La lentitud del conteo distrital y los ataques morenistas a estos órganos es el final de una elección ya definida por la ciudadanía el pasado domingo. Los atrasos no impedirán que entre la noche del viernes y la mañana del sábado, la autoridad electoral logre el conteo total (y oficial) de la elección de gobernador, diputados, presidentes municipales y cabildos.
Antes de la noche de mañana viernes, es prácticamente imposible que el conteo termine.
El ataque de Morena, alentado personalmente por Mario Delgado, líder nacional de ese partido, y la excandidata Claudia Delgadillo, golpearon una debilidad en la red electoral que era bien conocida por todos los partidos: el personal contratado para el proceso 2023-2024 y la capacitación que recibió dicho personal lucía apenas suficiente para las tareas a realizar. Un golpe como el recibido, sabían, iba a ser muy eficaz para entorpecer el proceso final de la elección.
Para el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, las limitaciones operativas eran tema añejo que fue ampliamente discutido en el pleno de su consejo general. Tiene que ver con la negativa del Gobierno de México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, a fortalecer los órganos electorales estatales y que se ha traducido en un corte de los recursos presupuestales federales que se consideraban necesario para realizar las elecciones que se verificaron el domingo.
Esta situación derivó en consejos distritales con personal ajustado; suficiente, pero al límite. Y también originó que el trabajo es estos consejos se haya realizado lentamente y se paralizara cuando sus sedes fueron víctimas de las oleadas morenistas que las bloquearon.
El despliegue territorial del Instituto para este año incluyó al menos 150 oficinas, 20 concejos distritales, 125 concejos municipales y 5 centros de operación regional.
El golpe de Morena, resultó certero para alentar más un conteo que ya se ejecutaba a media marcha con todos los recursos disponibles.
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