
La infancia de una de cada cuatro niñas en México se ve truncada por el abuso sexual, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Esta alarmante cifra expone una problemática estructural que afecta a miles de menores y cuyas consecuencias son devastadoras, advierte Dafna Viniegra, cofundadora de la asociación ILAS (Infancia Libre de Abuso Sexual).
En el marco del Día Internacional de la Mujer, bajo el lema “Para TODAS las mujeres y niñas: Derechos”, ILAS hace un llamado urgente a la sociedad para tomar acciones concretas en la protección de la infancia.
La organización subraya que México ocupa el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil entre los países de la OCDE.
“Es crucial crear conciencia sobre esta situación y trabajar en la prevención y erradicación del abuso sexual infantil. La protección de la infancia debe ser una prioridad, garantizando que todos los niños y niñas puedan crecer en un entorno seguro y libre de violencia”, enfatiza Viniegra.
Adolescencia: una etapa de riesgo
Los datos de UNICEF reflejan que la violencia sexual en la infancia impacta principalmente a los adolescentes, con un aumento significativo de casos entre los 14 y 17 años.
Este período de vulnerabilidad, marcado por cambios físicos y emocionales, representa un riesgo latente para las jóvenes.
Los estudios advierten que las niñas que sufren abuso sexual tienen una mayor probabilidad de ser víctimas de nuevas agresiones. Ante este panorama, ILAS insiste en la necesidad de implementar intervenciones específicas durante la adolescencia para romper el ciclo de violencia y mitigar sus efectos a largo plazo.
Secuelas y el silencio de las víctimas
Las supervivientes de abuso sexual enfrentan un mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, desarrollar trastornos como ansiedad y depresión, abusar de sustancias o aislarse socialmente.
Además, las dificultades para establecer relaciones interpersonales saludables son comunes. “Es especialmente preocupante que las consecuencias se intensifican cuando los niños y niñas tardan en revelar sus experiencias de abuso, a veces durante años, o eligen guardar silencio por completo”, advierte Viniegra.
Ante esta crisis, organizaciones como ILAS reiteran la urgencia de reforzar medidas de protección, educación y apoyo para garantizar una infancia libre de violencia.