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Al rendir en el Zócalo capitalino su sexto y último informe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador presumió que sentó las bases de la transformación que necesitaba el país y aprovechó para organizar una votación a mano alzada entre sus simpatizantes para determinar si la población debe ser quien elija a jueces, magistrados y ministros como parte de la Reforma al Poder Judicial.
“¿Ustedes, qué prefieren, que a los ministros los elija el Presidente y los senadores, o que los elija el pueblo?”, preguntó López Obrador.
“¡El pueeeeeebloooo!”, respondieron algunos de los asistentes.
“Para hacerlo más formal”, López Obrador pidió levantar la mano a quienes estuvieran de acuerdo en que los juzgadores los eligieran el Presidente de la República y los senadores.
La sola mención del poder judicial arrancó fuertes abucheos y las manos de un lado en señal de rechazo.
“A ver, que levanten la mano los que piensan que es mejor, que a los ministros los elija, y a los jueces, el Presidente y los senadores, que levanten la mano (…) Pues no veo a nadie…”, se regodeó.
Acto seguido, al observar y comprobar que sus seguidores apoyaban su “consulta a mano alzada” se dijo convencido de que es lo que quiere el pueblo.
“Esto ayuda a entender cual es el sentimiento del pueblo y también para que lo internalicen nuestros vecinos y amigos de Estados Unidos”.
Ello luego de la advertencia que lanzaron los gobiernos de EU y Canadá por los riesgos que conlleva la incertidumbre al estado de derecho derivado de la elección de jueces, ministros y magistrados por voto popular.
A lo largo de casi dos horas, el mandatario abordó varios temas donde presumió sus logros, entre ellos sus obras como el AIFA, Refinería Dos Bocas y Tren Maya, del que anunció que lo entregará completo en los próximos días.
Reconoció que Ayotzinapa es una asignatura pendiente, pero todavía no termina su mandato como Presidente y se comprometió a seguir buscando a los 43 jóvenes estudiantes.
En medio de las acusaciones de vínculos de su gobierno y algunos gobernadores con el crimen organizado, López Obrador aseguró que en México no existe un narcoestado como ocurría en el Gobierno de Felipe Calderón.
“No existe un narcoestado como el que se configuró con Felipe Calderón”, recalcó.
López Obrador aprovecha su último informe de gobierno para lanzarse contra Xóchitl Gálvez y la oposición porque “iban a cambiar los programas sociales” y los tundió por su derrota.
“Tengan para que aprendan, para que aprendan a respetar al pueblo. Si no quieren al pueblo, van a tener que aprender a respetarlo, cuando menos”, aseguró.
También aprovechó para felicitar varias veces a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, y hasta pidió porras para ella.
“¡Presidenta, presidenta, presidenta!”, arengó.
Señala que a pesar de la caída en la economía por la pandemia,“vamos a terminar el gobierno con un crecimiento promedio del 1%, en el PIB”.
“Algo verdaderamente excepcional”, presumió.
No obstante, el pasado gobierno del priista, Enrique Peña Nieto, entregó el gobierno al tabasqueño con un crecimiento promedio del 2.3%.
López Obrador dijo que las reservas internacionales del Banco de México suman un “récord histórico” de 224 mil 709 millones de dólares.
Asimismo, destacó que no se aumentó el costo de las gasolinas, el diésel, el gas, ni la luz. Resalta la disminución en el precio de la canasta básica y agradece a las cadenas de supermercados por ayudar a evitar la carestía.
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