El anhelo de María Gloria de comprar un terreno propio se ha desvanecido para siempre. Dos veces ha sido defraudada y, en ambas, se ha topado no sólo con la deshonestidad de abogados, también con el desorden e ineficacia en las oficinas locales de catastro y en los Registros Públicos de la Propiedad.
La mujer, de 50 años, es trabajadora del hogar desde hace décadas. Se esforzó mucho para juntar el dinero de un enganche y pagar mensualidades. Al final, se quedó sin nada…
El problema de la vivienda en el país cruza por el caos territorial, los asentamientos irregulares, la falta de certeza jurídica reflejada en millones de hogares sin escrituras -temas ya abordados por Crónica- y por el rezago de las instituciones encargadas de ordenar la información sobre lotes o inmuebles de cada localidad, así como identificar a sus propietarios.
¡NO SABÍAN NADA!
En el 2010 María Gloria adquirió un terreno de 400 metros cuadrados en la colonia Tierra Blanca, de San Juan Ixtayopan, delegación Tláhuac.
“Un señor vendió 27 pedazos. Durante varios años pagué mis mensualidades, había dado más de 100 mil pesos cuando me enteré que el vendedor había muerto. Sólo teníamos el papel que nos dio al hacer el trato. Así que nos organizamos y fuimos a la delegación”.
-¿Qué les dijeron?
-Que debíamos ir al catastro, para que nos dieran los datos del terreno. Pero fue una pérdida de tiempo. Tenían un desastre de papeles y archivos. Que no encontraban una cosa, otra. El chiste es que no sabían nada. Al final dijeron que supuestamente no aparecía en sus mapas, que investigarían.
-¿Lo hicieron?
-Pasaron como dos años para que nos dijeran que esos terrenos no eran del señor que nos vendió y estaban en una zona ecológica, pero como habíamos comprado de buena fe, no los quitarían. Lo único es que no podíamos construir, porque llegarían las máquinas a tirar todo, teníamos que esperar la regularización.
-¿Y ya se regularizaron?
-No, cuántos años han pasado y seguimos en las mismas. Al principio iba a dar mis vueltas y siempre lo mismo: ´hay que esperar´. Un día fui al terreno y me encontré con unos drogadictos que ya habían levantado un techo de cartón. Los enfrenté, pero me amenazaron y, como soy sola, me dio miedo. Otros afectados contrataron abogado y me uní a ellos, dimos 7 mil, pero nos vio la cara. Luego pasamos el caso a otra abogada.
-¿Y también los engañó?
-Le tuvimos que dar más de 20 mil pesos para que nos tramitara un papel en el que supuestamente decía que nosotros éramos los dueños, pero de todas maneras había que esperar la regularización. Y así, hasta ahora. Hoy no sé si ese papel es bueno, el catastro sigue sin dar razón.
DESPLOME. Hace cinco años María Gloria lo volvió a intentar, pero el destino le arrojó otra piedra. Fue burlada de nuevo. Esta vez la envolvieron con un lote irregular en el municipio mexiquense de Chalco, ubicado en una vereda cercana a la carretera rumbo a Ixtapaluca.
“Supuestamente era una empresa dedicada a vender terrenos, que tenía oficinas en el poblado de Tlapala. Una de mis hermanas había comprado con ellos y eso me dio confianza. Me gustó la ubicación porque estaba cerca de un Walmart”.
-¿Cuánto dinero dio?
-El terreno costaba 220 mil pesos, tenía que dar un enganche de 25 mil y mensualidades de 2 mil 500 o 3 mil. Incluso fue una persona a medir. Como Tlapala me quedaba lejos, dijeron que tenían un vendedor autorizado en la colonia Santa Cruz Meyehualco, de Iztapalapa, y que a él le podía dar mes a mes. Lo hice así, hasta que un día sentí mala espina.
-¿Qué le hizo inquietarse?
-Fue intuición, algo por dentro me decía: ´Gloria, tienes que ir a las oficinas´. Le dije a mi hermana que me acompañara y, cuál fue mi sorpresa, sólo encontré a una señorita que me dijo: ¿qué no le han comentado que los terrenos eran fraudulentos? Según habían salido otros dueños y el área estaba en juicio.
-¿Qué hizo entonces?
-Fui con un abogado al Registro Público del Estado de México, para ver quién era el verdadero dueño, pero salieron con lo mismo: no tenían información, se lavaron las manos. Era esperarse un montón de tiempo para que salieran con su chistosada, porque ni gente tenían para atender.
-¿Tiene recibos?
-Sí, me dieron recibos por el enganche y las mensualidades, pero no sé si sean buenos. Había dado 56 mil pesos. Fui con el vendedor, lo encaré, reconoció el fraude y dijo que me devolvería el dinero, poco a poco, porque eran 17 afectados. En dos visitas me devolvió 3 mil pesos, luego me trajo vuelta y vuelta.
-¿Ya no recuperó el resto?
-No, me di por vencida, porque pasaba por un momento difícil de vida: mi hijo de 15 años murió de cáncer y al poco tiempo mi esposo que trabajaba en Estados Unidos se olvidó de mí. El mundo se me vino abajo, me enfermé y lo di todo por perdido.
SIN CAPACIDAD.
Uno de los principales retos para lograr una política de vivienda exitosa, es eficientar catastros y registros públicos, aseguró José Alfonso Iracheta, director general del Instituto Nacional del Suelo Sustentable (Insus), sectorizado a Sedatu. El funcionario participó en el 4º. Seminario de Vivienda organizado por el Colegio Nacional del Notariado Mexicano.
El Insus tiene como meta durante la presente administración realizar por lo menos 700 mil escrituraciones.
“Los municipios no tienen la capacidad para atender cifras de la magnitud que hablamos, de cientos o miles de regularizaciones cada mes”, aseguró
Y a nivel estatal, el panorama también es desalentador…
“En los Registros Públicos de la Propiedad de los estados encontramos el mismo problema: en su gran mayoría no cuentan con capacidad para procesar un número grande de inscripciones de naturaleza jurídica, muchas de los cuales tienen que ver con la propiedad”.
La Sedatu tiene en marcha un programa para fortalecer a estas instancias. La gestión de documentos relacionados con la propiedad y regularización territorial, detalló, se mantiene bajo las sombras…
“Se debe a décadas de precariedad institucional. Toda la parte archivística se ha descuidado, no tenemos calidad en el control y gestión de la documentación histórica. Ahí está una oportunidad para fortalecer el vínculo con el cuerpo notarial del país”.
“Cuando hablas de 10 mil, cien mil o un millón de escrituras, el problema de la información se vuelve real si no lo gestionas bien desde el principio, nos estamos apoyando de diversas tecnologías”.
-Hablan de corregir lo que se ha hecho mal, pero, ¿qué hay de prevenir las ocupaciones ilegales del territorio? -se le cuestionó.
-Ninguna política de regularización es viable si no existe una política paralela que se adelante a la problemática de la irregularidad, generando alternativas a las familias de menores ingresos, para que tengan un lugar formal donde vivir. Hoy queremos generar condiciones para que sea el estado quien tome la rectoría respecto a cuándo, cómo y dónde ocurre la ocupación del territorio.
-¿Gestión del suelo?
-Sí, poner orden a los diferentes actores: promotores de la ocupación del territorio, propietarios del suelo, autoridades locales, estatales y federales, iniciativa privada, organizaciones sociales.
Según Angélica Munguía, subdirectora de Asuntos Jurídicos del Insus, “ahora se busca ubicar a las familias en un suelo seguro, darles el acceso a una vivienda digna, con todos los servicios, porque nos enfrentamos a estas ciudades dormitorio, con casas afuera de la periferia, donde toda la gente debe trasladarse a la ciudad para trabajar. Y luego terminan en ciudades abandonadas”.
SENTIMIENTOS. María Gloria tiene una hija de 20 años. Ambas viven aún en la casa de la abuela, en la colonia Degollado de la delegación Iztapalapa, muy cerca del Cerro de las Minas, donde también debieron sortear los obstáculos de la irregularidad.
“Uno no se compra zapatos ni nada por tener algo, un terrenito, una casita para vivir la vejez. Pasa el tiempo y no se tiene nada. No sé si es mala suerte, ignorancia, abuso de las personas, pero me siento triste, desconfiada, enojada, ya he perdido la ilusión de tener mi propio hogar”….