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El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha perfeccionado sus métodos de extorsión y secuestro, al punto de que ni siquiera la privacidad de una habitación de hotel garantiza seguridad.
Un reciente caso ocurrido en Puebla revela esta nueva modalidad de secuestro exprés. Un viajero, quien prefirió mantenerse en el anonimato, relató su aterradora experiencia tras hospedarse en un hotel de la ciudad.
A las 11 de la noche, cuando ya se encontraba descansando, recibió una llamada insistente en el teléfono de su habitación. “No hubiera contestado en una situación normal, pero insistieron cinco veces. Pensé que era algo urgente”, explicó. Al atender, escuchó la voz de quien se identificó como el “gerente” del hotel. Este le preguntó por su nombre completo y confirmó los detalles de su estancia.
El supuesto gerente, con un tono alarmante, le advirtió que un automóvil lleno de armas estaba estacionado afuera del hotel y que, por motivos de seguridad, no debía salir de su habitación hasta nuevo aviso. Entre la confusión y el temor, el huésped obedeció mientras le hacían preguntas cada vez más personales: “¿Está solo?”, “¿A qué vino?”, “¿Tiene una computadora con usted?”
Sin sospechar lo que estaba ocurriendo, respondió cada interrogante. Minutos después, la voz al otro lado de la línea reveló su verdadera identidad: “Somos del Cártel Jalisco Nueva Generación. Este hotel está dentro de nuestra plaza. A partir de ahora, no puedes salir, llamar a nadie ni hacer nada sin nuestra autorización.”
El siguiente paso fue tomar el control de su teléfono. Siguiendo instrucciones precisas, el huésped marcó una combinación de teclas, permitiendo así que los delincuentes interceptaran sus comunicaciones. Luego, lo obligaron a llamar a su esposa y advertirle que estaba en una situación delicada. “Enseguida hablarás con los responsables”,le indicaron antes de que su llamada fuera intervenida.
El huésped dejó de escuchar la llamada, lo que supo después es que su esposa tuvo que transferir 100 mil pesos para salvaguardarlo.
No hubo más llamadas ni mensajes. Salió por la mañana con un creciente miedo que inunda no sólo las calles del país, sino a sus habitantes.