Cultura

“Ahorita, el diminutivo más utilizado en Ciudad de México”

LENGUAJE. Pedro Martín Butragueño señala que otros utilizados son: un poquito, bonito/bonita; chiquito/chiquita; abuelito/abuelita…/ Su uso revela una notoria estratificación, agrega.

El economista español Juan Torres López
El economista español Juan Torres López El economista español Juan Torres López (La Crónica de Hoy)

“Ahorita”, el diminutivo más utilizado en la Ciudad de México, seguido por bonito/bonita, chiquito/chiquita, un poquito, abuelito/abuelita, señorita, y poquito/poquita. A su vez, estas siete formas representan el 51.2% de todos los diminutivos utilizados en esta zona. No obstante, su uso revela también una notoria estratificación, explicó el doctor en filología española Pedro Martín Butragueño.

“¿Qué grupos favorecen más el diminutivo? Por sexo, quienes los usan más son las mujeres; por edades, es claro que a más edad más diminutivos; por el grado de estudios, se emplean más cuantos menos estudios se tienen; con los ingresos, hay más diminutivos con las menores ganancias; por actividad, son más comunes entre los trabajadores que en otros grupos; y aparecen más cuando la relación con el entrevistador es escasa”.

Durante la conferencia Apreciativos en Ciudad de México. El caso de ito/a, enmarcada en el Ciclo de Lecturas estatutarias de la Academia Mexicana de la Lengua, Martín Butragueño afirmó que el diminutivo más común en México es el “ito”, pero que éste pertenece a una clase más amplia de recursos que sirven para que opinemos sobre el tamaño y la importancia de las cosas, así como para expresar el afecto que nos sugiere un objeto o un concepto: los apreciativos.

“Además de otros diminutivos como chiquito, tenemos aumentativos como muchachona, adjetivos como abuelita, atenuativos como viejecito y despectivos como casucha. Las funciones que desempeñan los apreciativos son muy variadas y es que malón no es muy malo, sino medio malo; pelón no es un pelo muy grande, sino alguien que no tiene pelo y si bien montón viene de montes, según el diccionario de la lengua española, no parece que podemos definirlo como monte grande, medio monte o que no tiene monte”.

Según una investigación de todos los apreciativos en ito presentes en 108 entrevistas procedentes del corpus sociolingüístico de la CDMX, coordinada por Yolanda Lastra y Martín Butragueño, existen 57 palabras en las que se acumula el 70% de los diminutivos, encabezado por las formas: ahora, bueno, chico, un poco, abuelo, señor, poco, solo, viejo, tanto y rato.

“Otra prueba de lo mal que está repartida la riqueza apreciativa en el léxico es que sólo siete palabras -entre ellas una locución- suman más de la mitad de los 5 mil ejemplos fichados en total. Se trata de: ahorita, bonito/ bonita; chavito/ chavita; un poquito; abuelito/ abuelita; señorita; poquito/ poquita. Si alguien decidiera controlar nada más esas siete formas, reduciría sus diminutivos a la mitad”.

Por otro lado, añadió, podría pensarse que muchas palabras aparecen siempre apreciadas en el español de México, “pero también esta suposición es errada”. En la investigación mencionada, la palabra chaparrito sí aparece un 100% respecto a chaparro, que no figura, pero igualito aparece sólo un 2.5% respecto a igual; adelantito 4.4% respecto a adelante; y tantito 6.4 respecto a tanto.

No obstante, explicó, existen diferencias entre las redes de personas que fueron entrevistadas en distintos puntos de la ciudad. Hay quien nunca incluye un solo diminutivo y quien suma 200 en una hora de grabación.

“Las personas que atesoran más apreciación son dos informantes en concreto, entre los cuales destacan las mujeres, las personas de mayor edad y las de menor nivel de estudios. Cada persona tiene su propia historia. Es verdad que el uso de apreciaciones tiene una dimensión cultural y un reflejo discursivo. Sin embargo, la desigual presencia en el léxico y en la sociedad, da que pensar acerca de la hipótesis cultural y de su eco en el español mexicano”.

Por lo que habría que cuestionarse: “¿cabe entonces decir que las diminutivización es un rasgo de la CDMX y del país?, o ¿es un más bien un proceso propio de algunos individuos, cuyos hábitos arrastran la cifra del conjunto y contribuyen a formar un prototipo sociolingüístico? Y si ¿esta cultura verbal es un locus compartido o un conjunto de estereotipos y lugares comunes?”.

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