La dermatitis atópica, es un padecimiento de la piel que produce irritación, comezón, resequedad, descamación de la piel, la cual es incurable, pero, con el tratamiento adecuado el paciente puede tener una vida libre de molestias.
Por el contrario, si no se atiende de manera oportuna, en casos extremos pueden llevar al paciente a la depresión o pensamientos suicidas.
Especialistas en el tema, señalaron que, el desconocimiento de esta afección en la piel hace que se confunda con alguna enfermedad contagiosa, incluso creer que es sarna, porque la resequedad causa descamación en: cuello, brazos, piernas o cara.
En conferencia de prensa, el doctor Josué León Merlos, gerente médico de Laboratorio Leo Pharma, sostuvo que la dermatitis atópica que puede ir de moderada a grave, suele ocasionar picor, enrojecimiento de la piel, hinchazón, llagas o supuración.
Esta condición, dijo, “puede ser debilitante, asociarse a dolor, e incluso ocasionar alteraciones del sueño por esa sensación de malestar en la piel, con mayor impacto en infantes que es cuando se comienza a manifestar esta complicación en la piel”.
La doctora en genodermatología, Helena Vidaurri de la Cruz, enfatizó que el desconocimiento de la dermatitis atópica, ocasiona que algunas personas recurran a remedios caseros como: miel, sábila, baños con jabones agresivos porque se piensa que la piel está muy sucia o aplicar cremas o lociones con perfumes, sin aliviar nada, y sólo se pierde tiempo que incluso pueden ser años, hasta que llegan con un dermatólogo.
La doctora Vidaurri indicó que la dermatitis atópica aparece por lo regular al año de edad y se mantiene a lo largo de toda la vida.
Alrededor de cuatro millones de personas menores de 19 años la padecen y otros 8 millones de personas de 20 años en adelante, “alrededor de 12 millones de personas en todo el país sufren por esta condición en la piel”.
La especialista aclaró que esta condición se presenta, debido a que la piel presenta una deficiencia para impedir la pérdida o el ingreso excesiva de agua, “por eso nos podemos meter a una alberca y no nos hinchamos o exponernos al sol y no nos deshidratamos tan rápidamente”.
En el caso de esta dermatitis, hay un problema genético, el cual hace que esta barrera natural de la piel no funcione en forma adecuada y se pierde agua más de lo necesario e ingresan factores irritantes a la piel.
Además, hay una disregulación inmunológica, es decir, que hay un perfil inflamatorio, acompañado muchas veces con asma, rinitis o conjuntivitis alérgicas, e incluso alergia alimentaria, y en este último caso, alertó, no es la persona quien debe determinar qué comer o qué debe evitar, sino que se debe acudir con un especialista, quizá un alergólogo, junto con un nutriólogo, para poder determinar la dieta más conveniente, a fin de que la persona no pierda nutrientes.
Aunado a lo anterior, abundó, hay aspectos que siguen afectando la piel de estos pacientes con lo que pueden resultar dolorosas o molestas cierto tipo de textiles, el uso de determinados jabones quizá con demasiada sosa, o perfumados.
Ante todos estos factores que rodean y afectan a quienes padecen determatitis atópica, reiteró, es importante que el diagnóstico lo realice un dermatólogo acompañado de un equipo multidisciplinario, incluido un psicólogo, ya que el retraso en el diagnóstico que pueden ser hasta por 10 años, lleva a los pacientes al cansancio emocional por la situación en la que está viviendo y la desesperación es tal que llegan a pensar en el suicidio como último recurso para acabar con la situación que viven de dolor, vergüenza por sus lesiones, rechazo social, laboral o bullying escolar.
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