Quilín Alvarado y su familia --seis personas más, entre ellas tres niñas-- llevan ya rato deambulando por este cañón miserable, arrastrando los zapatos entre piedras, lodo y desechos. Él se oprime las costillas de vez en vez para recobrar la respiración. Jamás --contará después-- se recuperó de las fracturas múltiples provocadas por aquella golpiza. Sobrevivió de milagro.
-¿Qué buscan? -se pregunta sin ocultar la compasión.
-Un lugar --responde él-- donde se pueda vivir en paz…
La frase se escucha como un proyectil devastador en este desfiladero usado antes como vertedero de basura de una de las colonias más antiguas y marginadas de Tijuana, de nombre paradójico: Divina Providencia; sintetiza el peregrinar constante de cientos, miles de familias hacia el norte del país, provenientes de diversos estados. Porque ahora ya no son hombres y mujeres solitarios, sino estirpes completas: abuelos, padres, hermanos, hijos, sobrinos, tíos, nietos…
La pobreza y el hambre han dejado de ser motor del desplazamiento. Ahora lo es la violencia, pero no cualquiera: una inconcebible, descarada, en la cual no parece haber espacio para el remordimiento.
La frase también destaza el sueño presidencial de un México sin migración. Al arrancar su administración Andrés Manuel López Obrador expresó: “Tengo un sueño que quiero convertir en realidad. Llegará un día durante mi gobierno que no irán mexicanos a trabajar a Estados Unidos, porque van a tener trabajo y serán felices donde nacieron”.
Para cumplirlo, el 29 de diciembre de 2018 -antes de cumplir un mes en la presidencia-, anunció un proyecto especial enfocado a los 3 mil 180 kilómetros de la frontera norte, al cual llamó Zona Libre: incluía estímulos fiscales, disminución del Impuesto Sobre la Renta del 30 al 20 por ciento, reducción del IVA del 16 al 8 por ciento, aumento al doble del salario mínimo y homologación del precio de los energéticos (gasolina y diésel, en aquel entonces más baratos en la Unión Americana, y la electricidad). El objetivo era impulsar la inversión, crear empleos y aprovechar “la fortaleza económica” de las entidades fronterizas estadounidenses.
Entró en vigor el 1 de enero de 2019, en los 43 municipios limítrofes de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
El plan para “retener a paisanos”, dijo el mandatario, se complementaría con la apertura de plazas de trabajo por programas sociales como Sembrando Vida y la construcción de megaobras como Tren Maya, Refinería de Dos Bocas, Corredor del Istmo de Tehuantepec y Aeropuerto de Santa Lucía. “Serán como cortinas de desarrollo para ir reteniendo a los mexicanos en sus lugares de origen, que no tengan necesidad de emigrar”, explicó.
Trece meses después: el 12 de febrero de 2020, al realizarse en la mañanera un balance sobre la política migratoria, el canciller Marcelo Ebrard admitió a este diario un ligero aumento en el número de migrantes mexicanos. Pero prometió: “La tendencia nos dice que pronto se irá reduciendo”, y sumó un programa de atención específica a los municipios con mayor porcentaje de repatriados.
Sin embargo, contrario a los sueños desde Palacio, los números oficiales -tanto en Estados Unidos como en México- comprueban el fracaso de la estrategia gubernamental y ubican a AMLO como un presidente ligado al repunte en la migración de connacionales, sin olvidar el contexto de la pandemia y la crisis económica mundial.
Durante el sexenio lopezobradorista: de diciembre de 2018 a junio de 2022, han sido detenidos por la patrulla fronteriza 4 millones 790 mil 733 migrantes en su intento por cruzar al otro lado, de los cuales 1 millón 787 mil 623 son mexicanos, es decir, el 37.5 por ciento, de acuerdo con datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.
Pero lo más revelador es el incremento año con año: de los detenidos en 2019, sólo 28 por ciento eran mexicanos; para 2020 el porcentaje subió a 66 por ciento -año atípico por el coronavirus-, en 2021 fue de 35 por ciento, y en los primeros seis meses de 2022 de 37 por ciento.
El ascenso es más notorio al considerar el promedio diario de mexicanos detenidos: en el último trimestre de 2018 era de 548, en 2019 subió a 708, en 2020 a 993, en 2021 a 1,936 y en 2022 a 2,466. Un alza, en este lapso, de 450 por ciento.
YA NO ERA VIDA. Quilín trabajaba como albañil, pero los fines de semana era vocalista de una banda especializada en música sinaloense. Al final de una fiesta, un par de sujetos lo abordaron.
-Queremos que nos vayan a tocar a una reunión -le dijeron.
-¿Cuándo?
-Ahorita. Te pagaremos más de lo que cobran…
“Lo platiqué con los compañeros, pero nadie quiso, porque ya sabemos cuál es la pinta de esos cuates y no queríamos meternos en problemas. Les dije que ya estábamos muy cansados, que era de madrugada y al siguiente día todos los integrantes teníamos que trabajar. Se enojaron y empezaron a decirnos que éramos unos rajones. Pensé que no pasaría de ahí”.
-¿Y fue así?
-Cuando llegué a casa ya me estaban esperando varios tipos en una camioneta, me subieron y me golpearon con saña. ´A nosotros nadie nos dice no´, repetían. Cuando me lanzaron al suelo, todavía llovieron patadas. Mis costillas quedaron destrozadas, tardé mucho en recuperarme.
Como en la mayoría de los casos, ya no se trata de agresiones aisladas y únicas. Las intimidaciones contra una misma familia van acumulándose hasta forzar el desplazamiento, y así ocurrió con los Alvarado, originarios de Morelia Michoacán.
“Abrimos un puestecito de tacos en la colonia Tenencia Morelos, rumbo a la salida a Pátzcuaro -cuenta doña Mireya, cuñada de Quilín-. Como a los seis meses, cuando apenas nos estábamos aclientando, unos que habían ido a cenar nos la cantaron derecho: había que darles dinero por derecho de piso”.
-¿Cuánto?
-Dos mil pesos cada 15 días y cena gratis cada que quisieran, y con el tiempo se vería si era más. Dijeron que eran de la Familia Michoacana y que el pago era protección, para que no nos pasara nada. Nos dolió y afectó mucho, porque apenas la íbamos pasando, pero le entramos por miedo. Llevábamos como dos pagos cuando llegó otro grupo a decir lo mismo.
-¿Del mismo grupo criminal?
-Eso dijeron, aunque no se sabía quién era el real. Son como muchos grupitos peleándose la plaza. Unos dicen que vienen de La Familia, otros del Cártel Jalisco, y andan con camionetas rotuladas como si fueran patrullas de la policía. Era de no aguantar: unos, golpeados; otros, amenazados y obligados a dar lo poco que ganábamos. Por eso decidimos huir.
Doña Mireya huyó con su esposo y sus dos hijas; su hermana y la pareja de ésta: Quilín, y la pequeña de ambos. Los siete pagaron boletos de mil 700 pesos y viajaron más de horas rumbo a esta ciudad amurallada, espejo con mil reflejos del dolor.
-¿Cómo está aquí en Tijuana la seguridad? -pregunta Quilín, sin encontrar respuesta.
"Quería seguir luchando donde nací, trabajar las parcelitas que mi abuelo nos dejó, pero esa ya no era vida. Ahora sólo buscamos un pedacito de tierra donde podamos estar tranquilos…"
Total de detenidos en sexenio de AMLO: 4,790,733
Mexicanos: 1,787,623 (37.31%)
2019
Detenidos en general: 921,812
Mexicanos: 258,393 (28.3%)
Promedio diario: 708 mexicanos.
2020
Detenidos en general: 547,777
Mexicanos: 362,251 (66.13%)
Promedio diario: 993 mexicanos
2021
Detenidos en general: 2,035,656
Mexicanos: 706,647 (34.71%)
Promedio diario: 1,936 mexicanos
2022 (de enero a junio)
Detenidos en general: 1,227,171
Mexicanos: 446,391 (36,37%)
Promedio diario: 2,466 mexicanos
EL DATO
*De todo el sexenio lopezobradorista, el mes con más detenciones de mexicanos ha sido marzo de este año, con 87,899
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