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Estrés podría incrementar en un 14% el riesgo de padecer herpes zóster

Virus de la varicela, el cual está latente en el 99% de los adultos de 50 años y más, podría provocar el desarrollo de herpes zóster

Relación del estrés crónico y herpes sóster

El virus de la varicela aunado al estrés crónico, podría desencadenar la enfermedad de herpes zóster, infección viral que ocasiona lesiones dolorosas en la piel

El virus de la varicela aunado al estrés crónico, podría desencadenar la enfermedad de herpes zóster, infección viral que ocasiona lesiones dolorosas en la piel

El estrés suele ser una condición inevitable en la vida de los adultos, el cual puede tener efectos negativos significativos en la salud de las personas, debido a que se ha identificado que el estrés crónico está relacionado con la disminución de las respuestas de anticuerpos, ocasionando que el sistema inmune se debilite.

Esta situación favorece el desarrollo de padecimientos como la diabetes, la obesidad y la insuficiencia cardiaca, e incluso enfermedades como el herpes zóster, también conocido como culebrilla, causada por la reactivación del virus varicela-zóster, el cual se encuentra presente en el 99% de los adultos de 50 años y más, señaló la doctora Gloria Huerta, gerente médico de Vacunas en GSK México.

Es importante mencionar que el herpes zóster, es una infección viral que ocasiona una erupción dolorosa en la piel, la cual es causada por el mismo virus que provoca la varicela, que permanece en el cuerpo después de contraer varicela.

Refirió que en Dinamarca, se dio seguimiento a más de 77 mil personas mayores de 40 años, encontrando que aquellos que informaron los niveles más altos de estrés psicológico en la vida diaria tenían hasta un 14% más de riesgo de desarrollar este padecimiento.

La doctora Gloria Huerta explicó que el sistema inmune se desarrolla desde el nacimiento y hasta la edad adulta, sin embargo, a medida que los adultos envejecen, la función del sistema inmunológico va disminuyendo como parte de un proceso natural conocido como inmunosenescencia, en el que también los factores genéticos y ambientales juegan un papel importante.

Ante ello, variables como la alimentación, eventos traumáticos físicos y psicológicos, infecciones, tabaquismo, ejercicio, estrés y la vacunación, son algunos de los elementos que de manera positiva o negativa impactan en nuestro sistema inmune.

Señaló que algunas estimaciones contemplan que en tan sólo 6 años, para el 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más y el 14% de ellos podría experimentar algún trastorno mental como la depresión, ansiedad o estrés, lo cual podría comprometer su sistema inmunológico y hacerlos más propensos a desarrollar enfermedades como el herpes zóster.

Como parte de acciones preventivas que ayuden a reducir el riesgo de la reactivación del virus, dijo, es importante contemplar la práctica ejercicio físico, la terapia ocupacional e incluso programas como musicoterapia o ludoterapia, lo cual ayuda a elevar la autoestima y reducir los niveles de estrés.

Aunado a lo anterior, añadió, con base en el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), la mejor manera de prevenir el herpes zóster es la vacunación.

Subrayó que la vacuna contra el herpes zóster además de reducir hasta en un 87.7% el riesgo de la enfermedad, después de 12 años de la aplicación, también ayuda a prevenir sus complicaciones, como la neuralgia posherpética, un dolor nervioso prolongado que puede durar meses y en ocasiones persistir durante varios años, impactando no solo la salud, sino también la independencia y la calidad de vida.