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En el escenario de La Teatrería están colocados estratégicamente unas escaleras, una silla y una mesa con dos vasos con agua. Mónica Dionne recibe un sobre sellado, dentro se encuentra la historia ideada por el iraní Nassim Soleimanpour. La actriz no la conoce, la descubre a la par del público, el cual es sorprendido una y otra vez.
“Es la única obra que conozco hasta ahorita en el mundo que el actor y espectador van descubriendo las palabras que el autor ya conoce. Pero ni el espectador ni el actor saben a qué van. Se vuelve ir de la mano, literal, juntos en este camino descubriendo las impresiones, las sensaciones y las imágenes que te va dando el autor.
“Me parece como un experimento, justo como dice el autor, padrísimo. Ahora la quiero venir a ver para saber cómo lo vives como espectador. Me irán cayendo veintes de qué pasó después”, cuenta Dionne después de su función a Crónica en su camerino. La intérprete acepta su gusto por abrazar esta oportunidad como ya hicieron Víctor Trujillo o Daniel Giménez Cacho.
“No estaba nerviosa antes, porque no sabía de qué se tenía que estar nerviosa. Llegando aquí estaba sudando, nerviosa, todo mal, pero ya cuando estuve en el escenario, me siento tan cómoda, me gusta tanto estar ahí, que sólo estuve nerviosa cuando estaba abriendo el sobre, pero en cuanto saqué el texto y empecé, me relajé”, comparte la actriz.
Conejo Blanco, Conejo Rojo nació de la necesidad de Soleimanpour por viajar a través de su texto a lugares inimaginables para él, como lo es la CDMX. Ante la prohibición de su gobierno por abandonar Irán, debido a su rechazo de realizar el servicio militar obligatorio, el autor encontró con este reto mayúsculo para los actores otra forma de recorrer el mundo.
Al montaje, el cual requiere de toda la experiencia actoral de quien acepta protagonizar la pieza se unirán Iván Sánchez (diciembre 5), Dolores Heredia (diciembre 8) y Héctor Suárez (diciembre 15).
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