China es hoy el referente de crecimiento económico, pero suele pensarse que sólo se ha basado en la apuesta por las exportaciones. En los primeros años del despegue económico chino esto era incierto, pero hoy el gobierno del gigante asiático, formalmente comunista aunque en la práctica amante del capitalismo salvaje, busca consolidar su mercado interno. Es lógico que así suceda, pues se trata de un país con 1.4 billones de personas (potenciales consumidores).
Un cierto paralelismo ha aparecido en un documento de propósitos de la Presidencia de la República hecho público durante las mañaneras de este año, aunque probablemente no debidamente valorado. En él se establece un propósito para que en el 2030, en decir, en el margen del presente sexenio, México apueste igualmente por el mercado interno para consolidar su economía y dar los pasos en los que ha tropezado una y otra vez durante décadas.
Se trata del anuncio económico de mayor calado durante 2024.
Vayamos por partes.
Primero, México tiene actualmente 130 millones de habitantes, una décima parte de la población de China. El valor de su economía (1.4 billones de dólares anuales) es equiparable a la de Texas, lo que no debe subestimarse, pues coloca a México entre el doceavo y treceavo lugares en el volumen de su economía a escala mundial. Algo, en verdad, nada despreciable sí tenemos el tamaño de un solo estado norteamericano, pero cualquier economía del mundo querría contar con Texas a su interior y convertirlo en uno de sus pincipales motores.
Segundo, pasar del 12 al 10 representa un reto enorme porque México, desde 1994 a la fecha, una y otra vez, ha fallado al intertarlo.
Tercero (y aquí está la peculiaridad del nuevo intento por alcanzar el Top Ten), el propósito de la actual administración apunta a una de las causas estructurales del problema, no se enfoca sólo en el volumen (en donde hay buena diversificación, una serie de enlaces comerciales internacionales muy interesantes y estabilidad financiera), sino que prioriza la atención del gran talón de aquiles nacional: la pésima distribución del ingreso. Ricos increíblemente ricos, una clase media con muchas duficultades en el día a día y un cumulo de pobreza excesivo.
Si por volumen económico estamos en la posición 12 mundial, al pensar en el PIB percápita, la posición de México se va por encima de la posición 30 y el asunto va peor cuando se evalúa la equidad.
En el documento presidencial denominado Plan México, Estrategia Nacional de Industrialización y Prosperidad Compartida, la Meta 1 de la actual administración es “estar en el Top 10 de Economías”, a lo que añade el fortalecimiento del mercado interno y la participación de México en la economía mundial.
La meta 2, muy específica, es de 100 mil millones de dólares anuales de Inversión Extranjera Directa, es decir, el triple de lo que registramos actualmente. Pero este crecimiento en inversión está sujeto a la conducción gubernamental para elegir, desde ahora, y priorizar las inversiones que empujen el “desarrollo de vocaciones regionales en los polos de bienestar y corredores industriales”, así como “crear empleos bien remunerados en sectores de manufactura especializada e innovación”.
Esto recuerda nuevamente a China, país que luego del impresionante proceso de industrialización, vive un reacomodo social semejante al que vivieron Japón y Corea del Sur en su momento. El porcentaje de chinos que se incorporan a la clase media y la de buenos ingresos crece constantemente y representará 500 millones justo en 2030.
A su escala, México pretende lo mismo, de acuerdo con la Estrategia Nacional de Industrialización y Properidad Compartida.
Es importante señalar que hay una apuesta regional implícita. El documento, concebido esencialmente antes de que Trump comenzara su nueva andanada de improperios contra México, podría no desagradar al próximo presidente estadunidense si le echase un ojo. China no se menciona, pero es claramente una fuerza económica que se pretende mitigar.
Los postulados dirigidos tácitamente al poderoso país asiático en el documento:
“Trabajo con empresas importadoras para el desarrollo de proveeduría local y regional con la homologación de aranceles con Norteamérica”.
Inicio de trabajos tripartitas (empresas, universidades y gobierno) para proyectos en torno a fabricar autos eléctricos nacionales, centros de datos, drones, satélites, medicamentos biogenéricos, entre otros, todo a partir de la investigación e industria nacionales.
Asimismo, textiles, calzado, mobiliaro y juguetes fabricados en territorio nacional que tengan 50 por ciento de proveduría y consumo nacional.
El enlace entre mercado interno (más mexicanos con capacidad de compra a partir de ingresos mejor repartidos) y una suerte de nueva industrialización mexicana es uno de los hilos conductores tácitos del documento.
Durante el sexenio anterior, se cancelaron las Zonas Económicas Especiales planteadas por Peña Nieto a imagen y semajanza de lo hecho en China. Las zonas especiales, incrustadas ahora en “corredores industriales” y “polos de bienestar”, regresarán.
El documento expresa que estas zonas deben tener al menos condiciones reglamentarias semejantes a las que vivirá el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Y las condiciones del corredor deben ser excelentes para competir con el Canal de Panamá, lo que incluye forzosamente condiciones favorables en lo fiscal, aduanal y reglamentación laboral; pero en la versión dada por el documento, lo atractivo no puede generarse a través de trabajos mal remunerados.
Con una mirada indulgente, el Inegi ha llegado a situar en 39 por ciento el volumen de la clase media mexicana; sin embargo, el nivel de ingresos en el hogar para conceder estadísticamente ese estatus, está lejos de propiciar un detonante de consumo en el mercado interno.
Para cumplir el propósito económico más relevante del gobierno actual, ese volumen deberá aumentar con mayores ingresos en el ámbito de cada hogar clasemediero.
La apuesta para dar el par de pasos y entrar en el Top Ten, por tanto, tendría que darse aumentando el valor global de la economía mexicana, pero también generando un proceso de reactivación de la movilidad social que (también de 1994 a la fecha) se ha visto sumamente vulnerado y que, en buena medida, explica los resultados electorales de 2018 y 2024.
El documento plantea el propósito económico y los proyectos que resultarán claves en su logro. La apuesta 4T-Sheinbaum, de la mano de Altagracia Gómez en lo que se refiere a esta nueva industrialización mexicana, comienza a delinearse con mayor claridad (continuará).