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"Me duele recordar": testimonio de una colombiana víctima de trata en México

Tras destaparse a México como principal destino de víctimas colombianas para la trata con fines de explotación sexual, conforme a los datos más recientes del Ministerio del Interior del país sudamericano, Crónica se abocó a buscar un testimonio.

Mujer caminando en la oscuridad
Imagen ilustrativa | Testimonio de una colombiana víctima de trata en México Imagen ilustrativa | Testimonio de una colombiana víctima de trata en México (Cuartoscuro)

La llamaremos Lucy, el nombre con el cual promociona sus servicios sexuales en la web. Es colombiana, de Medellín. Se encuentra por ahora en la Ciudad de México, aunque desde hace un año ha recorrido ya varios estados de la República.

Tras destaparse a México como principal destino de víctimas colombianas para la trata con fines de explotación sexual, conforme a los datos más recientes del Ministerio del Interior del país sudamericano, y corroborarse en los miles de perfiles circulantes en Internet -enfocados al mercado nacional-, Crónica se abocó a buscar un testimonio. Las negativas se multiplicaron: en las voces de las chicas se percibía miedo, a veces indiferencia, a veces resignación. No, era la respuesta tajante. Lucy también lo dudó. La insistencia se prolongó un par de días. Quizás ayudó su edad, su madurez: está por cumplir 38 años. “Ya estoy vieja para esto”, dijo más de una vez durante la charla. Aceptó con una condición: ella decidiría cuáles preguntas respondería y cuáles no. “Si me quedo callada, o me ves enguayabada (triste), ya no sigas, es que me duele recordar”, dijo.

Muchas interrogantes quedaron en el papel. Habríamos querido escudriñar más sobre ciertos pasajes de su historia y revelar más detalles del modo de operación, pero había de cumplirse el trato. Si compartimos aquí extractos del diálogo, sólo es por la certeza de su interés público y de la luz arrojada en torno a una realidad lacerante, la cual ha llevado ya al gobierno colombiano a solicitar a su contraparte mexicana “mayor compromiso y menos miedo” en la lucha contra este delito.

-¿Cuándo llegaste por primera vez a México?

-Acababa de cumplir 24 años.

-¿Cómo fue?

-Por una excompañera del colegio: ella ya estaba acá, me dijo que estaban solicitando modelos para promocionar carros, que sólo se trataba de bailar para atraer clientes.

-¿Y no fue así?

-Al principio.

-¿Y después?

-El que nos trajo y nos pagó el viaje empezó a pedirnos otras cosas.

-¿Qué cosas?

-Que nos acostáramos con los clientes… Yo ni siquiera imaginaba eso, pero vinieron las amenazas, decía que le debíamos no sé cuánto dinero del boleto y del cuarto donde llegamos, que no valíamos nada, que nos podía dejar en la calle y hasta acusarnos con la policía de no sé cuánta cosa. Te van envolviendo, te van metiendo miedo y luego hasta te amenazan con hacerle daño a tu familia. Al final, ya no tienes salida.

-¿Cuánto tiempo estuviste así?

-Fueron años. Algo muy doloroso. Siempre me obligaban a tomar, y me volví alcohólica. Muy doloroso, quisiera borrarlo de la mente…

-¿Cómo saliste de eso?

-Un día me escapé y, como pude, volví a Colombia. Pero allá me sentía como una apestada frente a mi madre, sin futuro, sin dinero. Me costaba dejar la copa y mis hermanos me corrían de la casa.

-¿Por qué hoy estás otra vez en México?

-Desde aquella primera vez, he venido varias veces, pero ya por mi cuenta. Esto se volvió mi forma de sacar dinero.

-Hoy muchas colombianas y colombianos están llegando a México con engaños, para ser explotados sexualmente.

-Lo sé, uno como colombiana sabe la situación que están viviendo otras personas de su país, escuchas historias tremendas.

-¿Qué historias?

-Los abusos, las intimidaciones, ve lo que pasó con las mujeres que encontraron hace días, las mujeres se vuelven una simple máquina para sacar dinero. Ahora está peor que antes, ya no te zafas tan fácil de los jefes.

-¿Qué está pasando en Colombia?

-La economía en Colombia no es buena, los sueldos son muy bajos y hay muchas familias pobres, hay que pagar la renta, la comida, la educación de los hijos. Hay muchas madres solteras a quienes les toca guerriar por sus hijos y sus padres. No es porque esto guste, la necesidad tiene cara de perro. Por eso a muchas les bajan las estrellas y aceptan; otras lo hacen por su voluntad, porque no tienen otra y hasta se endeudan para viajar.

-¿Por qué México?

-Porque hay mejores oportunidades económicas, más plata.

-¿Qué consejo le darías a las jóvenes colombianas?

-Que estudien, porque esto no es vida. Que vean quiénes son sus contactos, que no se contacten mal y no se dejen engañar. Hay muchos hombres malos. Imagínate cuánto se extraña a la familia, tan lejos y en condiciones muy difíciles y peligrosas. Hay muchos hombres malos.

-Son mafias…

-Madre bendita, que Dios nos proteja. Soy muy católica y les pido a Dios y a la Virgen de Guadalupe que me ayuden y protejan de todo mal y peligro. Yo ya estoy vieja, no confío en nadie.

-Mafias internacionales, que operan en México y Colombia…

-Ojalá las dejaran trabajar por su cuenta, a lo mejor pagando turno o ficha, pero que no hubiera retenciones, secuestros ni agresiones.

-¿Cuál es el balance que haces de tu vida?

-No lo sé. Claro que hubiese querido algo distinto, me sigue doliendo el recordar cuando me trajeron hace más de 13 años. Ya no encontré otro camino. No trabajo por gusto, pero tengo gastos. Así he logrado sacar adelante a mis hijos, estoy pagando mi casa allá en Colombia. Nada es gratis, y las necesidades son muchas.

-¿Cuál es tu sueño en la vida?

-Sentar cabeza con alguien que me quiera y me respete, que no le importara mi pasado, convertirme en Juno (diosa romana del matrimonio y la fertilidad)…

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