La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), es un padecimiento bastante más frecuente de lo que nos podríamos imaginar, si se toma en cuenta que en muchos países de América Latina están subdiagnosticadas estas personas y se presume que hay más pacientes que los identificados de manera regular, señaló en entrevista con Crónica, el doctor Abelardo Elizondo Ríos, neumólogo especialista en salud respiratoria y terapia intensiva.
Uno de los principales problemas que impide un diagnóstico temprano y oportuno, es porque muchos pacientes con EPOC no acuden con el médico, porque el principal factor de riesgo es el tabaquismo y se acostumbran a sus complicaciones.
“Entre el 80 y el 90 por ciento de estas personas tienen historial de tabaquismo y ocurre que casi siempre minimizan sus síntomas, es decir que se acostumbran a vivir tosiendo, con falta de aire y no le ponen mucha atención a este deterioro en la salud, hasta que han progresado lo suficiente para necesitar atención médica más especializada”, puntualizó.
El especialista indicó que por lo que se refiere a la prevalencia, hay estimaciones que señalan que en el país ronda entre el 8 hasta el 12% aproximadamente de personas con EPOC, aunque tiene mucho que ver con la edad.
Este es un tema preocupante si se toma en cuenta que en el país hay alrededor de entre 8 y 10 millones de personas de 60 años o más, y de ellos, la prevalencia oscila entre el 12 y hasta el 15%, es decir, alrededor de 800 mil o un millón de personas que pudieran estarse viendo afectadas por esta enfermedad.
Otros segmentos de la población que se ven afectados son los adultos de entre 40 a 60, está entre 8 y 10%, “lo cual nos dice que es una enfermedad de gente adulta que tiende a manifestarse después de los 40 años por lo regular”.
Además de quien fuma, señaló, también están en riesgo, los fumadores pasivos, aquellos que no fuman pero reciben todo el humo que exhala el fumador y en consecuencia pueden presentar esta enfermedad también, y está acción en forma crónica puede ocasionar inflamación tanto en vías respiratorias como en el tejido pulmonar.
EPOC, EN QUIENES INHALAN HUMO DE LEÑA
El doctor Elizondo Ríos, quien también cuenta con un posgrado en intervencionismo pulmonar, recordó que no sólo los fumadores corren riesgo de desarrollar EPOC, sino también quienes están expuestas al humo de leña, es decir, las mujeres que en la actualidad aún cocinan con leña, quienes viven en las grandes ciudades y se ven afectados por la contaminación ambiental, o la exposición a polvos o químicos que producen inflamación en vías respiratorias.
Ante este panorama, el especialista enfatizó la importancia de que quienes tienen el hábito del tabaco “tomen en cuenta que la única estrategia que realmente funciona y cambia radicalmente la mortalidad en estos pacientes, es dejar de fumar”.
Las medidas con tratamientos medicamentos, técnicas del autocuidado, tienen buen impacto, pero, “en definitiva, lo que más ayuda de manera positiva incluso a disminuir la mortalidad, es dejar de fumar y en estratos económicos bajos, que las mujeres dejen de exponerse al humo de leña”.
MEJORÍA, AL EVITAR FACTORES DE RIESGO
Cuando se evitan estos dos factores de riesgo, la vía respiratoria comienza a desinflamarse y a recuperar un poco su funcionalidad, nunca lo logran al 100%, reconoció, si hay una mejoría importante si además, un médico especialista prescribe el tratamiento adecuado, la mejoría es muy importante.
Al contrario, si la enfermedad progresa, irremediablemente el paciente terminará con oxígeno y posteriormente fallecerá, porque ya no tiene pulmones para respirar incluso cualquier situación que agrava es su función pulmonar, sobre todo infecciones respiratorias como neumonía, enfermedad por Influenza o COVID los puede llevar al hospital incluso con desenlaces fatales.
Por el contrario, si una persona que fuma y deja de hacerlo y lleva una vida con más actividad física, buena alimentación, ejercicio se ha comprobado que después de 10 años llegan a tener la misma función pulmonar que alguien que no fumo nunca.
EMPATÍA, EL PRIMER PASO
El primer paso, para ayudar a que un paciente deje de fumar, señaló, es empatía por parte de su médico y entienda que el paciente tiene una dependencia física a la nicotina y por tanto, es una enfermedad, lo siguiente es que la persona se convenza de que dejar de fumar le va a cambiar la vida y a partir de ahí establecer un plan para que deje de fumar “y ahí los especialistas tenemos muchas herramientas para que el paciente se recupere de esta enfermedad de manera paulatina.
Si la persona deja de fumar y comienza a hacer ejercicio se dará cuenta que comienza a respirar mejor, se cansa menos, que tose menos, tiene menos dolor de pecho vaya empieza a sentirse mejor y ese es el motor para que ellos con mayor facilidad terminen de dejar este hábito
Con adecuadas estrategias de atención, sostuvo el doctor Abelardo Elizondo, las tasas de éxito son del 80% de pacientes que no vuelven a fumar “el punto fundamental para lograr el éxito es que el paciente este motivado y en ello juegan un papel relevante la familia y el médico para apoyarlo en su intención de seguir adelante en su objetivo”.
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