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Ganadores del Premio Crónica encarnan los valores que nos han forjado como nación: JKG

Crónica tiene una alianza permanente con la comunidad científica, académica y cultural del país, señala; “México es superior a sus problemas”

GALARDONADOS 2023

Los Premios Crónica 2023, Carlos Coello Coello, Margarita Teresa García Gasca (Universidad Autónoma de Querétaro), Elisa Carrillo y Eusebio Juaristi, son acompañados por don Jorge Kahwagi, Fernando Marón Kahwagi, Rafael García Garza y Francisco Báez, al concluir la ceremonia de premiación.

Carlos Coello, Margarita Teresa García (UAQ), Elisa Carrillo y Eusebio Juaristi, son acompañados por don Jorge Kahwagi, Fernando Marón Kahwagi, Rafael García Garza y Francisco Báez

Adrián Contreras

Había de ver el rostro de él, de ella, de ellos, de todas, para entender la profundidad de sentimientos y emociones alcanzada ya por el Premio Crónica. El rostro de Jorge, de los padres de Elisa, de ella misma, de Carlos, de Eusebio, de Teresa.

No era el llamado a una reunión acartonada para entregar estatuillas y diplomas en un salón frío del Museo Nacional de Antropología. No. Era el espacio donde mujeres y hombres cuyo trabajo mueve e inspira, se remontaron a su infancia feliz, a aquel momento en el cual abrieron por primera vez un libro o se imaginaron heroínas o luchadores. El pretexto para recordar y agradecer, para conmoverse y sonreír. El festejo de una vida en aulas o laboratorios, en escenarios y facultades, siempre a favor del país, de un México en pie.

“México resiste, a pesar de todo se pone de pie, crece, prospera y construye su futuro gracias a personas e instituciones como las premiadas hoy”, decía Jorge Kahwagi al iniciar el encuentro: la décima tercera edición de los Premios Crónica, ya bajo el cobijo de la Fundación del mismo nombre.

“En el complejo entorno en el cual nos encontramos, la entrega del Premio se cumple con su objetivo original de 2010: mostrar que México es más que las atrocidades de la delincuencia y las diferencias políticas estériles, llenas de demagogia. Grupo Crónica ha establecido una alianza permanente con la comunidad científica, académica y cultural del país, y sus causas son nuestras causas. Reiteramos nuestra disposición para continuar apoyando desde nuestra trinchera a la educación y a las instituciones de estudio e investigación, donde se han formado muchos mexicanos que han trascendido fronteras”.

Había de ver el rostro de los padres de Elisa Carrillo Cabrera, bailarina de nivel internacional y embajadora de la esencia mexicana, cuando recibió el galardón en la categoría de Cultura. Y los besos distantes que ellos le enviaron cuando ella, con voz quebrada y corazón palpitante, les dedicó todos sus logros: “Gracias por ayudarme a cumplir mis sueños”.

“La danza me ha transformado, desde muy pequeña me enseñó el camino de lo que me hacía feliz, y transformó a mi familia, porque descubrimos un mundo de fantasía. Me ayudó a ser una mujer feliz, realizada”, dijo ella, descrita por Carlos Barrera Díaz, rector de la Universidad Autónoma del Estado de México y responsable de premiarla, como “una de las mexicanas que más impulsan la expresión artística entre infancias y juventudes de nuestro país”.

“Ojalá este premio pueda ayudar a que otros seres humanos abran sus ojos y su alma al poder del arte -prosiguió Elisa-. El arte aquí no es valorado, no lo ven como antídoto contra la violencia, y puede cambiar a la sociedad, mejorar el tejido social, que ahora me preocupa tanto. El ritmo de vida de hoy no nos permite tener momentos de paz, desconectarnos, abrirnos a lo más bello y sencillo que tenemos: cantar, escuchar música, ver un paisaje bello, movernos, una cucharadita de eso nos puede cambiar”.

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Elisa Carrillo: el arte cambia nuestro espíritu; es un antídoto contra la violencia y eso en nuestro país no se entiende

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Elisa Carrillo: el arte cambia nuestro espíritu; es un antídoto contra la violencia y eso en nuestro país no se entiende

Había de ver el rostro de Gina, la esposa del multicitado computólogo del Cinvestav Carlos Coello Coello -reconocido en el rubro de Ciencia y Tecnología- cuando él la llamó “mi gran apoyo y amor”.

El Premio Crónica se convirtió para él, dijo, “en un extraordinario regalo”, porque junto a sus colegas, ovacionado por algunos de sus alumnos y asistentes, celebró su cumpleaños 56.

Y rememoró a su padre: Carlos Artemio, fallecido hace casi 12 años, porque siempre apoyó su deseo de volverse científico; y a su madre, Victoria, por enseñarle a enfrentar los problemas, sin evasiones.

Se trasladó al pasado, a los días de aquel niño nacido en la costa chiapaneca que un día soñó con ser científico:

“Quiso primero ser un superhéroe o un luchador enmascarado, hasta que, gracias a su padre, descubrió los libros, y gracias a los libros se hizo de nuevos héroes: los grandes científicos. Fue hasta ese verano de 1985 cuando al aprender a programar la primera computadora personal que le obsequiara su padre, descubrió que detrás de una pequeña carcasa de plástico podían ocultarse mundos enteros de conocimiento, y en poco tiempo supo que quería dedicarse el resto de su vida a explorarlos todos”.

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La educación de calidad y la inversión en ciencia y tecnología son las verdaderas llaves del progreso: Carlos Coello

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Carlos Coello

“Fueron muchos obstáculos a enfrentar, incluido el cáncer de matriz que su madre debió enfrentar en su primer semestre de estudios, pero ese niño logró sortearlos todos, y para mayo de 1996 era ya un flamante doctor en Ciencias de la Computación, listo para devorar el mundo. Ese niño sueña aún con que algún día los políticos de su país entenderán que la educación de calidad y la inversión en ciencia y tecnología son las verdaderas llaves del progreso”.

Adolfo Martínez Palomo, el gran investigador médico, había distinguido a Crónica como “el único medio periodístico de México abierto durante décadas a la libre expresión de nosotros los investigadores, sin requerimientos ni censuras”, y había descrito a Coello como “un eminente profesor del Cinvestav, institución orientada a promover la educación por más de 30 años, en tiempos buenos y malos, en la época de las vacas flacas y en el presente de las vacas famélicas”.

En ese vaivén de almas dentro de un auditorio, había también de sentir la pasión con la cual el doctor Eusebio Juaristi Cosío, con más de 44 años en el Departamento de Química del Cinvestav, se refería a sus estudiantes, a las moléculas y a sus mejores años como investigador.

“Muchas moléculas son como nuestras manos derecha e izquierda: parecen idénticas, pero no lo son. Necesitamos un guante para la mano derecha y uno para la izquierda”, expresó, tras la ovación por el homenaje en la categoría de Academia.

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Doctor Eusebio Juaristi, el químico más citado de México

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Eusebio

“En 1991 tuvimos la visita en el Cinvestav del doctor Herber Brown, quien había recibido el Premio Nobel de Química en 1979 y en su conferencia mencionó que le fue entregado por contribuciones en las décadas de los 50 y 60´s, pero que en realidad su mejor trabajo lo había realizado después de recibir el Premio, teniendo más de 60 años, ese comentario se me quedó grabado y es con asombro que ahora me doy cuenta de que algunas de mis contribuciones más relevantes las he llevado a cabo con 60 o más años, y que no hubieran sido posibles sin la dedicación de mis estudiantes”.

De ellos, los alumnos, y de libros, habló antes de la ceremonia con el físico Gerardo Herrera Corral, quien compartiría más tarde su reseña desde el estrado:

“Siempre recuerdo el encuentro casual en un restaurante al sur de la ciudad en el que Eusebio me recomendó la lectura de Sándor Márai, el famoso escritor húngaro, y tomé cuenta de que era y es un gran lector. Para él lo más importante son las personas: ha asesorado a más de 120 estudiantes que ahora trabajan a lo largo y ancho del mundo. Eso deja ver su lado humano, y sí, ha hecho suyo el pensamiento de Márai, cuando dijo que toda vida humana tiene algo único, que se va formando poco a poco”.

Eran los rostros y la danza. Era nostalgia y moléculas vivas. Era Chiapas y el sabor a México. Eran poemas de Gabriel Celaya y citas de Nelson Mandela. Eran máscaras y hojas de papel. Era el recuerdo del astrobiólogo Rafael Navarro González (fallecido en enero de 2021, pero cuyo nombre late en una montaña del planeta Marte), en voz del director general de Grupo Crónica Rafael García Garza. Un Premio transformado en fábrica de sueños. Y en vehículo de libertad…

La defendió la profesora Teresa García Gasca, rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro, cuando recibió el reconocimiento en el ámbito de Comunicación Pública, por el impacto positivo de sus medios impresos y digitales, gacetas, semanarios y emisoras:

“Hemos tenido que defender nuestra autonomía de embates emprendidos por autoridades y gobiernos que han pretendido desaparecerla o minimizarla, hemos logrado que prevalezca sobre los intereses políticos y personales, y adelantamos que seguiremos luchando por ella. Nuestra línea política es muy clara: no tenemos línea, hablamos de lo que hay que hablar y decimos lo que tenemos que decir”.

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Las universidades tenemos que defender nuestra autonomía, para servir mejor a la sociedad: Teresa García Gasca, de la UAQ

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UAQ

“Hago un llamado para revalorizar la gran contribución que hacemos las universidades públicas, es necesario considerarlas no como gasto o carga, sino como una inversión, la mejor que un país puede hacer para garantizar el futuro de las generaciones actuales y venideras”.

El historiador Javier Garciadiego, de improvisación inaudita, se encargaría de premiar a la UAQ, pero también, con esa libertad plena, celebraría la “espectacular belleza e inmensidad artística” de Elisa Carrillo, desearía un buen rumbo al proceso de cambio de rector en la UNAM y hablaría de sus fechas felices:

“Lo que se presentó de la Universidad de Querétaro me emocionó, contribuyó a una película denominada Sara, se refieren a Sara Pérez de Madero, nativa de San Juan del Río, quien conocía a unas hermanas de Francisco I. Madero y por eso terminó casándose con él. Como historiador estoy preocupado porque este año se conmemoró el año de Pancho Villa por los 100 años de su fallecimiento, dejando atrás otras dos efemérides que a mi modo de ver tenían más validez: los 150 años del nacimiento de Madero en 1873 y los 70 años del voto femenino, en 1953”.

Para entender la magia de los Premios había de mirarlos. Sí, había de descubrir los rostros de Jorge, de Elisa, de Carlos, Eusebio y Teresa…