La prohibición del fentanilo para su uso farmacéutico afectaría los tratamientos y cuidados paliativos, ya que se requeriría de una serie de cambios para usar otros fármacos, que en ese caso, podrían resultar igual de problemáticos en términos de adicciones, algunos de ellos más caros y sin el alto nivel de potencia de este opiáceo 50 veces más potente que la morfina utilizada como analgésico en el dolor intenso, advirtió el doctor Camilo Ríos Castañeda, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El académico del Departamento de Sistemas Biológicos de la Unidad Xochimilco, estableció que esta prohibición también podría abrir la puerta al mercado negro para su uso terapéutico.
El profesor Ríos Castañeda sostuvo que hay que diferenciar dos tipos de fentanilo: el que se produce y distribuye en forma ilegal y es responsable de miles de muertes en Estados Unidos, y el farmacéutico, que cuenta con un permiso de autoridades sanitarias para su uso.
En el caso de la industria farmacéutica, dijo, se utiliza desde la década de 1970 del siglo pasado, y al tratarse de un medicamento restringido, ello significa que no cualquier especialista puede prescribirlo; existe un control estricto en su producción, distribución y almacenamiento, así como en su uso para el dolor asociado a ciertos tipos de cáncer, o bien los anestesiólogos para inducir anestesia o posterior a la cirugía para prevenir el malestar”.
Su uso no es indiscriminado y en general se aplica en periodos cortos, ya que si se emplea de manera prolongada puede llevar a la adicción “o a lo que llamamos en farmacología, la tolerancia, es decir, conforme una medicina de este tipo se usa cada vez por más tiempo, el paciente requerirá dosis más altas para lograr el mismo efecto, en este caso, analgésico”.
Ante tal situación, el académico sentenció que es de suma importancia, que la investigación científica para encontrar la mejor opción si es que se quiere sustituirlo y buscar el desarrollo de combinaciones de medicamentos que permitan demostrar su seguridad y eficacia.
Cabe mencionar que el fentanilo es un fármaco cuyo efecto se da en unos receptores llamados opioides; dicho compuesto fue sintetizado por una compañía estadounidense para su uso en pacientes fundamentalmente con dolor de moderado a agudo y esa es la indicación terapéutica actual, indicó.
En Estados Unidos se calculan 3.8 millones de prescripciones de este opiáceo por año, mientras que en México se dan 43,933 recetas, de las cuales 49 por ciento fue por morfina, siete por ciento por tapentadol, siete por ciento por oxicodona, siete por ciento por metadona, 29 por ciento por fentanilo y uno por ciento por otros.
Es necesario, puntualizó, que se separe bien, el consumo legal del mercado negro en el que este agonista es peligroso al ser fabricado en laboratorios clandestinos, sin una inspección de calidad ni de la obtención o purificación del compuesto y con frecuencia está contaminado con distintos productos haciéndolo más tóxico.
Para el doctor en Ciencias con especialidad en Farmacología, es fundamental diseñar mayores restricciones a la importación de precursores en la síntesis de fentanilo para evitar que en México o inclusive en Estados Unidos se lleve a cabo la síntesis de éste y otros compuestos de la misma familia de opiáceos.
“También tener una mayor vigilancia de las importaciones para evitar que se desvíe para usos ilegales, lo cual aparentemente sí está ocurriendo y, por otro lado, un control más estricto para que no sea reportado que algún lote esté caduco y pueda llegar a los usuarios”.
Asimismo, mencionó que en Estados Unidos recientemente hubo prohibición parcial en el empleo de esta sustancia y hay gente que también apoya su veto en el área farmacéutica. “La realidad es que no sabemos si eso va a solucionar el problema o lo tornará inclusive más grave, por lo que es esencial promover la investigación científica; los especialistas del país debemos ver cuál es la posibilidad de crear combinaciones de medicamentos”.
Subrayó que un modo seguro de suplir el fentanilo a futuro sería buscar dichas composiciones para hacer más potente el efecto analgésico sin volver más adictivo al producto, lo cual resulta una tarea de indagación pendiente.
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