
El gobierno de México considera imponer sanciones a las importaciones de carne de cerdo y pollo procedentes de Estados Unidos en respuesta al anuncio de Washington de aplicar un arancel del 20.91 por ciento a los tomates frescos mexicanos a partir del 14 de julio.
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que México tiene la posibilidad de actuar bajo los mismos mecanismos de defensa comercial que hoy se invocan en su contra, en medio de una escalada de tensiones comerciales con el país vecino.
“México siempre tiene esa posibilidad de aplicar estas sanciones en el caso del pollo o la carne de cerdo”, advirtió la presidenta durante su conferencia matutina, al recordar que existen investigaciones abiertas por presunto dumping en estos sectores. Si bien no precisó el monto de las sanciones que podrían aplicarse, la mandataria dejó claro que su gobierno no permanecerá inmóvil frente a lo que calificó como una amenaza comercial injustificada.
Tomate mexicano: blanco recurrente de productores de Florida
El conflicto actual con el jitomate mexicano no es nuevo. Desde 1996, las exportaciones de este producto a Estados Unidos han estado bajo vigilancia mediante acuerdos para suspender investigaciones antidumping. El último de ellos fue firmado en 2019, durante la primera administración de Donald Trump, bajo condiciones similares a las de ahora. El anuncio reciente de Washington implica la ruptura de ese acuerdo, lo que reactivaría automáticamente las sanciones arancelarias.
Según el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, esta situación responde más a presiones políticas de los agricultores de Florida que a un análisis técnico real.
“Desde el año de 1996 los productores de Florida nos han acusado sin razón de vender jitomates por debajo de costo. No es cierto, pero llevan décadas en esa historia”, explicó. En su opinión, las nuevas tarifas solo afectarán al consumidor estadounidense. “Les van a salir más caras sus ensaladas, su kétchup y su comida en general”, advirtió.
Dependencia mutua y consecuencias económicas
El panorama que delinean las autoridades mexicanas apunta a una relación comercial profundamente interdependiente. Según cifras oficiales, México exportó en 2023 más de 2 mil 562 millones de dólares en jitomate, de los cuales el 99.8 por ciento tuvo como destino Estados Unidos.
Además, seis de cada diez jitomates consumidos en ese país provienen de México, por lo que, como subrayó Berdegué, “no nos pueden sustituir porque no es que haya un montón de otros países que produzcan esta cantidad de tomates de buena calidad a un precio conveniente”.
El funcionario federal insistió en que la medida no se justifica técnicamente. “No es un arancel como tal, sino una cuota compensatoria por una supuesta trampa comercial. Pero no hay dumping, el Estado mexicano no subsidia a los productores”, sostuvo.
También reveló que el gobierno mexicano no fue notificado oficialmente por las vías diplomáticas, sino que la comunicación se hizo directamente a abogados de productores estadounidenses. “Eso está mal”, criticó Sheinbaum.
Evaluación de represalias: cerdo y pollo en la mira
Frente a esta coyuntura, el gobierno mexicano analiza opciones de respuesta. Una de ellas es activar mecanismos similares a los utilizados por Washington, pero contra productos estadounidenses que, según México, también se introducen al mercado nacional a precios artificialmente bajos.
Las investigaciones por dumping al cerdo y el pollo estadounidenses ya están en curso. En el caso del pollo, existe un antecedente: en 2012 se llegó a un acuerdo con Estados Unidos, el cual México ya advirtió que puede revisarse.
Sheinbaum recordó que México cuenta con herramientas legales para imponer medidas correctivas, y su administración está evaluando su aplicación si Washington no reconsidera la medida sobre el jitomate.
“Estamos buscando el diálogo, pero también hay que dejar claro que hay reciprocidad”, afirmó.
Diálogo como primera vía, sin ceder soberanía
Pese a las tensiones, el tono oficial del gobierno mexicano apuesta primero por la vía diplomática. “Vamos a empezar a conversar, a dialogar, como siempre ha dicho la presidenta Sheinbaum”, expresó Berdegué, al reiterar que estos conflictos comerciales son habituales y que ya se han superado en el pasado.
De hecho, el propio secretario se mostró optimista sobre llegar a un nuevo acuerdo con Washington durante los 90 días de plazo antes de que la tarifa entre en vigor.
“Esto no es nuevo, ya ha pasado antes. Hay espacio para el entendimiento”, confió.
No obstante, el endurecimiento del discurso presidencial y la evaluación de represalias reflejan una posición firme frente a lo que México considera un trato injusto por parte de su principal socio comercial.