantes en Veracruz, Puebla, Estado de México, San Luis Potosí y Guanajuato, los estados donde los focos rojos están bajo la lupa lo ocupan Chiapas, Oaxaca, Tamaulipas, Chihuahua y Sonora.
En los casos de Chihuahua, Tamaulipas y Sonora, figuran por tener las principales rutas para cruzar hacia Estados Unidos y con mayor presencia de grupos criminales locales que operan como células del Jalisco Nueva Generación, del de Sinaloa y también del Cártel del Golfo.
En los casos de Chiapas y Oaxaca, son puntos de alta vulnerabilidad, ya que ambos son receptores todos los días de cientos de migrantes procedentes de Centroamérica, así como de naciones de Europa, Asia y África.
En Oaxaca, el principal foco de interés está en el Istmo de Tehuantepec, y es que según con las autoridades de seguridad del estado, lo que le interesa (al CJNG) es tener control del Transístmico por la gran cantidad de economía que se está manejando en esa zona (...), ya que la zona es conexión clave entre los océanos Atlántico y Pacífico, con lo que la ruta podría ser usada por grupos criminales para transportar sustancias ilícitas y mercancía ilegal.
Autoridades en la entidad destacan que grupos criminales se llevan un estimado de 500 mil a 600 mil pesos solo por el trasiego de migrantes.
RUTA DEL GOLFO
La Secretaría de Gobernación, a través de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP), ha documentado desde 2022 que grupos criminales como Santa Rosa de Lima en Guanajuato y la Familia Michoacana en Guerrero y Estado de México, han tratado de sumar a sus ilícitas acciones de venta de drogas la extorsión y secuestro de migrantes, lo que los coloca como rivales menores de las dos principales organizaciones del narco.
La dependencia destaca los peligros a los que se enfrentan los migrantes en su camino para llegar a EU, entre ellos ser víctimas de violencia, segregación, criminalización y discriminación, aunado a las condiciones de las rutas de alto riesgo.
Un reporte de la Segob del 2022 refiere que el 63 por ciento de los migrantes que transitaron por México y que han sido deportados, aseguran haber cruzado hacia el vecino país por Tamaulipas, lo que convierte a esta ruta migratoria del Golfo de México como una de las más utilizadas por “Polleros”.
De acuerdo con el “Diagnóstico de la Movilidad Humana de Tamaulipas”, resalta que el flujo de personas que cruzan por la zona lo hacen por ser la más corta al salir de la frontera sur para alcanzar la frontera norte del país.
Asimismo, el reporte destaca que los migrantes se han aventurado a buscar nuevos puntos con menor presencia de personal de migración para evitar ser detenidos, aunque éstos representen un mayor riesgo al ser zonas desérticas, donde hay presencia de hombres armados.
Por otra parte, en el “Diagnóstico de la Movilidad Humana en Baja California” se apunta que las ciudades de Tijuana y Mexicali representan dos puntos estratégicos entre las rutas de tránsito en México, ya que en ellas finaliza la llamada ruta del Pacífico, conocida por la presencia de células del narco y donde es también fácil caer en manos de malos elementos de fuerzas de seguridad vinculadas con grupos criminales a los que suelen entregarlos a cambio de comisiones monetarias.