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La Marcha del Orgullo LGBT+ es una protesta, no un carnaval

En medio del ambiente festivo de la Marcha del Orgullo LGBTTIQA+ existe una protesta ante las injusticias y crímenes contra las personas diversas

Marcha del orgullo gay en la Ciudad de México
La Marcha del Orgullo LGBTTIQAP+ no es una fiesta, es una protesta (Foto de Archivo) La Marcha del Orgullo LGBTTIQAP+ no es una fiesta, es una protesta (Foto de Archivo) (Cuartoscuro / Fernando Carranza García)

El último sábado de junio se celebra la Marcha del Orgullo LGBTTTIQA+ de la Ciudad de México que, aunque tiene un ambiente festivo, se trata de una protesta y al mismo tiempo un reclamo por todo tipo de violencia que sufren las personas de la diversidad.

México es un país tradicionalmente machista y religioso, dos condiciones que hasta la fecha son utilizadas no sólo para discriminar a los integrantes de este colectivo, sino también para perpetuar y justificar todo tipo de crímenes y discursos de odio, muchos de ellos desde la función pública.

Destaca el caso de la diputada panista, América Rangel, que día con día ataca a todas las personas de la diversidad y aliades, incluso ha presentado iniciativas de ley que atentan contra las infancias trans y para la cual no ha logrado presentar una prueba que sea admisible puesto que su discurso viene desde el desconocimiento de lo que implica la transexualidad.

“Hoy presenté una iniciativa de ley para prohibir que menores de edad se sometan a tratamientos y cirugías de cambio de género y se castigue con cárcel a quien realice estos procedimientos en menores. Como sociedad debemos proteger a los niños de la perversa #IdeologíaDeGénero”, escribió en su cuenta de Twitter, donde también ha utilizado palabras como “pedófilos”, “enfermos” o “pervertidos” para referirse a las personas diversas.

Otro caso es el diputado sin partido (pues el Partido Encuentro Social ya es inexistente), Juan Carlos Leal Segovia, quien desde sus espacios sociales se promueve como católico y defensor de la familia, pretextos que ha utilizado para atacar al colectivo LGBTTTIQA+ y las expresiones propias de la diversidad.

“El matrimonio homosexual conceptualmente no existe, la unión en matrimonio por las cualidades inherentes está la potencialidad de la maternidad. Del llamado matrimonio igualitario no hay potencialidad de procrear por las características del vínculo”, escribió recientemente en sus plataformas.

Además de atacar al colectivo, Leal Segovia aprovecha su base de seguidores para señalar a políticos, instituciones o autoridades que realicen acciones o apoyen la diversidad sexual; por otro lado, se burla de personas como le magistrade, Ociel Baena, debido a que las leyes actualmente sólo contemplan a hombres y mujeres, no así de las personas no binaries.

Otra de las razones por las que integrantes del colectivo LGBTTIQA+ salen a las calles a reclamar es debido a que, en los años más recientes, diversas marcas han utilizado la Marcha del Orgullo para hacerse publicidad, sin tener un real compromiso con las luchas y causas de la diversidad, incluso algunas señaladas por LGBTfobia y defender agresores.

Ese es el caso de Uber, que en reiteradas ocasiones ha sido señalado por incluir entre sus “socios conductores” a personas que violentan a drag queens, mujeres trans y parejas del mismo sexo, agresiones que van desde negarles el servicio hasta robos y golpes. La empresa nunca ha dado soluciones reales o sanciones para sus operadores.

Garnier, Spotify, Citibanamex, Absolut, Google, Calvin Klein, Apple y BBVA, son marcas que las personas LGBTTIQA+ consumen y de las que se han quejado por no apoyar las luchas del colectivo; en meses pasados también señalaron por transfobia en un grupo de Facebook a un supuesto publicista buscaba mujeres trans “que ya hayan completado su transición para campaña de una marca de frituras”, tras las protestas, el publicista reveló que era para Doritos.

Pese a los avances como el matrimonio igualitario, el reconocimiento a la identidad de género y la criminalización de la discriminación, incluidas las llamadas “terapias de conversión”, México ostenta el deshonroso segundo lugar en América Latina en cuanto a crímenes de odio.

De acuerdo con el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBTTTIQ+ en México, de 2019 a 2022, las personas diversas padecieron 305 hechos violentos motivados por el odio.

Tan sólo en 2022 el Observatorio documentó 22 desapariciones y 62 casos de asesinatos, atentados, y suicidios, con la mayoría de las víctimas como personas de entre 25 y 29 años, mujeres trans y hombres homosexuales.

En tanto, la organización civil Letra S, Sida, Cultura y Vida reportó un aumento de más del 11.5 % en los asesinatos de odio contra personas LGBTTTIQ+ en México en 2022, cuando registró 87 frente a los 78 de 2021, aunque también advierte que la cifra real rondaría los 200.

En los últimos cinco años, suman al menos 453 asesinatos motivados por el odio, de acuerdo con su reporte anual "Informe de muertes violentas y crímenes por prejuicio contra personas LGBTTTIQ+".

Otro de los reclamos por parte del colectivo LGBTTTIQA+ es que la Marcha del Orgullo de la CDMX pasó de ser civil, a ser secuestrada por intereses políticos de los partidos; así como económicos de unos cuantos que se autodenominan “comités organizadores”, quienes cobran cantidades millonarias para asegurar espacios a los automotores que participan en la máxima conmemoración para las personas diversas.

Esta politización y secuestro de la Marcha del Orgullo de la CDMX ha provocado confusión entre la población diversa más joven pues muchos esperan ver carros alegóricos y parafernalia, mientras que otros quieren que el desfile vuelva a ser civil, sin marcas, sin empresas y sobre todo sin presencia de partidos políticos.

El ambiente festivo de la Marcha del Orgullo fue importado directamente de su homóloga en San Francisco, la primera en el mundo en pintar de banderas arcoíris las calles y en la que los marchantes decidieron caminar con la frente en alto y orgullo desfachatado, empoderándose de sus cuerpos y sus expresiones, sin embargo, no deja de ser una protesta y un reclamo por todas las injusticias, crímenes, discriminación y sobre todo para que la sociedad deje de señalar, censurar e invisibilizar a las disidencias sexuales.

Es por ello que cada año, homosexuales, lesbianas, bisexuales, travestis, personas trans, queer, no binaries, gender fluid y todas las demás disidencias sexuales salen a las calles a representarse y a dar visibilidad a identidades que la sociedad quiere mantener “dentro de un armario”.

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