El presidente, Andrés Manuel López Obrador, criticó este viernes desde la frontera las políticas antiinmigrantes de los gobernadores de los estados de Florida, Ron DeSantis, y Texas, Greg Abbott, al señalar que "tiene que ver con las campañas" políticas en Estados Unidos.
"México ha presentado algunas quejas, sobre todo con motivo de la actitud del gobernador de Texas. Es distinta la actitud del Gobierno de California con respecto a la del Texas", dijo López Obrador en su conferencia de prensa diaria, ahora en la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos.
Abbot ordenó colocar la boyas en medio del río Bravo para contener a los migrantes, mientras que DeSantis ha prometido, si es elegido presidente, enviar fuerzas especiales estadounidenses a México para enfrentar a los cárteles de la droga.
"El gobernador de Texas es muy antiinmigrante igual que el gobernador de Florida, que está aplicando medidas contra los migrantes", señaló López Obrador.
Dijo que las decisiones de ambos gobernadores contra los migrantes tienen que ver con las campañas políticas y por eso "DeSantis está muy abajo, no levanta y se cayó en las encuestas" a partir de que aplicó medidas antimigrantes.
El presidente destacó su relación con el Gobierno de Estados Unidos, al apuntar que México es el primer socio comercial con EU y recordar que la inversión extranjera directa "está llegando al país como nunca" al sumar casi 33 mil millones de dólares en 2023.
Sobre la magna obra que se va a construir en la garita de Otay en Tijuana, López Obrador dijo que la parte que le corresponde a México se va a terminar antes de concluir su gestión.
"Desde Tijuana hago un llamado a las autoridades de Estados Unidos para que hagan lo propio porque van muy atrasados y vamos a terminar nosotros primero. Si no está la parte concluida que le corresponde a Estados Unidos, no vamos a tener la posibilidad de utilizar este paso que es muy necesario por el incremento de tráfico y mercancías en esta frontera", apuntó.
El pasado miércoles ocurrió en Estados Unidos el tercer debate republicano en el que los aspirantes consideraron al gran ausente y líder de las encuestas, el expresidente Donald Trump, como el candidato del pasado.
Los aspirantes arremetieron contra el presidente Joe Biden y especialmente contra su política económica, el manejo de la frontera sur con México y el levantamiento temporal de algunas sanciones al Gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
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