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Más escaramuzas y más encontronazos

En ocasiones, los cambios en el conocimiento humano provocan modificaciones en los libros de texto gratuitos mexicanos

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Libros de texto gratuitos de Historia

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Cuartoscuro

Las disputas por los contenidos de los libros de texto gratuitos resurgen, una y otra vez, a través de los años. En los tempranos años setenta, cuando la reforma educativa del gobierno de Luis Echeverría Álvarez supuso la renovación total de los materiales, no solo se criticaron los libros de ciencias naturales; se vio con mucha desconfianza la desaparición de asignaturas como Lengua Nacional e Historia y Civismo por Español y Ciencias Sociales, pero esa fue la primera vez en que especialistas de instituciones de alto nivel académico participaron en la elaboración de contenidos: a cargo de especialistas de El Colegio de México quedaron los libros de Español y Ciencias Sociales, los de Matemáticas y Ciencias Naturales fueron trabajados por investigadores del CINVESTAV. El escándalo por los elementos de educación sexual minimizó las reacciones al hecho de que los textos de ciencias sociales ya hablaban de Darwin, Freud y Marx, y de los turbulentos años sesenta.

En 1992, la producción de un libro que regresaba a la asignatura de Historia -sin Civismo- produjo revuelo entre personajes de la vida pública que hoy son funcionarios federales: El libro, producido por un grupo de especialistas encabezados por el historiador Enrique Florescano, con revisión de José Emilio Pacheco, fue denunciado como “un intento de legitimar el porfiriato”. Aquel libro solamente se empleó durante un ciclo escolar porque a nadie dejó contento: hubo coincidencia entre intelectuales de izquierda como Paco Ignacio Taibo II (hoy director general del Fondo de Cultura Económica) y altos mandos de las Fuerzas Armadas, que vieron mal la eliminación de las figuras heroicas de la narrativa histórica para para primaria, como los Niños Héroes. Tampoco gustó que se dedicaran ¡dos párrafos! A la represión del movimiento estudiantil de 1968. La izquierda reclamó que se hablara de Agustín de Iturbide sin satanizarlo. Los historiadores responsables simplemente respondieron que habían tratado reflejar el conocimiento histórico que se había generado en el desarrollo de la disciplina y transmitirlo a las aulas de nivel básico.

El movimiento estudiantil de 1968 en los libros de texto volvió a “ser nota” cuando en 2003 un reportero se dio cuenta de que el suceso ya estaba en los libros de texto para secundaria, y que en esa lección se hablaba abiertamente de represión gubernamental y uso de la violencia militar contra los universitarios de aquellos tiempos. De hecho, la polémica era gratuita: esa parte del pasado mexicano ya estaba en todos los libros de historia que el Estado mexicano compraba a las editoriales privadas.

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En ocasiones, los cambios en el conocimiento humano provocan modificaciones en los libros de texto gratuitos mexicanos: en 1969, se añadió una lectura acerca de la llegada del hombre a la luna; las ilustraciones sobre el México del Desarrollo Estabilizador agregaron se enriquecieron con una viñeta sobre el Sistema de Transporte Colectivo METRO, cuando este fue inaugurado. En 2006, hubo un clamor generalizado para que se modificaran las lecciones sobre el Sistema Solar, pues Plutón había dejado de ser considerado un planeta. En 2010, la Arquidiócesis de México, por medio de su vocero, el sacerdote Hugo Valdemar, demandó que los libros de texto gratuitos de Historia se modificaran para dejar claro que los insurgentes Miguel Hidalgo y José María Morelos y Pavón no habían muerto excomulgados. Nadie le hizo caso al padre Valdemar por la sencilla razón de que en los libros de Historia no se incluía la excomunión de los caudillos independentistas.

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