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La verificación vehicular ha servido en diferentes ciudades del país para detener (o revertir en alguna medida) la contaminación del aire. En Guadalajara nadie duda de que es necesaria, pero durante los últimos meses y en la etapa electoral, la verificación cayó en una suerte de impasse que la ha tornado menos efectiva.
En efecto, los centros de verificación que antes lucían con hileras de autos en espera, ahora suelen estar vacíos. No es que la verificación se descarte como medida de contención a la contaminación del aire, pero en las campañas Morena impulsó la idea de eliminarla, algo a lo que se opuso el gobierno de Enrique Alfaro, toda vez que es la parte central de los programas contra la contaminación. Si bien Guadalajara continúa teniendo zonas industriales compactas, aledañas a las zonas de habitación, los automotores son los principales emisores de partículas al ambiente y de allí la negativa a eliminarla.
Esta semana, el Instituto de Derecho Ambiental, una organización civil tapatía, relanzará el tema toda vez que ha promovido amparos para que las autoridades responsables de la verificación, particularmente la secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial, garanticen que la flota de vehículos privados y públicos pasen por esta revisión y, en caso de no hacerlo, sean detectados y sancionados.
Las medidas legales del Instituto intentan terminar con el impasse y regresar a la etapa donde todos los vehículos que circulan en el Área Metropolitana de Guadalajara realmente eran sometidos a esta revisión, llamada localmente Verificación Responsable.
Por lo pronto, este miércoles se anunciarán los avances en juzgados para lograr el reforzamiento de la verificación.
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