
El calentamiento global en la Antártida tiene implicaciones directas para México, advirtieron expertas durante la mesa redonda “Ártico y Antártida: experiencias en los glaciares”, que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias de la UNAM, en el marco del evento Día Mundial del Agua 2025: Los glaciares y los volúmenes disponibles de agua para la humanidad y la naturaleza. Las científicas señalaron que el deshielo en la Antártida podría generar graves problemas en las costas de México, como inundaciones y la intrusión de agua salina en diversas regiones del país.
Patricia Valdespino Castillo, profesora de la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra de la UNAM, destacó que México es el único país latinoamericano de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que aún no ha firmado el Tratado Antártico, un acuerdo internacional que busca proteger la región como una reserva natural dedicada a la paz y la ciencia. Si bien 11 naciones de América Latina ya han adherido al tratado, México sigue fuera de este esfuerzo global, lo que limita su participación en investigaciones clave sobre el cambio climático.
Posibles escenarios para México
El impacto de la Antártida en México es evidente, especialmente en las zonas costeras, donde el cambio climático podría alterar drásticamente el panorama. Valdespino advirtió que, debido al calentamiento global en la región antártica, se esperan futuros escenarios de inundaciones e intrusión salina en áreas como Veracruz, la Península de Yucatán, y los estados de Campeche, Tabasco y Quintana Roo.
Según la especialista, la Antártida está experimentando un aumento de temperaturas sin precedentes, con un récord histórico de 18.3 grados Celsius registrado en 2020. Este tipo de cambios en la región podrían acelerar el deshielo de los glaciares y aumentar el nivel del mar, lo que representa un riesgo serio para las costas mexicanas, que ya enfrentan desafíos relacionados con el cambio climático.
El Tratado Antártico
El Tratado Antártico, firmado en 1959 por 12 países, ha permitido que la región sea considerada una zona de cooperación científica. Actualmente, 58 naciones participan en este acuerdo, pero México aún no ha formalizado su suscripción. A pesar de la relevancia de la región para la ciencia y el clima global, México sigue sin ser parte activa de este esfuerzo internacional, lo que limita su capacidad para tomar decisiones informadas sobre los riesgos derivados del cambio climático en la región antártica.
Otro aspecto clave que se abordó durante el evento fue el estudio de los microorganismos antárticos. Ana Cecilia Espinosa García, técnica académica del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad de la UNAM, explicó cómo se están recolectando muestras de agua proveniente del deshielo de los glaciares para estudiar los microorganismos que las habitan. Estos microorganismos, que incluyen bacterias, cianobacterias, algas, hongos y virus, juegan un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas de la región.
Los tapetes microbianos, que se forman en la superficie de rocas, suelos y sedimentos, son una forma temprana de vida en la Tierra y pueden ofrecer claves sobre cómo los ecosistemas responden al cambio climático. Estos estudios podrían tener aplicaciones importantes en biotecnología, como la creación de cultivos más resistentes al estrés térmico y la remediación de suelos contaminados.
A medida que el cambio climático continúa afectando a la Antártida, las expertas coincidieron en la necesidad urgente de que México participe activamente en la investigación y la toma de decisiones relacionadas con la región. La firma del Tratado Antártico es fundamental para garantizar que el país esté preparado para enfrentar los efectos del calentamiento global y proteger sus costas de los riesgos derivados del cambio climático.