Cada año las fiestas navideñas, no sólo en México, sino también en Estados Unidos y Canadá, llevan un toque mágico de Tlalpujahua, Michoacán, pero de manera muy especial del pueblo de San Isidro, una recóndita comunidad de 856 habitantes desde donde salen las esferas que adornan los millones de árboles y hogares durante Navidad y Año Nuevo.
El toque especial y dedicación que en cada artesanía impregnan los lugareños a sus trabajos lleva sólo su sello, más no el crédito y reconocimiento por su trabajo, toda vez que quienes les compran sus productos para exportarlos y ofertarlos a un precio tres o cuatro veces mayor, los adquieren a precios subvaluados (por debajo de su justo valor).
Los habitantes de esta localidad se han dedicado por décadas a la artesanía, y es que tradicionalmente y por enseñanza de generación en generación han trabajado la cantera, el vidrio soplado y la minería, lo que en combinación ha quedado plasmado en infinidad de obras de arte elaborada con su imaginación y creatividad.
Don José tiene 70 años y recibió a Crónica en su casa y posteriormente es su taller, donde con una explicación sencilla detalló el proceso que lleva la elaboración de las esferas navideñas, una artesanía tradicional y típica que año con año adorna millones de hogares durante las fiestas decembrinas.
El taller es modesto, con paredes formadas por troncos de árboles, el piso es de tierra y el techo lo cubren unas lonas a punto de caer. En este humilde y acogedor espacio don José y su esposa todos los días y durante varias horas se entregan a la creación de sus esferas, pues saben que el toque mágico que impriman a cada una llevará un pedacito de la dedicación y cariño que les dedican.
Este experimentado artesano michoacano no oculta que le gustaría que su taller estuviera en mejores condiciones, con paredes de ladrillo y techo de concreto, y es que teme que el día menos pensado pueda derrumbarse y con ello perder el único sustento de su familia.
Don José dice que en cada jornada pasa muchas horas sentado soplando el vidrio, al que le va dando la forma de esfera y una vez que quedan listas, su esposa Abigay Cruz sigue con el proceso del adornado y la decoración.
El taller que da trabajo a cientos de artesanos de la comunidad es conocido como “Pancho Mora” y se encuentra en el centro de Tlalpujahua, donde se entregan los productos ya terminados. Los responsables de este sitio compran a los lugareños en 40 pesos la docena de esferas, un precio muy por debajo del costo real y justo, y es que el comprador lo exporta a Estados Unidos y Canadá a un precio mayor, ya que lo ofertan en dólares, cuadruplicando el precio por cada una de las esferas.
“Pancho Mora es el que nos da trabajo a varios tallercitos de afuera, a mí me paga una miseria y los dueños lo cobran en dólares. ¡Uy! nos paga bien barato la docena, como a 40 pesos, y es que sabemos que una esfera de las que terminamos la venden a 3 dólares (Más de 60 pesos)”, dijo Don José.
Mientras reflexionaba sobre su trabajo, Don José recordó sus inicios en este gratificante oficio. “Yo empecé a los 14 años, antes había una fábrica que se llamaba ‘Adornos Navideños’ y a mis 15 años aprendí a hacer el soplado de vidrio, después investigué por mi cuenta como se plateaba y preparaba la pintura para el terminado y textura”, comentó.
-¿Usted no ha intentado exportar sus esferas? Se le pregunta a Don José
“No, es muy difícil, me hace falta el recurso, los contactos, todo el dinero y el municipio no ayuda, porque son egoístas, ellos solo gobiernan el municipio para enriquecerse y sacar su dinero, ellos no miran a la gente que de verdad lo necesita”, responde Don José, quien a pesar de que no se les da el crédito por su trabajo siente una enorme gratificación de que en millones de hogares su trabajo lleva un cachito del cariño que le han impregnado a sus artesanías.
-¿Cuánto tiempo se tarda en hacer una esfera?
“Dependiendo la figura, por ejemplo, de la manzana saco 100 al día y casi no la comercializo y pues no nos damos abasto, necesito sopladores, pintores y decoradores, todo eso lo hacemos mi esposa y yo”.
Don José y su familia no son los únicos que trabajan de forma tradicional la elaboración de esferas navideñas, ya que son más familias en San Isidro las que deben ingeniárselas para sacar adelante el sustento económico.
El municipio de Tlalpujahua, a la que llaman tierra de la eterna navidad, se le cuelgan los trofeos por estas artesanías, y es que hay muchos lugareños que fabrican las esferas, pero los talleres grandes contratan a muchos sin darles el crédito.
“De esto vivimos, de la artesanía y no es justo que nuestro trabajo no sea reconocido, solo les ayudan los que tienen mayor prestigio, pero nosotros como artesanos tradicionales no nos ayudan en nada, todos los gastos los solventamos nosotros mismos”, subrayó don José.
Copyright © 2021 La Crónica de Hoy .