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Caída de 9 mil mdp en inversión publicitaria

La Cofepris se convirtió en un obstáculo para el abastecimiento medico y poco tiene que ver con la crisis del COVID-19

Caída de 9 mil mdp en inversión publicitaria

Caída de 9 mil mdp en inversión publicitaria

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Querido amigo lector, como hemos venido conversando en las últimas semanas, el sector comunicación y en específico me refiero el publicitario y comercial, ha venido atravesando por una situación muy complicada que llevará en este 2020 a una caída pronosticada en sus inversiones superior a los 9 mil millones de pesos lo que de manera definitiva no abona en lo absoluto a revertir el atraso que se ha generado por lo menos de dos décadas y media a la fecha.

Pero por si no fuera mucho el tema del COVID-19 y su consecuente caída en materia económica, la materia publicitaria y en especial las empresas anunciantes, tienen que atravesar por el tortuguismo y la falta de iniciativa y/o preparación de algunas dependencias para poder llevar a cabo sus labores de imagen y comercialización.

Me refiero a la Cofepris, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, que preside José Alonso Novelo Baeza y quien se comprometiera hace algunos meses ante el senado a limpiar de toda corrupción a esa dependencia siendo un área de farmacovigilancia y asegurando que la Cofepris reencausaría su función primordial de proteger a la población contra los riesgos sanitarios, debido a que durante mucho tiempo funcionó como una agencia facilitadora de la industria y de intereses económicos. En dicha ponencia ante los legisladores, Novelo destacó que: “Nuestro organismos se olvidó de cumplir su papel regulador de la industria y de la búsqueda del bienestar de los mexicanos. Recogimos una Cofepris obesa, que tenía atribuciones que no le correspondían. A los industriales farmacéuticos les ofreció establecer un suelo parejo, que no se privilegie a pequeños grupos de poder, y que den certidumbre a la inversión”.

El funcionario federal señaló como un peligro la venta de medicamentos pirata, los denominados corsarios. Los fármacos piratas, recalcó, son aquellos que sin permiso se venden en diferentes puntos y carecen de registro.

Pues bien, resulta que esta dependencia ya tiene graves atrasos y molestias por parte de asociaciones como la Canifarma, Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica, que reúne a las principales laboratorios e instituciones con gran impacto en la industria farmacéutica; y como con Afamela, la Asociación de Fabricantes de Medicamentos de Libre Acceso, es decir, aquellos que no requieren de receta médica y que también reúne a muy importantes empresas y marcas.

El caso es que con los recientes eventos de contingencia de salud, la Cofepris decidió enviar a gran parte de su personal a home office, si se puede decir, ya que con el recorte federal toda esta gente que se fue a trabajar a sus casas no tiene ningún respaldo de trabajo como computadoras personales y sistemas de conexión, lo que más bien equivale a unas vacaciones por temporada de contingencia.

La consecuencia a esta ilógica y muy limitada acción, es que de meses a la fecha, Cofepros no ha autorizado los permisos ni agilizado los procesos para que este sector pueda comercializar, publicitariamente hablando, sus productos, afectando gravemente a la industria publicitaria, a los medios de comunicación y de manera muy especial a las propias marcas y sus productos que se ven imposibilitados de llegar a los respectivos consumidores.

Una muy importante cantidad de productos de carácter médico de acceso directo, así como de alimentos, está frenada, debido a que los registros y permisos de esta dependencia están por el momento sin efecto, lo que tiene amarradas de pies y manos a las empresas, y por ende detenida a una muy importante cadena productiva nacional, ya que recordemos que de las marcas, de su distribución y de sus proveedores en materia de comunicación como mercadotecnia, agencias de publicidad y medios, entre muchas más, dependen millones de empleos que hoy definitivamente se encuentran estancados.

A esta grave situación habrá que agregar que los productos médicos poseen fechas de caducidad y si la propia Cofepris no autoriza sus salidas a mercado, que incluso deben tener por ley una vigencia válida mínima para su consumo, las empresas productoras no sólo no tienen interacción con los consumidores, adicional y muy grave también, tienen problemas para poder sacar a la venta sus productos antes de que se vean imposibilitados a comercializarlos por incumplir con la norma de vigencias interpuesta por quien a su vez, está generando todos los retrasos, es decir la propia Cofepris.

En fin, el COVID-19 está generando lamentables consecuencias, pero habrá que recalcar que la falta de visión y acciones oportunas de algunas dependencias es imputable a su ceguera de corto plazo y no a una pandemia que en nada ataca y limita a la iniciativa y el sentido común.

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