Para mejorar el sistema de salud actual es necesario poner atención en cinco pilares fundamentales: presupuesto, acceso, abasto, innovación y atención, y todo centrado en la atención al paciente y no en la institución, aseveró Octavio Gómez Dantés, doctor e investigador del Instituto Nacional de Salud Pública.
En este mismo contexto, enfatizó que la mejor manera de enfrentar y salir adelante del trauma colectivo que significó la pandemia de la COVID-19 “es movilizar a la sociedad para construir no una nueva, sino una mejor normalidad, representada por un sistema de salud universal que garantice el acceso a servicios integrales de alta calidad con protección financiera”.
En este mismo contexto, refirió que en el 2018 había 54 millones de personas afiliadas al Seguro Popular, ocho millones con seguro privado y sólo 14 por ciento carecía de acceso regular a servicios de salud.
“La cobertura universal de salud estaba al alcance de la mano; era una cobertura imperfecta, sin embargo, estábamos muy cerca de conseguir la totalidad, ajustando la reforma 2003, incrementando el gasto público en salud y avanzando hacia la integración del sistema para hacerlo más eficiente.
Sin embargo, abundó, pese a todos los esfuerzos, lejos de mejorar, fue todo lo contrario, ya que se desmanteló el Seguro Popular, se estancó el gasto público en salud y se consolidó la segmentación/segregación del sistema de salud.
Así lo estableció en el marco de la quinta edición de Medical Expo, evento al cual se dieron cita expertos en el mercado de dispositivos médicos.
El médico subrayó que la carencia en servicios de salud ha provocado, por ejemplo, que se incrementen las muertes maternas, alcanzando las 1,036 en 2021, cuando la Organización Panamericana de Salud (OPS), indica que en un país de ingresos medios (como México), la muerte materna es tan absurda como una muerte por frío. De igual manera que ha existido un descuido en los programas de vacunación.
Además, lamentó, se ha observado un desplome en la esperanza de vida, la cual estaba ya en los 75 años, mientras que ahora está en 70 años, es decir, el nivel que se tenía hace 30 años en materia de vida.
A su vez, Xavier Tello, analista, conferencista y asesor en políticas de salud, enfatizó que los servicios de salud deben enfocarse en darles a los pacientes lo que necesitan, no lo que necesita el sistema o lo que se requiere para hacer lucir a las instituciones y que, para ello, es necesario pensar primero en cómo financiar las cosas, y hacer que la gente participe más en el financiamiento de su salud.
También señaló la importancia de la participación de la academia en el Sistema de Salud, ya que faltan universidades que cuenten con programas de salud y hospitales donde los médicos puedan aprender y hacer investigación”.
En su participación, Enrique Ramírez Barba, médico, salubrista, administrador y servidor público, enfatizó que se debe reconstruir la confianza en las instituciones, pues no es normal que 70 millones de personas paguen su cuota y 20 millones no se inscriban, por lo que se debe volver a la medición por resultados y a establecer alianzas público-privadas, “porque la ley está muy bien, pero la ejecución está mal”.
Consideró necesario y urgente poner atención en el surtimiento y abasto de medicamentos, desde la programación, producción, compra y acceso efectivo. “Debemos actuar juntos, sociedad y gobiernos para que hagamos un mejor país. Tenemos intelecto, capital humano, hay que evitar que las ideologías no interrumpan en el acceso efectivo para la salud”, manifestó.
Los expertos coincidieron en la necesidad de corregir el desabasto de medicamentos, con un mecanismo de compra y distribución eficiente y a prueba de corrupción, elevar los niveles de vacunación; lanzar un programa de emergencia para detener y revertir el aumento en la mortalidad materna; revertir los recortes al presupuesto; devolver el papel rector al Consejo de Salubridad General y regresarle la autonomía a la Cofepris.
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