Hoy necesitamos considerar más opciones además de estudiar una carrera profesional, porque se puede ganar más dinero de un emprendimiento que de una licenciatura profesional, expresa a Crónica Ana Cecilia Bravo Vega.
Biologa de profesión por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Emprendedora, fundadora y propietaria de “La Oveja” donde comercializa cocteles sin alcohol, expresa que estar empleado ya no es solución.
“Cuando terminé mi carrera decidí continuar con mi emprendimiento porque el trabajo formal no cumple con mis expectativas de vida; siempre te lo pintan bonito: sueldo seguro, prestaciones, pero la realidad es otra”, relata Ana Cecilia.
Nos recibe en su departamento, donde en un contexto de orden y pulcritud muestra cómo funciona su negocio, que inició como un hobby.
Detalla que luego de dos cursos que tomó en los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES) del Gobierno de la Ciudad de México, uno de fotografía y otro de gastronomía y coctelería, sus maestras la exhortaron a emprender para que no se quedara solo en un pasatiempo.
Ella acató la guía de sus profesoras y al emprender generó recursos que utilizó para rentar un departamento más cerca de la UNAM y poder solventar los gastos de su carrera, pues se trasladaba diariamente de Tláhuac a Ciudad Universitaria.
Recuerda que cuando terminó sus estudios quiso emplearse como Maestra de Educación Pública y no econtró ninguna oportunidad como bióloga; luego buscó en la Educación Privada, y le ofrecieron impartir clases de computación y robótica, nada que ver con su profesión.
Ana Cecilia es ayudada en el emprendimiento por su Novio y socio, Elías, y por su Mamá; con ella reparte las utilidades a partes iguales, después de gastos; así su madre se autoemplea para activarse profesionalmente y generarse recursos.
Expresa que primero pensó en el nombre “La Oveja Negra” para su emprendimiento pero en los PILARES le sugirieron un nombre, logotipo y colorimetría más congruentes con su mercado y consumidor ideal, para los innovadores cocteles que produce.
Mientras nos relata su historia, Elías prepara con su toque secreto y una singular agilidad tres cocteles: “Piñada”, “Píña Colada” y “Naranjada”; el conocimiento de bilogía que posee Ana Cecilia le permite crear combinaciones únicas de sabor y añadidos artísticos como la escarcha con Chamoy, Miguelito, piquín y ajonjolí.
Tiene muy claro a quién le vende, aprendió que para tener éxito de venta necesita tener claro quién es su cliente ideal.
El negocio sucede en la Alcaldía Tláhuac, sábados y domingos, en la casa de su mama; “abrimos el portón e instalamos la mesa de servicio, colocamos los ingredientes para la producción del día y listo”, detalla.
Explica que para educar ambientalmente a su clientela, sirven los cocteles en recipientes con forma de barril, foco y tarro gigante; de esta forma promociona a que la gente conserve su vaso y en su próxima compra obtenga un descuento, una idea que le surgió desde su mentalidad de biologa.
Sus metas para 2024 son implementar las bebidas Frappé con temáticas de “pelón-pelo rico”, “chamoy”, entre otras innovaciones, para llegar a un mercado más joven; además, estar en un local fijo con mesas instaladas y una imagen ambiental profesional.
“Empléate” le mejoró
Ana Cecilia recuerda con emoción que en una feria de emprendimiento de PILARES “Evangelina Corona” conoció “Empléate”, del programa “Fomento al Trabajo Digno” que impulsa la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo de la Ciudad de México.
Este subprograma entrega 10 mil pesos, para la adquisición de mobiliario, maquinaria, equipo, herramienta y materia prima, indispensables para los procesos productivos o de servicios de un emprendimiento.
“Mi Maestra Yunuel me platicó que la Secretaría abriría un programa para emprendedores y cooperativas, ella nos ayudó a cumplir con los requisitos, nos acompañó paso a paso en todo el proceso, nos motivó a seguir adelante”, relata.
¿Cuanto tiempo pasó hasta que obtuvo el beneficio?, se le pregunta.
Dice que todo fue “muy rápido, a pesar de que creí que tardaría mucho, en 3 meses me entregaron una tarjeta de Scotiabank con 10 mil pesos en ella, que usamos para comprar dos shakers, pues usábamos uno prestado, una hielera, mesa, sillas, insumos y un carrito para trasladar las cosas, nos ayudó a mejorar”.
Aunque no le gustan mucho las redes sociales, Ana Cecilia también está aprendiendo a que su negocio viva en el mundo digital, a través de su muro en Instagram y el cobro con dispositivos electrónicos para aceptar pago con tarjeta y transferencia.
Explica que ya con mayores elementos y equipo, La Oveja también asiste a eventos privados, cotiza su servicio de coctelería de acuerdo con el número de consumos que serán preparados, y sabe que el mínimo es para 50 personas.
Durante el transcurso de la conversación con el reportero, Elías y ella trabajan coordinadamente, alegres en equipo, conocen que una preparación coctelera debe emplear máximo 3 minutos, o el cliente de desepera.
Así como también saben que solo a través de su emprendimiento pueden decidir cuanto dinero ganar, sus horarios de trabajo, estar juntos, y planear un desarrollo profesional, personal y de negocios, “que el empleo tradicional no da”.
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