
Un juez del Centro de Justicia Penal Federal del Estado de México vinculó a proceso a José “L”, integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación que reclutaba a jóvenes con falsas ofertas de empleo en redes sociales, con la finalidad de entrenarlos en el Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco y que se incorporaran al grupo criminal.
A José “L“, se le imputaron los delitos de portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, con la agravante de haber sido servidor público, y contra la salud en la modalidad de comercio, sin que hasta el momento se le vincule por la privación de la libertad y asesinato de decenas de personas.
Mientras que, a Abril “R” también miembro del CJNG que se encargaba del reclutamiento de las mujeres, fue vinculada por su presunta comisión en el delito de contra la salud en la modalidad de comercio.
A ambos se les fijó prisión preventiva oficiosa, “El Lastra” permanecerá interno en el Centro Federal de Readaptación Social número 1 Altiplano, mientras que Abril “R” dentro del Centro Federal de Readaptación Social, número 16 Morelos."

Modus operandi para el reclutamiento
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Omar García Harfuch, detalló que “El Lastra” contaba con un grupo de colaboradores dedicado al proceso de reclutamiento, el cual utilizaban principalmente redes sociales para ofrecer oportunidades laborales falsas.
Algunas de estas publicaciones referían ofertas de trabajo para la organización criminal y ofrecían un puesto como guardias de seguridad con un pago de cuatro mil a 12 mil pesos semanales.
Una vez que aceptaban la oferta, los interesados eran citados en distintas centrales de autobuses desde donde eran trasladados al centro de adiestramiento en Rancho Izaguirre.
En el rancho, el adoctrinamiento consistía en el manejo de armas de fuego y acondicionamiento físico. Los reclutas, al llegar al lugar, dejaban sus pertenencias y eran uniformados con ropa y botas tácticas, también, les retiraban sus celulares.
El entrenamiento tenía aproximadamente un mes de duración, tiempo en el que permanecían incomunicados; dependiendo de las aptitudes, a los reclutas se les otorgaba un puesto dentro de la organización y asimismo, eran asignados a distintas entidades para incrementar el estado de fuerza de la organización delictiva.