Para paliar el ambiente de violencia e impunidad y para recuperar la confianza en el Estado se requiere aplicar una Justicia Transicional, señaló Jacobo Dayán, titular del Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM y académico de la Universidad Iberoamericana.
En la sesión siete del programa “Reflexión: Justicia transicional”, el especialista en Derecho Penal Internacional fue invitado para hablar de la importancia que tiene aplicar la Justicia Transicional en México como una solución para acceder a la verdad, la justicia, la reparación de daños y la no repetición de hechos violentos.
El académico señaló, de acuerdo a un comunicado de la IBERO, que debemos entender a la Justicia Transicional como un mecanismo alterno para ayudarnos a salir del “horror en el que estamos metidos”, en un país donde la impunidad y la violencia han perdurado por tantos años, y en donde las instituciones que se supone deben ayudar a resolver estas problemáticas se encuentran atrofiadas.
“En México hay una impunidad que ronda alrededor del 98% dependiendo el delito. Es increíble que cuando vienen expertos internacionales, y nos preguntan en qué delitos existe esa cifra, nosotros decimos que en todos, no importa si es asesinato, robo, secuestros, etc. Al decirles esto, no pueden entender cómo un país puede funcionar con esos niveles de impunidad”.
PILARES.
A pesar del panorama desesperanzador, Jacobo Dayán compartió las características respecto a cómo se deben construir estos mecanismos de justicia transicional que a través de 40 años de experiencia ha acumulado en sus investigaciones. “Cada implementación requiere una adaptación a lo local, pero a grandes rasgos se contemplan cinco grandes rubros que tienen que ser atendidos”.
Indicó que el primero son los procesos de memoria, los cuales sirven para mantener en la sociedad este ADN de no tolerar la violencia, la impunidad y recordar lo ocurrido, no en una memoria del Estado construida verticalmente, sino en una memoria social construida horizontalmente. Detalló que en este apartado entran los museos, películas, canciones, obras de arte, conmemoraciones, y todo lo relativo a procesos de memoria.
“Eso sí, tienen que ser construidos desde la sociedad. Eso nos toca, a los artistas, a los colectivos de víctimas, a la Academia, a la sociedad en general, no al Estado, porque si no lo que tendríamos es una memoria oficial".
El segundo pilar, dijo, es el acceso a la verdad, ya que para poder entender el origen de estos fenómenos debemos preguntarnos “¿qué demonios pasó o está pasando en el país para que la situación no haya mejorado a pesar de los esfuerzos que se han hecho”. Lamentó que la administración actual ofrezca respuestas fáciles como culpar de todo al narcotráfico y al crimenorganizado, que aunque son parte de las violencias, no ofrecen la realidad de lo que está pasando en México.
“Debemos reforzar la construcción de mecanismos sólidos para la construcción de la verdad. ¿Cómo se hace eso? Escuchando a las miles de víctimas en todo el país, así como a quienes han perpetrado actos de violencia. Necesitamos una recolección de miles y miles de testimonios, que en el caso mexicano seguramente serán cientos de miles”.
El tercer punto es la Justicia. Aquí aclaró que la violencia se debe analizar como fenómeno, no como caso, pues en los casos de violencia, al ser tratados de manera tradicional, por lo general únicamente se detiene a las personas que se encuentran “hasta abajo”, mientras que los verdaderos responsables que se encuentran en una posición más alta, raramente son detenidos.
“Asesinan a un periodista y nos dicen a los pocos días en una nota ‘ya se detuvo a dos que dispararon’. Pues de poco sirve detener a los dos que disparan si no se detiene a quien dio la orden. Quienes ejecutan la violencia son reemplazables para quienes operan la violencia, eso es lo más fácil de cambiar, traer dos nuevos sicarios o nuevos soldados”.
Para el cuarto pilar señaló que se debe hacer una reparación a las víctimas. Subrayó que se deben crear mecanismos de reparación eficaces y rápidos, que no tengan que pasar por un juicio. “El Estado debe atender las necesidades inmediatas de las víctimas, becas, apoyos en vivienda, en trabajo, lo más básico de arranque y después medidas simbólicas colectivas, de reparación, memoriales, disculpas públicas y evidentemente indemnizaciones tasadas de alguna manera”. Dijo que hablar del último es muy duro, y puso de ejemplo a Argentina, donde se tasó cuánto el Estado estaba dispuesto o cuánto se iba a entregar como indemnización económica por desaparecido. “Es muy jodida esta discusión porque de alguna manera el Estado tiene que tasar económicamente una vida”.
El quinto y último pilar se refiere a las garantías de no repetición. El especialista en derechos humanos cuestionó ¿cómo hacemos para que esto no vuelva a ocurrir?, a partir de lo que hemos entendido de las violencias que vivimos, Explicó que aquí radica la importancia de contar con una Comisión de la Verdad, para que se haga un registro de los hechos ocurridos, así como para entenderlo y trabajar, con el fin de que no surjan problemas iguales o similares.
“Un ejemplo es la guerra sucia que sucedió en el país: ¿Salimos a buscar a las victimas de ese conflicto?, ¿México generó capacidades de identificación después de tener 1,500 personas desaparecidas, aproximadamente? La respuesta lamentablemente es no, cosa que como mexicanos nos debería preocupar”.
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