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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se reúne con su homólogo chileno, en el Palacio de La Moneda

A 50 años del golpe de Estado en Chile, el mandatario mexicano reconoce en el Presidente Salvador Allende, al dirigente extranjero que más admira

El presidente López Obrador conmemora los 50 años del exilio chileno en México
El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, durante su discurso con motivo de los 50 años del exilio chileno en nuestro país El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, durante su discurso con motivo de los 50 años del exilio chileno en nuestro país (La Crónica de Hoy)

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reconoció en el presidente chileno Salvador Allende, al dirigente extranjero que más admira y de quien dijo, “fue un humanista, un hombre bueno, víctima de canallas”.

El presidente Allende, dijo, era un pacifista, por lo que, consideró el mandatario mexicano, el golpe de Estado del general Augusto Pinochet a Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, “la traición de Augusto Pinochet fue un hecho abominable… fue un crimen horrendo… y una mancha que no se borra con toda el agua de los océanos”.

Así lo manifestó en el marco de la visita oficial que el Presidente López Obrador, realiza por Chile, con motivo del aniversario de los 50 años del exilio chileno en nuestro país.

Acompañado por su homólogo chileno, Gabriel Boric, el mandatario mexicano resaltó que el que no quiere la violencia para su pueblo ni para nadie y ve con profundo respeto, con profundo amor, incluso, al adversario, no merece ser tratado de esa manera.

Del presidente Allende, abundó, aprendimos que la mejor forma de lograr una verdadera transformación depende en mucho del esfuerzo que hagamos para despertar la conciencia cívica, del cambio de mentalidad en nuestros pueblos, no sólo de un grupo o una minoría, sino de amplios sectores de la población, de una mayoría lo suficientemente poderosa para establecer un nuevo orden social y político.

Asimismo, señaló que el prestigio de la política exterior de México se heredó del presidente Benito Juárez, se refrendó con el presidente Lázaro Cárdenas —sobre todo con la protección y el asilo a perseguidos del mundo de diversas culturas e ideologías, a los españoles de la Guerra Civil, y también a integrantes de la comunidad judía— y esa política consecuente también se manifestó en importantes decisiones de los gobiernos postrevolucionarios que distinguieron a nuestro país en el concierto de las naciones, en especial, por sus actos humanitarios y de solidaridad.

En su administración, sostuvo, la estrategia política que se ha seguido y que ha dado buenos resultados, se resume, dijo, en la frase “por el bien de todos, primero los pobres”.

Es un orgullo, dijo, constatar que a pese a la pandemia y de la crisis económica precipitada por ese azote y por la guerra en Ucrania, México ha logrado reducir en el actual mandato la pobreza en el país, también algo muy importante, hemos logrado reducir la desigualdad, como no había ocurrido en décadas en nuestro país.

El presidente López Obrador, destacó además que su gobierno busca “atender a los más pobres, a los más necesitados, a los desposeídos, a los humillados”, teniendo además, abundó, la certeza del apoyo de muchos para transformar una realidad de opresión y alcanzar el ideal de vivir en una sociedad mejor, más justa, igualitaria y fraterna.

Sin el apoyo del pueblo, acusó: “no habríamos podido resistir la intensa campaña en contra nuestra por parte de los medios informativos, los medios de manipulación, expertos en la calumnia y, repito, en la manipulación. Hemos sido fieles, pues, al precepto del mejor presidente que hemos tenido en México, Benito Juárez: con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada”.

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