Gasolineros, pobladores, consumidores industriales y empresarios denuncian un problema de abastecimiento de diesel en varias zonas del sureste, región del país que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador prometió impulsar y en la que construyó algunas de sus obras insignia, las cuales han sufrido retraso y causado afectación en la ciudadanía debido a la falta de infraestructura en la Península mexicana.
El sureste es la región del país más castigada en cifras de Terminales de Abastecimiento y Despacho (TAD) de Petróleos Mexicanos, lo que ha derivado en que Quintana Roo sea el estado con el precio más alto de diésel en el país con un costo promedio de 26.78 pesos por litro, de acuerdo con datos del mes de julio de la Comisión Reguladora de Energía.
Pemex tiene un total de 73 TADs a lo largo del país, el sureste cuenta con una en Villahermosa, Tabasco; otra en Campeche; dos más en Yucatán, una en Mérida y otra en Progreso, dejando a Quintana Roo, estado que según el último censo del Inegi tiene 1.8 millones de pobladores, como el único del país sin contar con una terminal de abastecimiento y despacho.
Gasolineros, consumidores y empresarios exhibieron que en los últimos dos días, Pemex nuevamente limitó el reparto de diesel en la terminal de Mérida, asegurando que se debía a la falta de mantenimiento en los remolques del Puerto de Progreso, y a la dificultad para el atraque de los buques, lo que les ocasiona pérdidas millonarias y retraso en entregas y obras.
Las terminales más cercanas a Quintana Roo también deben priorizar el abastecimiento de las hidroeléctricas en Valladolid y Mérida de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), las cuales funcionan con diesel, debido a la falta de infraestructura para los ductos de gas natural.
La falta de infraestructura causa que todo el combustible de Pemex que se suministra desde Cancún hasta Chetumal, no sólo para obras como el Tren Maya, sino para el uso general, debe llevarse desde estados aledaños, lo que provoca un incremento en los precios del diesel.
Además, las terminales de Pemex del sureste tampoco tienen el abastecimiento suficiente para la zona, como las de Mérida y Progreso, cuyo número de barriles diarios se queda corto ante la demanda. Y la opción de ir hasta Campeche por el combustible, además de los costos del traslado, incrementa el precio del diesel en 30 centavos por litro.
Otros de los estados cercanos son Tabasco y el sur de Veracruz, cuyas carreteras, además de estar en mal estado, son inseguras y algunas de ellas están controladas por el crimen organizado, quienes extorsionan y cobran derecho de piso a los transportistas. Muchas vías del sureste han sido afectadas por las mismas obras del gobierno federal.
"Imagínense, tenemos que rehabilitar todos los tramos de carreteras afectados por los movimientos de materiales de construcción para la edificación, para la realización del Tren Maya, nada más en la numeralia van a ser en total 6 millones de metros cúbicos de balasto, movidos desde los Tuxtla hasta la Península”, dijo el presidente López Obrador el 12 de enero en su conferencia matutina al anunciar los planes para el cierre de su administración.
A la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, López Obrador ya le pasó el “encargo”, el pasado 20 de julio, en la presentación del balance económico de desarrollo industrial, de continuar con la transformación del sureste.
“No saben qué inteligente es la propuesta de la presidenta electa, nada más que no se vaya a quedar otra vez olvidado el sureste”, dijo.
El plan de impulsar al sureste del país debe ser complementado con una adecuada infraestructura para surtir de combustible y movilizar recursos y personas a lo largo de una de las zonas turísticas más populares, sino, corre el riesgo de representar más problemas que soluciones.
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