La agencia calificadora Moody’s ha decidido mantener la calificación de la deuda soberana de México a largo plazo en moneda extranjera en Baa2, dos niveles por encima del grado de especulación. Sin embargo, lo que ha captado la atención es su ajuste en la perspectiva, que pasa de estable a negativa, lo que podría anticipar una posible rebaja en la calificación si los riesgos señalados por la agencia se materializan.
Este cambio en la perspectiva, aunque no implica una rebaja inmediata, responde a una serie de preocupaciones sobre la estabilidad económica del país. Según Moody’s, uno de los principales factores que influyó en esta decisión fue el temor a un debilitamiento institucional que podría afectar el clima de negocios y, en consecuencia, los resultados económicos. La agencia expresó su preocupación por posibles rigideces en el gasto público y desafíos en la consolidación fiscal, lo que podría impactar negativamente el desempeño económico a mediano y largo plazo.
A pesar de que México mantiene el grado de inversión con todas las agencias calificadoras, el ajuste de la perspectiva a negativa refleja un análisis precautorio en medio de un escenario incierto. La agencia precisó que no tuvo acceso a información clave sobre el Presupuesto de 2025 y la política fiscal del gobierno, lo que limita la precisión de su evaluación. Este vacío de información puede haber influido en la decisión de Moody’s de adoptar una postura más cautelosa.
El cambio en la perspectiva también puede estar vinculado a un entorno político y económico en el que algunos analistas perciben riesgos de cambio institucional que afecten la confianza de los inversionistas y el desarrollo de políticas públicas coherentes. Este tipo de incertidumbre es particularmente relevante en un contexto global de creciente volatilidad económica.
A pesar de esta perspectiva negativa, México sigue siendo considerado un actor con una posición crediticia sólida en los mercados internacionales. La agencia resalta la resiliencia de la economía mexicana, que se sustenta en una estructura económica diversificada, políticas fiscales prudentes y un sistema bancario robusto. Además, la llegada de nuevas inversiones, especialmente debido a la reubicación de empresas por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, sigue siendo un factor positivo para la economía mexicana.
Sin embargo, el cambio en la perspectiva de Moody’s subraya la importancia de que el gobierno mexicano logre consolidar una estrategia fiscal más efectiva y mantener la estabilidad institucional para mitigar los riesgos que hoy aparecen en el horizonte. El monitoreo de los próximos pasos fiscales y políticos del país será clave para determinar si la calificación de México puede mantener su nivel actual o si, por el contrario, se verá afectada en los próximos meses.