La dermatitis atópica, es la enfermedad inflamatoria más común en la piel, y para las personas que viven con este padecimiento, además de enfrentar sus síntomas, deben enfrentarse a vivir con una carga emocional bastante considerable, debido a que altera sus relaciones interpersonales, genera rechazo -hay quienes piensan que es un padecimiento contagioso-, estigmatización y aislamiento social.
Es importante mencionar que esta enfermedad de la piel se origina por un trastorno que provoca enrojecimiento y picazón, la cual suele ser frecuente en niños, aunque también puede manifestarse en cualquier otra etapa de la edad adulta.
Hasta la fecha es una enfermedad de la piel, la cual no tiene cura, pero hay diversos tratamientos que permiten brindar alivio a la picazón que se siente en la pie, ya que es un padecimiento duradero y periódicamente suele presentar exacerbaciones, e incluso manifestarse junto con asma o con rinitis alérgica.
Ante este panorama, la doctora Nuria Marcos, directora del Área Médica para Lilly Latinoamérica, en el marco del Media Day de Lilly México, resaltó que estas afecciones que alteran la vida de los pacientes con dermatitis atópica, la farmacéutica desarrolló una alternativa terapéutica que permitiera brindar a los profesionales de la salud una opción para cubrir necesidades no satisfechas para la atención de estos pacientes.
Abundó que esta nueva alternativa ha demostrado una mejora positiva en la condición del paciente a partir del segundo día, lo que es un logro sustancial para el cuidado del padecimiento.
ENFERMEDAD QUE ALTERA LA VIDA
En México se estima que la prevalencia en población adulta es de 4.0%, lo que representa un aproximado de un millón 138,104 de personas con dermatitis atópica, mientras que el pico de incidencia se presenta entre los 20 y 40 años, afectando la edad productiva de los pacientes.
En el ámbito laboral, esta enfermedad impacta con un ausentismo de 76 horas al año por las múltiples recaídas que causa la dermatitis, ya que en promedio, los pacientes con dermatitis atópica de moderada a grave pueden tener un brote cada tercer día, dando un total de 136 recaídas por año, lo cual les ocasiona baja productividad y pérdida económica en el entorno familiar debido al cuidado que requieren estos pacientes.
Además, es importante mencionar que este padecimiento suele acompañarse con enfermedades alérgicas como: asma, fiebre de heno, alergia alimentaria y enfermedades no alérgicas como psiquiátrico-emocionales, alteraciones de sueño, infecciones, cardiometabólicas), prurito (picazón), dolor en la piel, alternaciones del sueño, infecciones, trastornos de salud mental, ideación suicida, déficit neurocognitivo, bajo desempeño escolar/laboral, y bullying.
Las personas con el padecimiento suelen recorrer un camino largo antes de llegar al dermatólogo con manejos caseros, cremas y terapias alternativas que retrasan el diagnóstico o un tratamiento adecuado, esto se traduce en una mala calidad de vida por la comezón que se presenta en 54% de las personas; dolor de piel en 61% de los pacientes y 81% de quienes la padecen suelen tener problemas de sueño.
Ante tal panorama, insistió en que la opción terapéutica de la farmacéutica actúa como un inhibidor de JAK1 y JAK2, proteínas clave en el origen de las enfermedades como la dermatitis atópica, con lo que se convierte en una alternativa innovadora, eficaz y de fácil toma que permitirá una mejor adherencia al tratamiento y un óptimo cuidado de la piel del paciente.
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