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“Si se imponen aranceles altos (como pretende Estados Unidos a autos fabricados en México), tendremos que estar listos y quizá podemos trasladar la producción de estos modelos a otro lugar. Si esa fuera la decisión, pensaríamos en cómo hacerlo una realidad mientras monitorizamos la situación”, comunicó en conferencia Makoto Uchida, presidente y CEO de Nissan.
Este anunció se registra al presentar la automotriz nipona los últimos resultados financieros de la empresa automotriz, donde el beneficio neto se desplomó un 98.4 por ciento entre abril y diciembre, primeros nueve meses del ejercicio fiscal de la compañía, que vaticina para la totalidad del año sus primeras pérdidas en cuatro años.
Nissan dejó entrever que de concretarse los gravámenes que anunció el presidente de EU, Donald Trump, para autos fabricados en México, se llevarían su producción a otra parte, sin especificar lugar, para evitar el impuesto del 25 por ciento para autos fabricados fuera de Estados Unidos.
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Nissan exporta desde México 320 mil vehículos anuales a Estados Unidos, lo que de aplicarse el arancel afectaría en los beneficios por cada unidad vendida al vecino país. Makoto Uchida subrayó que a EU “exportamos un gran volumen, así que, si hay aranceles altos, tendrá graves implicaciones en nuestro negocio”, aseguró, al dejar abierta la posibilidad de dejar de producir sus autos en territorio nacional.
El CEO de Nissan al retomar los resultados financieros de la empresa automotriz, destacó que tienen sobre la mesa un plan de una anunciada reestructuración, que incluye un recorte de la producción global en torno al 20 por ciento, especialmente en China, donde la alta competitividad de las firmas locales le está causando estragos.
De acuerdo con el titular de la empresa automotriz japonesa, el plan de reestructuración contemplaría el despido de 9 mil empleados, lo que había anunciado a finales del 2024 y que ahora detalló que afectarán a tres plantas, con una reducción de la plantilla en Tailandia y un ajuste de los turnos en sus plantas estadounidenses de Smyrna y Cantón, que afectarán a 6 mil 500 personas entre los ejercicios de 2025 y 2026.
Asimismo, se planea recortar a 2 mil 500 empleados indirectos mediante la racionalización de las operaciones, la reducción de contrataciones y la aceleración de los programas de desvinculación voluntaria, como jubilaciones anticipadas.