El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal advirtió que la tragedia de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde al menos 40 personas han perdido la vida a causa del incendio en una estación migratoria, “podría replicarse”, si no se asume con seriedad, responsabilidad y transparencia nuestra condición de país de tránsito en materia de migración.
Por ello demandó aplicar los protocolos internacionales en materia de migración a fin de evitar otra tragedia como la que se registró hace unos días en el centro de detención del Instituto Nacional de Migración.
“Existen protocolos, fondos y experiencias internacionales que debemos aceptar y aplicar a la brevedad. De otra manera, la diáspora podría terminar en granada”, advirtió el líder de la mayoría legislativa en el Senado.
Monreal aseguró que nuestra vecindad con Estados Unidos, el mayor país de destino de las migraciones internacionales, ya “nos empieza a pasar la factura de esta diáspora migratoria”.
Dijo que México está en el epicentro de los cambios migratorios, pues de ser un expulsor de trabajadores migrantes, en plena etapa del Tratado de Libre Comercio, pasamos a tener también desplazamientos internos de connacionales, por la violencia y la sequía.
No obstante el zacatecano explicó que en la actualidad ya somos un país de transmigrantes o migrantes en tránsito: centroamericanos, sudamericanos, caribeños y asiáticos.
Señaló que la miseria, la violencia, el cambio climático y las desigualdades de todo género son los modernos jinetes del apocalipsis que acicatean la diáspora migratoria contemporánea.
Según la estimación más reciente de la Organización Internacional para las Migraciones, en 2020 había en el mundo aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales, una cifra equivalente al 3.6 por ciento de la población mundial.
China, India y México son los países que más personas migrantes han registrado en las últimas dos décadas. Sin embargo, “globalmente, el número estimado de migrantes internacionales ha aumentado en las últimas cinco décadas.
El total estimado de 281 millones de personas que vivían en un país distinto de su país natal en 2020 es superior en 128 millones a la cifra de 1990 y triplica con creces la de 1970”.
Monreal dijo que no hay que cerrar las puertas a las personas transmigrantes, pero tampoco abandonarlas a su suerte una vez que están en territorio nacional.
Recordó que la migración es consustancial al desarrollo y a la evolución de la humanidad. “Lo ha demostrado la historia, lo tiene probado la ciencia y lo asumieron las religiones monoteístas como un ejercicio estoico de valentía y dignidad, en busca de la tierra prometida”, dijo
Sin embargo—agregó--, la migración asociada a la globalización económica neoliberal del último medio siglo tiene rasgos, resortes y motivaciones de otra índole, pues adopta la forma de una expulsión obligada y no de una migración voluntaria.
“Es una expoliación y no una redención; y puede concluir en el exterminio en vez de en un renacimiento”, alertó
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