Las lesiones, detalladas en el reporte médico, revelan el nivel de la golpiza: traumatismo craneoencefálico, fractura de huesos nasales, fractura de maxilar izquierdo, esguince en cervicales, enfisema en la órbita del ojo izquierdo, fractura de la lámina papirácea izquierda y acumulación de aire en la zona…
Claudia Osiris, mujer menudita de 25 años, debió ser intervenida de emergencia e internada en el Hospital de Alta Especialidad de Ixtapaluca, Edomex, donde trabaja como enfermera.
Conforme a la denuncia presentada en la Unidad de Investigación de Género de la Fiscalía Regional de Nezahualcóyotl, su agresor fue un sujeto corpulento de nombre Alejandro Aguilar, compañero de la carrera de Medicina en el campus Chimalhuacán de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Su historia es similar a la padecida por doña Edith Márquez, golpeada sin piedad en febrero de 2024 por el “influencer” Rodolfo Fofo Márquez, quien recién fue sentenciado a más de 17 años de prisión por intento de feminicidio.
Es el mismo delito denunciado por Osiris, pero en la fiscalía le dijeron: “No es para tanto, no te quiso matar”. Y abrieron la averiguación por lesiones.
¿Por qué a las mujeres no se nos escucha?, ¿por qué no valemos nada ante las autoridades? Soy mujer, pero no me voy a doblar…
— Osiris
Pero más allá de la forzada clasificación penal, perturba la indiferencia de las autoridades, al grado de extraviar la carpeta, y el estigma en torno a su imagen. Su caso se ha ventilado en algunos espacios universitarios y en redes sociales, donde ha recibido comentarios denigrantes, sólo porque prefiere usar cabello corto, camisa y pantalón:
“¡Si se quiere sentir hombre, que aguante los madrazos!”.
“¡Si se cree hombre, que se defienda como los hombres!”.
“¡Le gusta ser hombre; es mujer, cuando le conviene!”…
“He sentido mucha decepción por lo que me han dicho. Soy mujer, nací mujer, tengo el cuerpo y la fuerza de una mujer, y me juzgan por mi apariencia física. No es mi intención usar el género para victimizarme, sólo busco justicia”, dice ella.
Lo sucedido a Osiris también muestra la persistente violencia de género en el país. Por desgracia, hay aún incontables víctimas como Edith Márquez y muchos abusadores como El Fofo.
“La diferencia es que mi agresor no es influencer, y que el caso no se hizo mediático”, asegura la joven estudiante.
Los hechos ocurrieron la noche del 24 de octubre, en un salón de fiestas de Chimalhuacán -pre Halloween-.
“Asistí con dos amigos, pero ahí encontramos a muchos conocidos, entre ellos Alexa y su novio Alejandro, quien siempre ha tenido fama de agresivo. Y así pasó: al poco rato comenzaron a pelearse en plena pista, manoteaban, se decían groserías, varios debimos intervenir para separarlos y se armó el borlote, al grado que los del salón encendieron las luces y nos pidieron desalojar”.
Osiris abandonó el lugar con una compañera y Alexa, quien seguía enojada porque además el novio se había quedado con su celular, dinero y otras cosas…
“Me ofrecí para volver al salón e intentar convencerlo de que le regresara las cosas, pero sólo se burló y terminó por aventarme un billete en la cara. Era mejor irnos a casa. Un chico se ofreció a llevarnos, caminamos hacia su auto y a la distancia vimos que Alejandro estaba recargado en el carro. Alexa caminó hacia él y empezó la bronca otra vez. Él la aventó al suelo y mi reacción fue acercarme para ayudarla, me agaché y lo último que recuerdo es un golpe muy fuerte en la cabeza”.
La chica perdió el conocimiento, no sabe por cuánto tiempo…
“Cuando volví en sí, sólo sentía cómo jalaban mi cuerpo, quise abrir mi ojo y ya sentía una mega bola, alcancé a ver cómo la gente corría. ´Levántate´, me decía un compañero. Otro me hablaba al oído: ´se pasó de lanza contigo´. Había quedado completamente noqueada”.
Ya en esas circunstancias, su prioridad fue pedir ayuda para llegar a casa.
“Le hablé a un amigo para que me llevara al hospital de Ixtapaluca. Me sacaron tomografía y radiografía, se confirmaron todas las lesiones. Me inmovilizaron, a la espera de entrar a quirófano. ´Hay que operarte porque está entrando aire a tu ojo´, me dijo el especialista. Salí del hospital el domingo 27, y fui directo a la fiscalía de género de Neza, avancé en la denuncia, pero seguía sintiéndome muy mal, no podía respirar y traía mucho vómito, tuve que volver a urgencias”.
Hasta el lunes 28 culminó el proceso ministerial y el médico legista constató las lesiones. “Fue ese día cuando un licenciado me comentó que abriría la carpeta por lesiones, porque no se podía probar que el agresor hubiese querido matarme, aunque los médicos dijeron que mi vida sí estuvo en riesgo. Me informaron además que el caso se iría a la fiscalía de Chimalhuacán, por ser lugar de los hechos, aunque debía esperar 10 días para trasladar el expediente”.
Cumplido el plazo, Osiris acudió a Chimalhuacán para el seguimiento respectivo. Otra pesadilla comenzó. Enfrentó ineptitud y apatía: no había ministerios públicos, no localizaban el expediente, la obligaban a repetir todo el proceso…
“Durante semanas eran largas y negativas. Por eso tuve que contratar un abogado y es hasta principios de diciembre cuando la fiscalía confirmó que la carpeta estaba perdida. Está en proceso otra denuncia por negligencia y omisiones, y también la petición de reclasificar el delito a intento de feminicidio. Los policías de investigación se comprometieron a ir al lugar y recuperar los videos. Me pidieron fotografías, les di todo, pero no hicieron nada”.
En el camino, llegaron a Osiris más testimonios de ex parejas de Alejandro, todos en el mismo sentido de amenazas y agresividad. La UAEM se lavó las manos. El tipo señalado como golpeador dio de baja todas sus redes sociales y desalojó el cuarto rentado en Chimalhuacán. Según algunas versiones, huyó hacia su ciudad natal: Toluca.
“Es muy triste que sean algunas mujeres las que justifiquen la violencia de género. Alexa, a quien intenté defender, me dio la espalda. Sólo se acercó para decirme que ya había hecho las paces con su novio, y me pidió que retirara la denuncia. ´Alejandro quiere parar el pedo, dice que cuánto dinero quieres, que está dispuesto a pagar los daños. Yo he gastado más de 40 mil pesos en medicinas y curaciones, pero los peores daños son a la dignidad”.
-¿Aceptarías un acuerdo?
-No, porque no es cuestión de dinero, sino de justicia. Tengo varios testigos y están dispuestos a apoyarme. Ya basta. ¿Por qué a las mujeres no se nos escucha?, ¿por qué no valemos nada ante las autoridades? Soy mujer, pero no me voy a doblar…