Escenario

Cine de diversidad sexual en los Premios Ariel: Desdén y reivindicación

Muy pocos filmes con temática homosexual han sido reconocidos con los máximos galardones del cine nacional

El beso
El beso El beso (La Crónica de Hoy)

En el nuevo milenio, el cine mexicano de diversidad sexual ha aumentado en su producción más que nunca en su historia, sin embargo, de cara a la entrega 61 de los Premios Ariel que premia el séptimo arte en este país, destaca que muy pocas veces se ha premiado a este tipo de cine, ni siquiera en las últimas décadas, cuando ha sido mayormente galardonado en el mundo.

Para el cine de temática gay éste es un momento histórico importante por la gran diversidad en el contenido y el estilo de las películas, sin embargo, aun cuando México tiene una cultura machista, la presencia de la homosexualidad en el cine mexicano se remonta a décadas atrás. La primera cinta que mostró un personaje así fue La casa del ogro (1938), de Fernando de Fuentes, en la que un personaje gay aparecía sin más pretensión que la de ser el simpático de la película. Los Premios Ariel comenzaron su primera edición en 1946.

Desde entonces no hubo ningún otro personaje, al menos fundamental en alguna película, que mostrara su homosexualidad, sino hasta la década de los años 60, cuando Mauricio Garcés interpretó a un hombre que se hacía pasar por homosexual para entrar en la vida de sus clientas y después seducirlas. Desafortunadamente este simbólico personaje llegó en una década en la que no se entregaron los premios Ariel.

Garcés pudo haber sido el primer nominado con referencia a la diversidad de género, sin embargo el primero fue Eric del Castillo, quien en 1972, justo en la edición en la que volvieron a entregarse los premios, fue nominado a Mejor Actor de Reparto por su trabajo en el western Los marcados (1971), de Alberto Mariscal; aunque el personaje al que da vida es de connotación negativa pues forma parte de una pareja homosexual que llega a atemorizar un pueblo. Eran tiempos en los que se decía que la homosexualidad era una enfermedad sexual.

El primer gran logro en los Ariel para el cine de diversidad sexual llegó de la mano de Arturo Ripstein quien, en El lugar sin límites (1977), presentó a uno de los primeros protagonistas homosexuales y que puede considerarse el primer retrato serio del tema en México, porque devela el conflicto interno del hombre que se siente atraído por un afeminado, pero se verá frustrado por la ley de un grupo al que pertenece. La cinta triunfó como Mejor Película en la edición de 1978, pero además le dio a Roberto Cobo el Ariel al Mejor Actor por su personaje de La Manuela, y a Gonzalo Vega el de Mejor Actor de Reparto por su rol de Pancho.

La primera película mexicana que aborda el tema del lesbianismo es Tres mujeres en la hoguera (1979), de Abel Salazar, la cual gira en torno al encuentro de dos antiguas amantes (Maricruz Olivier y Pilar Pellicer). De este filme vale decir que fue filmada en 1977 pero censurada por orden de Margarita López Portillo. El filme se convirtió en uno de culto y fue desdeñado por los Ariel, sin embargo las Diosas de Plata sí la consideraron con tres nominaciones. En esa decenio otro filme simbólico, Fin de fiesta (1971) tampoco fue tan bien recibido.

En los años 80, Rafael Sánchez Navarro recibió una nominación en 1985 por su trabajo en El otro (1984), en el cual se aborda sutilmente el tema de la diversidad. Por esos años Ripstein también incluyó un personaje homosexual para Ernesto Yáñez como Matilde, sin embargo no tuvo nominación. Ese filme ganó cuatro Ariel.

Además en 1986 se estrenó Casos de alarma 1/SIDA, de Benjamín Escamilla Espinoza, que recibió dos nominaciones al Ariel, incluida la de Mejor Ópera Prima. El filme aborda personajes, uno de ellos homosexual, señalados en la sociedad por padecer el virus.

Sin embargo, el cineasta que abordó frecuentemente el tema en sus películas fue Jaime Humberto Hermosillo, quien en 1985 estrenó Doña Herlinda y su hijo, como la cinta más representativa de la década, acerca de una madre sobreprotectora que sabe que su hijo maduro es gay, pero no deja de presentarle mujeres para casarse. La cinta no fue tan bien vista por la mirada de los académicos y no fue considerada. Hermosillo apenas recibió una nominación por Las apariencias engañan en 1984, un filme de 1978 que fue censurado por años al abordar el tema de la transexualidad.

En los años 90 comenzó a haber una mayor apertura al tema. En un principio destaca que María Novaro también tuvo su aporte en personajes secundarios en Danzón (1991), un filme vencido en Mejor Película por Como agua para chocolate; también desde la perspectiva del sida, está Bienvenido-Welcome (1994), de Gabriel Retes, que recibió 13 nominaciones y ganó seis, pero ninguna de las principales.

La película que venció al filme de Retes fue El callejón de los milagros (1994), de Jorge Fons, en la que hay tres historias entrecruzadas, una de ellas es la de Don Rutilio (Ernesto Gómez Cruz) el típico machista mexicano que ya cerca de la tercera edad descubre que es gay, así que corteja a un empleado de una tienda de ropa. El filme ganó 11 premios, incluido el de Mejor Película.

Un año después llegó el filme Dulces compañías, de Óscar Plancarte; fue nominada  a ocho premios, incluida Mejor Película. Si bien el filme no es tan popular entre la galería de cintas con temática gay, sí incluía a un personaje simbólico por el cual Ramiro Huerta (el personaje gay) fue nominado a Mejor Actor junto a su compañero de elenco Roberto Cobo.

Un año más tarde, Cilantro y perejil (1995), en la edición de 1996, ganó el premio principal en una historia que incluye personajes homosexuales. Luego en 1998, El evangelio de las maravillas, de Arturo Ripstein obtuvo 10 nominaciones por su aclamada farsa en la que también toca el tema de la diversidad sexual. También en Crónica de un desayuno, con escenas que abordan la homofobia, alcanzó a tener nueve nominaciones, pero sólo dos premios.

En el nuevo milenio empezó el revuelo con Y tu mamá también (2001), de Alfonso Cuarón, hablaron del tema de trasfondo con la icónica escena del beso entre Gael García y Diego Luna, sin embargo este filme no fue inscrito a los Ariel debido a que la Academia la mandó a representar a México a los Premios Oscar.

Desde hace 15 años el cineasta Julián Hernández se convirtió en el máximo exponente de las películas de diversidad sexual. Pero su trabajo ha trascendido poco en los premios. El cielo dividido (2006) no recibió ninguna nominación y Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor (2003) ganó tres estatuillas menores, aunque lo nominaron a Mejor Director. Tampoco fue nominado Rabioso sol, rabioso cielo (2009) a pesar de haber formado parte de la Berlinale.

En los premios del 2003, el actor Alberto Estrella fue nominado por su trabajo en eXXXorcismos (2002), de Jaime Humberto Hermosillo, que es un drama erótico sobre la culpa de tener un amor homosexual. En el 2008 la cinta Quemar las naves, sobre la iniciación al amor homosexual recibió sólo un par de nominaciones. Luego en el 2009, Tenoch Huerta fue nominado a Mejor Coactuación Masculina por su papel de El Araña en la cinta Nesio (2008), cuyo personaje tiene una experiencia homosexual con un hombre mayor. 

Uno de los casos más polémicos fue el de La otra familia (2011), de Gustavo Loza, que abrió el debate sobre la adopción de niños por parejas del mismo sexo. A pesar de su buen recibimiento solo fue recibió una nominación para Nailea Norvind.

En la última década se han dado una serie de títulos admirables pero poco valorados por los Ariel: Todo el mundo tiene a alguien menos yo (2013), con temática lésbica recibió cuatro nominaciones pero ninguna para sus actrices; uno de los casos más simbólicos es el de Quebranto (2013), ganador al Mejor Documental en una entrañable historia que evoca la transexualidad, este filme es dirigido por Roberto Fiesco, igualmente destacado representante del cine sobre la diversidad sexual.

Así mismo, exponente importante ha sido Manolo Caro, pero su inclinación al cine comercial parece no entrar en los estándares de la Academia mexicana. No sé si cortarme las venas o dejármelas largas (2013), no recibió ninguna nominación; tampoco Amor de mis amores (2013); y en Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando (2015) y La vida inmoral de la pareja ideal (2016) sólo hubo una mención para cada una a Mejor Coactuación Femenina.

También Cuatro lunas (2014) le dio una nominación a Alonso Echánove a Mejor Coactuación Masculina por su rol de un anciano casado que se enamora de un jovencito. En esa misma edición Carmín tropical, de Rigoberto Perezcano, tan sólo ganó un premio de 10 a los que aspiraba, lo interesante es que fue uno de los filmes más valorados del año; al menos le dio a Luis Alberti una nominación a Mejor Coactuación.

El último caso simbólico se dio el año pasado con el triunfo de Sueño en otro idioma, de Ernesto Contreras, que se llevó seis premios incluido el de Mejor Película y uno de Mejor Actor para Eligio Meléndez.

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