Analistas de Grupo Financiero Banorte resaltaron que para el próximo viernes, se dará a conocer el dato del empleo durante agosto, en Estados Unidos, con un estimado de 170 mil plazas, cifra ligeramente mayor al mes previo, con lo que la tasa de desempleo bajaría de 4.3% a 4.2%.
“Si se materializan nuestros pronósticos, creemos que las cifras serían positivas para el apetito por riesgo. En particular, ayudarían a afianzar la perspectiva de que el Fed recortará el 18 de este mes”, pero también serían suficientemente robustas para reducir las apuestas de que al menos la primera baja sería de 50 puntos base, lo que contrasta con la visión de Banorte, de 25 puntos base.
Eso podría generar presiones en las tasas de corto plazo que afectarían al mercado accionario. Sin embargo, probablemente sería más que compensado por señales de que el escenario más factible´ sigue siendo un ‘aterrizaje suave’.
Por lo tanto, las utilidades seguirían creciendo. Por el contrario, un repunte muy fuerte en las plazas podría generar dudas de que se retrasará más el ciclo acomodaticio. Del lado opuesto, mucha debilidad aumentaría los temores de una recesión. Parafraseando a Aristóteles, parecería que la mayor virtud para la narrativa actual, por lo menos en el empleo, está en el punto medio entre dos extremos ‘malos’.
En este sentido, recordaron que durante el pasado mes de agosto el mes inició con un fuerte repunte de la volatilidad, en gran medida por dos catalizadores muy específicos:
El primero fue la decisión del banco central de Japón de incrementar su tasa de interés, advirtiendo que podría continuar con los ajustes, en tanto que el segundo aspecto tuvo que ver con la baja creación de plazas de trabajo en Estados Unidos durante el mes de julio.
En conjunto con apuestas muy cargadas hacia un solo lado para ciertos activos por los inversionistas, estos catalizadores provocaron una especie de ‘tormenta perfecta’ que indujo fuertes pérdidas en la mayoría de los activos, aunque tal situación no duró mucho.
De hecho, en la Perspectiva Semanal del 2 al 7 de septiembre, se destacó que agosto concluyó con un balance positivo en activos de riesgo, ya que la mayoría de los índices accionarios subieron, como fue el caso del Estándar & Poor´s 500, el cual terminó cerca de máximos históricos, con las pérdidas más importantes en Japón y China.
En el documento, se resaltó además, que al cierre de agosto, las tasas de interés soberanas cayeron, sobre todo en vencimientos de corto plazo por las renovadas apuestas de que los ciclos acomodaticios en economías desarrolladas podrían ser más acelerados y sincronizados.
También se recordó que en las divisas, el claro perdedor fue el dólar, el cual cayó frente a todo el G-10 y la mayoría de emergentes.
Latinoamérica no se unió a la tendencia, con el peso mexicano entre las más débiles dentro de este complejo.
No obstante, este sentimiento podría ser retado nuevamente en este inicio de septiembre. En las acciones, el optimismo se debilitó al cierre de la temporada de reportes tras los resultados Nvidia. La empresa sigue siendo la principal beneficiaria del auge de la inteligencia artificial, superó los estimados de crecimiento en ingresos y tiene márgenes de rentabilidad muy altos. Sin embargo, decepcionó a los inversionistas, ya acostumbrados a expectativas muy elevadas que aun así habían sido superadas.
Esta dinámica podría generar algunos focos rojos sobre otras empresas del sector que han tenido fuertes ganancias. A pesar de esta posibilidad, es difícil tener una fuerte convicción ya que prevalecen los ‘espíritus animales’ de los mercados sobre esta temática.
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