
"Desesperada, angustiada, uno nunca piensa que le van a tocar este tipo de situaciones, el miedo de que mi vida privada quede expuesto es mayor a la impotencia que siento" , narra Elizabet quien ahora es extorsionada por diversas financieras.
Recurrir a préstamos por aplicación y engancharse por redes sociales más que una solución se puede convertir en una pesadilla, como le sucedió a Elizabet, quien fue víctimas de fraudes, ya que por necesidad solicitó varios préstamos anunciados en internet y en los que le aseguraban que no revisarían sus antecedentes en caso de estar en el buró de crédito ni otros requisitos, aunque el pago del supuesto préstamo le resultaría más caro.
“A mí se me ocurrió meterme a unas aplicaciones de préstamos que salieron en un juego y literal, el anuncio decía que tú podías descargar la aplicación sin revisión de buró y sin ningún requisito”, lo que le dio cierta confianza, explicó.
Ante la necesidad y la garantía que le ofrecía la invitación virtual, Elizabet descargó las aplicaciones Klar y Peso Fábrica, en las que ingresó sus datos y solicitó un préstamo por 3000 pesos a pagar en un plazo de 90 días; sin embargo, la joven no terminó el proceso de la solicitud debido a la desconfianza que el sitio de internet le género y sólo dos días después de haber hecho la solicitud de crédito, su teléfono celular fue hackeado y comenzaron a cobrarle un monto que jamás pidió.
“Yo no solicité el dinero que me señalan, pues varios de mis conocidos me dijeron que se trataba de una estafa, por lo que decidí no pedir el préstamo, aunque de nada sirvió, sólo bastaron unos días para que el acoso por parte de diferentes financieras comenzará”, narró sin ocultar su preocupación.
Además de exigirle el pago inmediato por el supuesto préstamo, Elizabet explicó que comenzaron a marcarle a todos sus contactos, pese a que ella solo dio dos referencias, pero comentó que al bajar la aplicación tuvo que aceptar el acceso a la cámara del celular, a los contactos y hasta a su información bancaria.
“Jamás pensé que una aplicación pudiera tener acceso total a mi teléfono, diariamente me enviaban fotos de mis contactos, señalando que divulgarían mi información por negarme a liquidar un pago que jamás solicité, llegando al grado de amenazarme con difundir fotos explicitas mías en redes sociales”.
Ante el acoso y la desesperación de la situación, Elizabet intentó realizar una denuncia ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) por el mal uso de sus datos personales, aunque la ayuda no fue como ella esperaba.
Crónica acompañó a la joven en todo momento para dar seguimiento a su caso; a pesar del constante acoso y amenazas, esto no fue suficiente para los responsables de la fiscalía capitalina, quienes al escuchar su caso se limitaron a contestar: “Tiene que pasar a los módulos jurídicos (correspondientes) para que revisen tu caso y se pueda alzar la denuncia”.
Luego de más de una hora de espera, un abogado, que no quiso identificarse, le comentó a la joven que, aunque él era abogado de homicidios, la podía asesorar.
“Más o menos me comentaron su caso, que lástima lo que ha tenido que pasar, le recomiendo que vaya al Ministerio Público de su alcaldía en donde le darán una mejor atención”, le señaló.
“¿Pero aquí no me pueden ayudar?”, preguntó la joven con angustia y desanimada.
“Con gusto podemos levantar su denuncia, pero mira, va a tardar como 2 horas y aparte aquí la vamos a tener que canalizar en su alcaldía y eso tarda 15 días, por qué mejor no va a su casa”, le señaló el abogado.
Decepcionada, Elizabeth se retiró de la sede para dirigirse a la fiscalía de investigación en donde los resultados fueron los mismos.
Una vez en el inmueble se enfrentó a otro obstáculo, y es que el personal de seguridad ni siquiera le permitió el acceso al señalarle que necesitaba un oficio o la denuncia para pudieran atender su caso, pero justo en ese momento comenzó a recibir mensajes de los acosadores, por lo que desesperada mostró la evidencia a los oficiales de la Fiscalía de Investigación quienes solo se limitaron a contestar: “Sin oficio no podemos hacer nada”.
Tras las negativas Elizabet decidió ir al Ministerio Público de su alcaldía en donde sólo pudo levantar una denuncia.
Con el celular hackeado y con cientos de amenazas, la joven no ha logrado obtener justicia, ya que las intimidaciones no cesan, por lo que la joven ha quedado desprotegida y sin ningún lugar a donde acudir.
La joven ahora tendrá que esperar al menos 15 días para que le den una solución a su caso, mientras tanto tendrá que vivir con la angustia de saber si sus fotos y contenido será difundido.
De acuerdo con la Condusef, estas aplicaciones (Magic Credits, Yumi Cash, Cash Cash y Cash Box), son algunas de las que ofrecen préstamos de manera engañosa y además, acceden a la información del celular.
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