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CEM llama a autoridades recién electas a un diálogo por un México libre de adicciones

Los obispos del país resaltan que “El México que aspiramos a ser se construye sobre los cimientos de la justicia, la solidaridad y el Estado de derecho”

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Los Arzobispos y obispos del país a través de un videeo mensaje convocaron a la ciudadania a ir a votar el proximo 2 de junio y elegir

Los obispos del país llamaron a las autoridades recién electas a convocar a un diálogo para construir un México más seguro, justo y próspero 

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La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo un llamado a todos los sectores de la sociedad “especialmente a quienes han sido elegidos para guiar el destino de nuestra nación”, a un diálogo constructivo y a una acción coordinada, para alcanzar un México en paz y sin adicciones.

“El México que aspiramos a ser se construye sobre los cimientos de la justicia, la solidaridad y el Estado de derecho”, ante lo cual, se enfatizó en la necesidad de trabajar juntos para edificar una nación donde cada mexicano pueda vivir con dignidad y esperanza, libres de la influencia del narcotráfico y la adicción.

En la víspera a la conmemoración del Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, este 26 de junio, el Arzobispo de Monterrey, monseñor Rogelio Cabrera López y monseñor Ramon Castro Castro, presidente y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), respectivamente, establecieron que “nuestra meta común debe ser la construcción de un México más justo, seguro y próspero para todos, libre de las cadenas del narcotráfico y sus devastadoras consecuencias”.

A través de una misiva y a nombre de todos los obispos del país resaltaron que la lucha contra el narcotráfico requiere un enfoque integral que fortalezca nuestras instituciones, fomente una cultura de legalidad y cree oportunidades de desarrollo para todos los mexicanos, en particular para nuestros jóvenes.

Señalaron que el tráfico de drogas ha impactado severamente nuestro país, afectando el tejido social y la seguridad de todos los mexicanos, por lo que, el país entero está en un momento de reflexión y renovación, ante las nuevas autoridades en quienes estarán los destinos del país.

“Tras el reciente proceso democrático, se nos presenta la valiosa oportunidad de fortalecer los cimientos de nuestra nación”, para lo cual es necesario unir esfuerzos, trascendiendo diferencias, a fin de robustecer nuestras instituciones y promover el bien común.

Ante la situación actual que se vive en el país, es urgente que todos los sectores de la sociedad, autoridades recién electas, sociedad civil, comunidades de fe y ciudadanos entablen un diálogo constructivo y a trabajar conjuntamente, ya que sólo mediante un esfuerzo coordinado y un compromiso compartido se logrará abordar eficazmente esta problemática que ha causado tanto dolor en el país, incluidas las víctimas en el pasado proceso electoral.

En este sentido, se enfatizó que “trabajando juntos en un espíritu de apertura y respeto mutuo, podemos desarrollar estrategias integrales que fortalezcan el tejido social, promuevan la cultura de la legalidad y ofrezcan alternativas viables a nuestros jóvenes”, al tiempo de que se resaltó que como Iglesia “nos comprometemos a ser parte activa de este diálogo, aportando nuestra visión y recursos para construir un México más justo, seguro y próspero para todos.

El narcotráfico representa un desafío multifacético que va más allá de la seguridad pública; pone a prueba los fundamentos mismos de nuestra sociedad: la justicia, la solidaridad, el respeto a la vida y la dignidad humana.

Ante esta realidad, estamos llamados a una respuesta colectiva y decidida, máxime, ante el aumento en el consumo de drogas, especialmente entre nuestros jóvenes que se ha venido observando.

Se recordó además, que el uso indebido de drogas afecta no solo la salud individual, sino la estabilidad de las familias y las comunidades y a menudo se convierte en un obstáculo para el crecimiento y la realización personal de nuestros jóvenes.

Como sociedad, estamos llamados a ser una comunidad de apoyo y esperanza, fortalecer los lazos de solidaridad y cuidado mutuo “acompañando a nuestros jóvenes en el descubrimiento de caminos auténticos hacia la plenitud y el sentido de la vida.

En este contexto se sumaron al pronunciamiento del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM): “no naturalicemos la situación, no dejemos que el corazón se nos llene de miedo ni que se adormezca nuestra capacidad de reconocer que está en juego el presente y el futuro de la sociedad”, es decir, los jóvenes.