Alejandro Armenta, candidato de Morena y partidos aliados, está adelantado en los proyectos que desea emprender desde la gubernatura de Puebla. Hay seis meses entre la elección y la toma de posesión que ya planea utilizar concienzudamente para el tema presupuestal y dar cabida a proyectos carreteros, fortalecimiento municipal y desarrollo económico de cara al corredor ístmico que López Obrador está construyendo.

En este último rubro Armenta es claro: “Puebla debe competir con Jalisco y Nuevo León”, las entidades que mejor están entendiendo el reordenamiento de las cadenas productivas internacionales (nearshoring). En buena lid, ve también a Querétaro y a la CDMX como rivales a los que hay que competirles en atracción de inversiones.

Y, en cuanto al perfil de gobernador que se propone ser, subraya que hay que apretar manos con el pueblo y apretar tuercas en la maquinaria del gobierno.

–Usted tiene la oportunidad de ser el primero quien, luego de ocho gobernadores, inicie y termine un sexenio...

—La planeación en campaña debe ser para años, debe ser contundente en objetivos y metas. Como administrador, el diagnóstico, la presupuestación y la ejecución está en una línea de tiempo. Hay que acelerar el paso, tuvimos ocho gobernadores en los últimos años. La dimensión de la justicia, de la seguridad y de la riqueza comunitaria son los aspectos centrales del humanismo mexicano que traducimos para Puebla en oportunidades para las micro y medianas empresas, las que generan el 80 por ciento de la riqueza. Para hacerlo necesitamos que la administración estatal sea tan eficaz que permita que la Federación y los municipios estén perfectamente coordinados para cumplir los derechos sociales: seguridad, salud, empleo, movilidad y educación.

–¿Hacia dónde apuntar a Puebla en el próximo sexenio para utilizar mejor sus fortalezas?

—Durante seis años tenemos que ser en Puebla más rápidos que Jalisco, mi obligación es ir más rápido que Nuevo León, que Querétaro y Ciudad de México. Ya le ganamos a Oaxaca y Guerrero. Somos el segundo exportador de autos en el país y tenemos el clúster en materia de salud más importante en el sur-suereste del país y aportamos el 10 por ciento de la matrícula en las universidades públicas y privadas.

Puebla está llamado a ser el valle de la tecnología, la electromovilidad y la sustentabilidad del país en una zona con más de cien municipios enmarcados entre el IztaPopo, la Malinche y el Citlaltéptl.

Este es el contexto.

—¿En este esquema los municipios pueden fortalecerse?

—Soy municipalista, fui presidente municipal a los 22 años y para mí es fundamental. Cuando combinas gobiernos inclusivos, que tienen como sustento el humanismo y con empresas inclusivas, generas desarrollo. Es algo que estudie en el doctorado en Administración Pública, analizando los diez principales países que hoy son potencia y que tienen mejor calidad de vida en su población.

—¿Qué oportunidades ve en el México de hoy para Puebla?

—Uno de los temas centrales es aprovechar lo que significará la puesta en marcha del tren interoceánico. Recorrí ese trazo ferroviario hace dos meses, de Coatzacoalcos a Salina Cruz, bajé a todas las estaciones y pude dimensionar lo que va a pasar en 20 o 30 años, algo similar a lo que pasó con el Canal de Panamá que permitió el flujo de mercancías.

Puebla es la puerta de entrada al sur-sureste y es paso obligado del tren interoceánico. Puebla debe convertirse en el principal proveedor de mercancías y de oportunidades de negocios en la región. Pero sería un error vender materia prima, lo que necesitamos hacer es lograr que signifique tecnología.

—¿Qué hacer con los municipios en donde no se ha logrado romper el ciclo de la pobreza?

—Puebla tiene 6 mil localidades, muchas dispersas. La zona donde se asientan los parques industriales, las grandes factorías, en donde el desarrollo educativo y el acceso a la salud tienen una normalidad funcional entre la población, lo que tiene contradicción con la mixteca poblana, con la sierra norte y en la nororiental, en donde tenemos retos enormes en materia agropecuaria.

Tenemos que conectar la sierra nororiental y norte y vamos a implementar una conexión carretera que nos permita dejar atrás el aislamiento de más de 50 municipios. En cuanto a la mixteca, la doctora Claudia Sheinbaum dio a conocer una conexión carretera en toda la parte sur, la base en el mapa de Puebla, de Izúcar de Matamoros a Acatlán de Osorio, Ixcaquixtla, la colorada y Tehuacán. Es la ruta del gran tren de pasajeros que la doctora Sheinbaum ha planteado y que marcará un antes y un después.

—La seguridad pública, a nivel federal y local, es quizás lo que luce más apremiante, ¿qué piensa en torno a este tema?

—En el concepto de la teoría del estado, los ciudadanos ceden parte de su libertad para que el gobierno, el poder, cuide de los ciudadanos. Esa es la razón: la seguridad. ¿Qué tenemos que hacer? La Guardia Nacional se va a consolidar, hay países en donde estas corporaciones tienen cien años, la de México tiene apenas 5 años y va a pasar de una Guardia de tipo militar a una de corte civil con capacidad de proximidad; pero eso requiere madurez en la institución. En el caso de los estados, las policías deben estar articuladas con los municipios y la federación. Yo veo a las policías municipales ajenas a la atención en materia de seguridad, endebles frente a los grupos delictivos.

La seguridad no puede ser vista sólo desde la óptica de gobierno. Tiene que atenderse como una prioridad de estado. Poder Ejecutivo, poder legislativo, judicial, fiscalías, tienen una responsabilidad para que la justicia se ejerza; sin embargo, los tres órdenes de gobierno si no trabajan por más esfuerzos que hagan, no lograrán sus objetivos.

En el caso de Puebla tenemos que escuchar a las unidades de producción: escuchar a la sociedad para saber qué está pasando; hablar con unidades de producción, con productores agrícolas; hablar con transportistas para saber qué está pasando en carreteras federales, estatales y vecinales. Hablar con maestros y maestras para saber qué está pasando en la educación y saber cómo surge el fenómeno delictivo en las tres dimensiones, la del origen, del tejido social, la que implica apoyar a las empresas para que la pobreza no signifique recurrir al acto delictivo para eludir la pobreza o lograr una aspiración de crecimiento.

Otra dimensión tiene que ver con la tecnología, con la investigación para lograr detener a los delincuentes, es el ámbito de la criminología y la criminalística.

La tercera dimensión es la que todos vemos y que creemos que es la única que hay que atender: la reacción ante un acto delictivo en una escuela, en un cajero, en una carretera, en una calle, en un sitio turístico.

La articulación eficaz en seguridad pública significa entender todas estas dimensiones.

—Se le ha escuchado a usted una frase que me gustaría que explicara, ¿cómo se aplicaría desde la gubernatura de Puebla la premisa de “apretar manos y apretar tuercas”?

—Apretar manos es esto (estrecha la mano de los presentes) con los ciudadanos y apretar tuercas es para la administración pública. Las áreas de la administración se desajustan. Pensemos en un reloj de Zacatlán, hermoso y preciso, que es una máquina que requiere movimiento constante; igual la administración, requiere de ese movimiento constante para cumplir con las obligaciones sociales.

Soy administrador público de profesión, de la Benemérita Universidad de Puebla, tengo maestría y doctorado, me preparé para servir a los poblanos y por eso sé que hay que apretar manos y apretar tuercas.

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