
Ana María Ibarra, candidata a Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en su segundo día de visita en su natal Chiapas, a donde acudió para buscar el voto de sus paisanos, en su escala en el municipio de Chilón, aseguró que “fue en los primeros años de trabajo de campo que entendí la magnitud de la deuda histórica que el Poder Judicial arrastra con los pueblos indígenas, una deuda hecha de siglos de desigualdad e inequidad”.
La aspirante a ocupar un lugar dentro de la Máxima Corte del país, se reunió primero con vecinos e integrantes de la sociedad civil de Palenque, donde recordó que las primeras actividades que realizó como parte de su formación académica en la entidad fue “hace 20 años (cuando) tuve la oportunidad de visitar los caracoles zapatistas de la comunidad Ocosingo, donde atestigüé la importancia de su lucha por la identidad y la autonomía”.

En su siguiente escala, la candidata a ministra llegó al municipio de Chilón, donde se entrevistó con vecinos de Mequeja, donde recordó que en sus primeros años de carrera trabajó en la comunidad de Pamal Navil, y “en esos primeros años, entendí la magnitud de la deuda histórica que el Poder Judicial arrastra con los pueblos indígenas, una deuda hecha de siglos de desigualdad e inequidad”, enfatizó.
En la misma línea, subrayó que “la justicia debe reconocer que no todas las personas llegan en las mismas condiciones a exigir sus derechos”, por lo que dejó claro que la equidad no puede entenderse como un acto de generosidad, sino como una obligación esencial del Poder Judicial.

Asimismo, Ana María Ibarra apuntó que “la justicia debe emparejar el terreno, no perpetuar las diferencias”, por lo que resaltó que se debe reconocer que existen barreras que excluyen a las personas indígenas, lo que deben tomar en cuenta los jueces y mirar más allá del texto de las leyes y actuar con sensibilidad ante la realidad de quienes buscan justicia.
La candidata a ministra subrayó que la lengua, la memoria histórica y la organización comunal representan formas vivas de identidad que deben ser protegidas con instrumentos jurídicos eficaces, por lo que instó a mantener “la lucha por la dignidad indígena (que) es también una lucha por el alma de este país”.

Como Ministra, reiteró su compromiso de trabajar desde la Constitución para eliminar esas barreras y acercar la justicia a quienes históricamente han sido marginados.