En lo que toca al día en el que los ciudadanos acuden a las urnas, la legislación electoral mexicana es restrictiva respecto a las actividades proseletistas. No se vale realizar propaganda a favor o en contra de los candidatos o partidos políticos.
El día de la votación, al menos en teoría, está precedido de una “veda” destinada a que el votante no reciba más propaganda de las diferentes opciones entre las que deberá elegir.
También en teoría, esto implica que el votante llega a la urna con la decisión meditada y tomada de antemano.
Las restricciones incluyen también la organización de votantes por parte de un partido o sus simpatizantes para ir a votar en grupo. En efecto, rentar una camioneta y llenarla con simpatizantes de nuestro partido preferido es también una acción que nuestra legislación no permite.
En las elecciones más recientes, acusaciones de proselitismo a pie de casilla suelen aparecer, aunque sin que llegue a constituir un problema generalizado a lo largo del territorio. Se trata de casos aislados.
Los organismos electorales nacionales y estatales difunden este tipo de restricciones a efecto de que la población esté informada, evite caer en acciones contra la ley al momento de votar, pero también para que esté más informada y no se convierta en víctima de quien quiere sacar ventaja en la contienda electoral.
A la par, diferentes organizaciones civiles hacen su propia labor de difusión sobre la legislación. Un caso destacado es UNE México, instancia que ha desarrollado el denominado Manual Ciudadano, destinado a enseñar cómo usar la boleta electoral, es decir, cómo puede señalarse a nuestro candidato o partido favorito y estar seguro de que nuestro tachado no generará dudas al momento de ser contado. Incluso explica con mucha sencillez que cuando hay clara intención de votar por un candidato, una boleta valdrá aunque se tachen los símbolos de dos o más partidos de una misma coalicón •
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