
La más reciente ronda de aranceles impulsada por el expresidente Donald Trump coloca a México en una posición inesperadamente favorable, de acuerdo con un artículo publicado por The Wall Street Journal.
Mientras países como China y Vietnam enfrentan tarifas de hasta 50 %, México quedó parcialmente exento, consolidándose como un destino estratégico para la relocalización de cadenas de suministro en América del Norte, también conocida como nearshoring.
México sí enfrenta algunos gravámenes, como un 25 % a contenido no estadounidense en automóviles y a productos fuera del T-MEC, pero la mayoría de su comercio con EU permanece libre de aranceles. Esto se debe al Tratado entre México, EU y Canadá (T-MEC), que mantiene vigente gran parte del comercio bilateral sin tarifas.
Nearshoring se acelera pese a entorno incierto
“La nueva política arancelaria está haciendo a México más competitivo”, señaló Jorge González Henrichsen, codirector de The Nearshore Company, que opera múltiples plantas en la frontera norte.
A su vez, Greg Husisian, del despacho Foley & Lardner, advirtió que esta nueva ola de proteccionismo podría provocar una migración industrial hacia México aún mayor que durante el primer mandato de Trump.
México ya se ha convertido en el principal proveedor extranjero de bienes para EU, superando a China. Según datos oficiales, su participación en el total de importaciones estadounidenses creció de 13.6 % en 2018 a 15.5 % en 2024, mientras la de China cayó de 21.2 % a 13.4 % en ese mismo periodo.
Aranceles moderados y cautela diplomática
A pesar de los beneficios, México no ha quedado completamente fuera del impacto. Se mantiene el arancel global de 25 % al acero y aluminio, y un impuesto equivalente a autos con partes no originarias de EU.
Además, productos fuera del T-MEC enfrentan un 25 % por supuestamente no hacer lo suficiente para frenar el tráfico de drogas y migrantes hacia EU. Esta tarifa podría reducirse al 12 % si Washington considera que se cumplen sus exigencias.
El economista Alberto Ramos, de Goldman Sachs, estima que la carga arancelaria promedio para México ronda el 8 %. “¿Es buena? No. ¿Es el fin del mundo para México? Definitivamente no”, afirmó.
Industria automotriz, eje de la disputa comercial
El sector automotriz, que representa un tercio de las exportaciones manufactureras mexicanas y emplea a cerca de dos millones de personas, sigue en el centro del debate. México es el quinto productor mundial de vehículos y el sexto exportador. En 2024, exportó casi tres millones de unidades a EU y suministró el 40 % de sus autopartes.
Sin embargo, el entorno sigue siendo volátil. Stellantis detuvo producción en algunas plantas en México y Canadá, y la empresa EnerSys anunció el cierre de su planta en Monterrey para mudarse a Kentucky.
Sheinbaum evita confrontación
Expertos como Kenneth Smith-Ramos, exjefe negociador del T-MEC por México, atribuyen la exclusión parcial de México en los nuevos aranceles a la estrategia de no confrontación adoptada por la presidenta Claudia Sheinbaum.
Desde que se anunciaron los primeros aranceles en febrero, la mandataria ha evitado medidas de represalia, privilegiando el diálogo diplomático.
“Esto tiene que ver con la buena relación entre ambos gobiernos, basada en el respeto”, declaró Sheinbaum la semana pasada. México, añadió, prioriza que se reduzcan o eliminen los aranceles a autos, acero y aluminio, y analiza posibles tarifas a productos chinos.
México, opción sólida ante restricciones globales
A pesar de la incertidumbre económica interna, muchos analistas ven en México una opción cada vez más sólida para empresas estadounidenses. “Seguimos haciendo más de lo que ya hacíamos”, comentó Alberto Villarreal, de la consultora Nepanoa, especializada en cumplimiento del T-MEC.
México, junto con Canadá, también puede colaborar estrechamente con EU en la supervisión de inversiones chinas y políticas comerciales. Según Antonio Ortiz-Mena, de AOM Advisors, esta cooperación es más profunda que la que otros países están dispuestos a asumir.
En medio de la nueva guerra arancelaria global, México se posiciona no sólo como refugio manufacturero para América del Norte, sino como pieza clave en el reordenamiento del comercio internacional.